singapur - Los presidentes de China y Taiwán, Xi Jinping y Ma Ying-jeou, escribieron ayer una página en la historia de los dos territorios con la primera reunión de este nivel en 66 años tras el final de la guerra civil china en 1949.

La reunión, en el escenario neutral de un hotel de lujo de Singapur, tuvo como principales resultados promesas de desarrollo futuro de las relaciones si no hay una declaración de independencia en Taiwán, y dentro del respeto al llamado “consenso de 1992”. Esta ambigua fórmula, que permite a ambas partes decir que pertenecen a China pero se reservan el derecho a definirla a su manera, “ha hecho posible el diálogo y ha logrado frutos notables”, aseguró Ma en una rueda de prensa posterior.

La reunión, que se estuvo preparando durante dos años hasta que fue anunciada por sorpresa en la medianoche del pasado martes, transcurrió con una escenografía cuidadosamente planificada, en un ambiente muy cordial y con ambos líderes dirigiéndose entre sí como “señor” a fin de evitar el uso de la palabra “presidente” y sus implicaciones legales.

Las palabras de Xi antes de la reunión a puerta cerrada se centraron en la herencia común (presentando a ambos lados como “hermanos”), el respeto al consenso de 1992 y el rechazo a la independencia taiwanesa. “Hoy damos un paso histórico”, afirmó Xi, quien dijo que “somos responsables ante la Historia y debemos tomar decisiones sabias”.

Ma presentó cinco puntos para consolidar el desarrollo pacífico de las relaciones y colocó al principio el consenso de 1992 y el rechazo a la independencia formal, que constituyeron los principales puntos en común de esta cumbre.

La reunión llega dos meses antes de las elecciones presidenciales y legislativas en Taiwán, en las que la líder del independentista Partido Democrático Progresista (PDP), Tsai Ing-wen, es la gran favorita para suceder a Ma Ying-jeou. - Efe