barcelona - Después de que David Fernández, uno de los dirigentes con mayor peso de la CUP, invitara a sus compañeros de filas a prestar dos votos a Artur Mas para que éste pueda ser investido como president, el líder de Convergència ha puesto nuevas concesiones sobre la mesa para que cristalice el pacto antes de que tenga lugar la asamblea del próximo 27 de diciembre donde los anticapitalistas resolverán definitivamente su posicionamiento. Junts pel Sí ofrece veinte medidas sociales entre las que se encuentran la dación en pago o un salario mínimo interprofesional de 1.000 euros, propuestas que en algunos casos están sujetas a la consecución de la soberanía y que, en otros, pondrían en aprietos las finanzas de la Generalitat.
En este contexto, la izquierda radical aboga por grabar las conversaciones de la negociación que mantiene con la coalición que lideró el 27-S en las urnas Raúl Romeva, y que se entregarían a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, para que las custodie, un procedimiento que tiene como objetivo que “después la gente pueda valorar lo que se ha hecho a puerta cerrada”, según el diputado cupero Benet Salellas, aunque pueda parecer en principio que sea fruto de la desconfianza. No en vano, Junts pel Sí, horas después de conocerse esto, negó la mayor y mostró su disposición a que se levante acta de las reuniones pero sin que eso implique registrar lo que uno y otro puedan conversar.
Con la intención de evitar que se repitan las elecciones en marzo, en cuyo caso Mas volvería a ser candidato, Junts pel Sí se compromete a garantizar la total cobertura de alimentación para los niños en riesgo de padecer pobreza infantil, la aplicación de la ley energética, impidiendo el corte de suministro a las familias vulnerables, así como realojar a familias desahuciadas. En el apartado de medidas que requieren nuevos presupuestos se incluye la consideración de una renta mínima de inserción como un “derecho subjetivo”, reducir a la mitad las listas de espera para la primera visita al especialista y las pruebas diagnósticas, y una reducción del 10% en las intervenciones quirúrgicas no graves. Asimismo, dan el visto bueno a abonar la prestación de la dependencia a todas las personas que la tengan reconocida, a contratar más profesores, “tender a cubrir” todas las demandas de plazas de guarderías, recuperar la ley de barrios y “tender a equiparar” el parque público de vivienda con la media europea.
salario mínimo de 1.000 euros En definitiva, un plan de choque social que evita el cheque en blanco para que la CUP preste los dos votos necesarios en un nuevo debate de investidura. En el supuesto de conseguir la Catalunya independiente, se aborda la citada dación en pago, fomentar la economía social y cooperativa, crear un banco público, el salario mínimo interprofesional de 1.000 euros, reinstaurar un impuesto a la banca, crear una policía fiscal, parar el traspaso del canon del agua a empresas mixtas y privadas, primar el autoconsumo de renovables, la retirada del concierto educativo en centros que no son mixtos, y revisar el papel del Govern como acusación en los casos en los que la causa no sea una agresión a Mossos.
Este horizonte llevó ayer a la CUP a celebrar que la negociación con Junts pel Sí se adentra en una “fase resolutiva” que invita al optimismo, aunque, según Salellas, perciben que “hay sectores de CDC que no quieren un acuerdo y apuestan por unas nuevas elecciones”, algo que desde la marca antisistema lo “combatirán”. Los anticapitalistas, que atraviesan una división interna entre las corrientes que quieren investir a Mas, abanderadas por Antonio Baños o David Fernández, y los que apuestan por otro candidato de consenso, sector que encabeza Anna Gabriel y la organización Endavant, han puesto sobre la mesa un calendario de reuniones con el partido del líder de CDC a partir del próximo lunes, tratándose un tema específico en casa sesión, una hoja de ruta con la que se busca llegar al día 25 con el acuerdo cerrado entre ambas formaciones. A juicio de Salellas, “seguramente” la proposición de Fernàndez “será una de las propuestas que se vote” el 27-D.
Ocurre que este plan de choque gravaría aún más unas arcas que ya están bajo mínimos. “No podemos obviar que vivimos una situación económica y de tesorería complicadas por el tema del FLA (Fondo de Liquidez Autonómica) y la problemática de la deuda, que condiciona mucho las cosas”, reconoció Salellas. Por su parte, Toni Comín, representante de Junts pel Sí, añadió que “estamos en el límite de tensionar al máximo las finanzas de la Generalitat. Pero la independencia tiene como finalidad más prioritaria ayudar a la gente que lo pasa peor”. Para el diputado cupero, “la independencia ya no es una opción política. Es la única vía posible de supervivencia con un mínimo de dignidad que tiene la gente de este país. Por eso estamos a favor de tensionar la tesorería”. El republicano Oriol Junqueras, que llevaría las riendas económicas en el hipotético Govern de transición, está seguro de que son medidas “financieramente sostenibles incluso en un contexto complicado”. Un discurso que contrasta con el del conseller Andreu Mas-Colell, que avisó a los anticapitalistas de que no había fondos para costear sus demandas.
forcadell, de ‘vigilanta’ Junqueras aceptó la última demanda de la CUP, que se graben las conversaciones, y lo hizo citando a J.W. Goethe: “Luz, más luz”. Ambas fuerzas destacan que se mantiene un clima muy cordial, y para los radicales, la decisión de que sea Forcadell quien se haga cargo de lo que se diga en las reuniones “tiene mucho más que ver con el alboroto y el ruido que se vive fuera de la mesa de negociación”. Sin embargo, Junts pel Sí no está por la labor y es más partidario de reflejar el contenido de las discusiones en un acta de cada cita que se celebre, textos que deberían ser validados por ambas partes. Este sería, según las fuentes consultadas, un “mecanismo para consolidar lo que ya se ha tratado” en las reuniones y para dejar constancia de lo que plantea cada interlocutor en la negociación.
Con este panorama, la CUP parece dispuesta ahora a tender la mano, o más bien a dar su brazo a torcer tras casi tres meses de impasse sin un president que lidere el proceso soberanista y la moción secesionista anulada de manera unánime por el Tribunal Constitucional, según esta institución, por violar cuatro artículos de la Carta Magna y dos del Estatut catalán. O al menos eso se desprende de las últimas palabras de Salellas a modo de broche: “Artur Mas no es nuestro candidato ni es un candidato de consenso. Pero tenemos claro que vivimos un momento excepcional y quiero ver quién acabará ejerciendo una opción de responsabilidad y quién no”.
catalunya en campaña Entre tanto, al albur de la campaña electoral, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, señaló ayer que lo primero que haría en caso de vencer el próximo 20-D sería telefonear a Mas y retomar las 23 propuestas que trasladó el líder de Convergència a Rajoy porque ve que ahí “hay margen para entenderse”. Por su parte, el presidente español insiste en una reforma constitucional de carácter limitado.