Las campañas electorales son importantes aunque, probablemente, poca gente lo afirmaría ahora, dado el desprestigio de la política y, por ende, del sistema democrático. Presentar honradamente ideas y proyectos para el buen gobierno y el bienestar de la ciudadanía debería ser el único objetivo en las contiendas electorales. Lamentablemente en muchos casos no es así.
En lo que atañe al pueblo vasco nos la jugamos una vez más. Madrid está lejos pero quieren decidir contra lo nuestro (se ponen los pelos de punta al oírles negar nuestros Derechos Históricos o proponer actuaciones contra el Convenio y Concierto económicos, la Disposición Transitoria IV o simplemente contra el Estatuto). Estas elecciones son como un partido doble: nos enfrentamos aquí para jugar allá contra quienes quieren meternos los goles aquí.
España poco tiene que ver con el contexto político de Hegoalde, tal como se vio en el debate a cuatro que tuvieron en Madrid hace unos días PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos. La próxima legislatura intentar españolizarnos y negar nuestros derechos serán el eje de actuación contra quienes damos cero en el medidor de españolidad y no participamos de su amor a la patria una, grande y libre. No estamos en sus debates más que para mal.Y si eso es todo lo que tienen que ofrecernos mejor salimos corriendo.
Todo esto me ha hecho recordar un libro, editado en Catalunya hace unos años, con el gráfico título Jo no soc español (Yo no soy español). Hoy tiene más virtualidad que nunca. La verdad es que, aun queriendo, es imposible tener sentimiento de pertenencia junto a quienes su españolidad les lleva a imponer su España querida con amenazas y fuerza.
El Partido Popular no obtendrá la mayoría absoluta que le ha permitido aplicarnos políticas retrógradas contra los derechos sociales, sexuales y políticos logrados con sacrificio y lucha popular. Ya veremos qué pasa el día 20 de diciembre pero sin pactar tienen difícil gobernar. Lo malo es que el acuerdo con el todavía más ultra y reaccionario Ciudadanos fortalecería un ejercicio político de discurso y hechos peligrosos.
Me gusta el ejemplo de Escocia: el Scottish National Party, logró en las últimas elecciones al Parlamento de Londres 56 de los 59 escaños (en 2010, 6 de los 59). Ahora nos piden el voto; toca, por lo tanto, apoyar en casa.