A cuatro semanas de las elecciones se habla más de las posibles alianzas a las que obliguen los resultados que de los programas con los que concurren los partidos. Hay varias combinaciones que aparecen con más probabilidades según todas las encuestas y la duda estriba en si solo con esas se alcanza una mayoría suficiente o por el contrario habría que incorporar más de dos partidos. A saber: Ciudadanos aparece como socio preferente de PP y de PSOE; PSOE y PP descartan pactar entre ellos, aunque tampoco conviene fiarse de lo que se anuncia en campaña; y luego está la más improbable coalición de la izquierda alrededor del PSOE con Podemos como segundo eje.
Visto desde Euskadi, lo más interesante es que quienes aspiran a gobernar clarifiquen cuál va a ser su posición respecto a la configuración del Estado, con una posible reforma constitucional mediante, y cómo queda el autogobierno vasco en ese horizonte.
Por ejemplo, y no es una cuestión menor, tanto PP como PSOE deberían decir claramente qué precio están dispuestos a pagar para lograr un acuerdo con Ciudadanos si este partido tiene la llave de la gobernabilidad. Resulta que el partido de Albert Rivera es una formación ultra en su concepción de que no hay más nación que la española. A mí no me gusta, pero sobre todo me asusta el coqueteo de los futuros gobernantes con estos nacionalistas españoles.
Pero miren por dónde que un tipo que nunca ha explicado muy bien de qué va su relación con la cosa pública, empezando por el fisco y sus relaciones bolivarianas, ha conseguido que despierte en mí una corriente solidaria hacia Rivera. Lo de Monedero me parece despreciable. Las rayas que tiene que explicar el ideólogo de Podemos son las de su declaración de la renta. Para lo demás, Maduro.
Habitualmente se ha asociado lo más casposo de la marca España a la derecha, pero la izquierda tiene lo suyo. Monedero es una versión izquierdista de la marca España: pensar mucho, hacer lo justo, cobrar a saco, dar el cante lo que puedas, faltar sin mirar a qué y sobre todo, ser un intelectual. Si es de prestigio, aunque sea en Corea del Norte, mucho mejor. Si Monedero fuera el friki de la cosa, aceptaría pulpo como animal de compañía. Lo preocupante es que a Pablo Iglesias le parezca “una broma”. Recuerdo a un pastor hablando de la consejera de medio ambiente navarra -a la sazón Yolanda Barcina- porque defendía las andanzas de la osa Camile por el Roncal: “Claro, como la osa no se ha comido una consejera...”, y ahí lo dejó. Pues eso, camarada Iglesias, como no han dicho que eres tú el que te metes rayas... ancha es Castilla.