vitoria - Cuatro años después de que ETA decretara el cese definitivo de los atentados, la campaña de las elecciones generales se está desarrollando sin sobresaltos y con normalidad. No obstante, en algunos ámbitos esperaban que la organización hiciera acto de presencia con algún comunicado. No lo ha hecho, pero el diario Gara publicó ayer una entrevista con David Pla, detenido en otoño y considerado como uno de los últimos jefes que le quedaban a ETA. Mientras la organización aún tiene pendiente deshacerse de su arsenal, Pla relata que la organización hizo llegar una carta al lehendakari para reclamarle su implicación en el proceso, y se muestra muy crítico con la actitud de los jeltzales. Desde el Gobierno Vasco precisaron a DNA que la misiva llegó entre septiembre y octubre de 2013, constaba de dos folios y llevaba el sello de ETA, no de ninguno de sus jefes en particular. Las mismas fuentes matizan que el envío de la carta no sería nada extraordinario, sino que la organización acostumbra a recibir a los gobiernos entrantes, ya sean vascos o de Madrid, con una misiva de ese tipo. La que recibió Urkullu dedicaba las tres cuartas partes de su contenido a criticar al Gobierno Vasco por su falta de compromiso, según las fuentes consultadas. Ya en el último párrafo, invitaba al lehendakari a sumarse a un proceso de paz participativo donde estuvieran presentes partidos, agentes sociales y sindicatos. Urkullu la desechó porque no planteaba ninguna oferta concreta y detallada. No respondió al envío.
Que Pla hiciera pública la carta no turbó demasiado al Gobierno Vasco, que no tendría ningún inconveniente en que se hiciera pública. El lehendakari puede moverse con comodidad en ese debate porque, viendo que el Gobierno español no se prestaba a acordar un desarme ordenado con ETA, ofreció una alternativa a la organización que pasaba por desarmarse ante las instituciones vascas. La organización no terminó de aceptarlo. El Ejecutivo vasco le recrimina que haya tratado de salir del paso diluyendo el papel de Lakua en un revoltijo de agentes sin poner plazos ni concreciones en el proceso. El gabinete jeltzale cree que ETA aguarda a las elecciones generales del día 20 para que se produzca un cambio de gobierno o el PP pierda su mayoría absoluta, en la creencia de que así podrá negociar. Desde el Gobierno Vasco, no obstante, opinan que la organización espera en vano porque cada vez es más irrelevante en la política estatal. En cualquier caso, todos sus vaticinios son meras elucubraciones porque no tiene contacto con ETA. Sí se atreven a descartar que vaya a producirse un retorno a la violencia.
El primer y último gesto de desarme se produjo en febrero del pasado año. La presión policial sobre ETA y la vigilancia sobre el equipo de verificadores internacionales han congelado cualquier avance, mientras la organización ha rechazado vías alternativas planteadas por Lakua.