es norma de cortesía institucional conceder a gobiernos recién constituidos los primeros cien días de gracia. Suele ser, por supuesto, un plazo convencional y no literal, cuyo sentido es comprobar cómo se van perfilando las líneas maestras por las que transcurrirá su mandato. Cien días en los que la oposición, por su parte, toma posiciones tras observar cómo y hacia dónde apunta la futura acción de gobierno.
Esos cien días de gracia, ese plazo de cortesía, no se ha concedido en Nafarroa al Gobierno presidido por Uxue Barkos. ¿Cien días? Ni siquiera una semana de respiro fue la cortesía de los desplazados por el Gobierno del cambio. Ya antes de su constitución se abrieron todos los frentes, comenzando por la inclusión de EH Bildu en el bloque del cambio y terminando por el acuerdo programático entre las cuatro formaciones. Cayó pedregada política y mediática por la propuesta de María José Beaumont como futura consejera de Interior. Se cuestionaron todos y cada uno de los pasos que el nuevo Ejecutivo iba dando, en un despliegue inusitado de embestidas vomitadas desde el despecho de los desalojados del Régimen clientelar de UPN y voceadas en primera página y despliegue tipográfico por su medio afín y en otros tiempos hegemónico.
A los cien días de andadura del Gobierno del cambio, UPN y PP, que han mangoneado la Comunidad Foral durante cinco lustros, se han atrincherado en su crítica unidireccional, de brocha gorda, apelando a las tripas del antivasquismo más casposo que desde el partido fundado por Jesús Aizpun ha tratado por todos los medios de borrar todo rastro identitario vasco en Nafarroa.
Decisiones de puro sentido común y de estricta justicia han encendido las iras del navarrismo más cateto, que acusa al Gobierno de Uxue Barkos de dedicarse únicamente a cuestiones identitarias, desatendiendo los “problemas reales” de la sociedad navarra. Por supuesto, en ese punto se olvidan también del lamentable estado en que el Gobierno de Barcina dejó a la Comunidad Foral.
En verdad, la fobia antivasca del sector hasta ahora dominante en Nafarroa debería examinarse desde la pura patología. No puede ser normal el escándalo que han originado en ámbitos políticos y mediáticos de la derecha navarrera decisiones tan razonables, tan habituales en una sociedad madura, como la normalización de las relaciones con comunidades vecinas como son la CAV y Aquitania. Es enfermizo y sectario haber mantenido durante lustros en condición de pirata a la emisora Euskalerria Irratia, desobedeciendo las reiteradas decisiones judiciales, y escandalizarse ahora por habérsele concedido licencia de radio. Raya la aberración mental haber impedido hasta el empecinamiento la captación por TDT de los cuatro canales de ETB y echarse ahora las manos a la cabeza por la decisión del nuevo Gobierno para facilitar su sintonización.
Por estas decisiones de simple sentido común, por tener en cuenta y despejar el camino a esas obviedades sociológicas, la derechona navarrera clama al cielo voceando cómo ellos tenían razón, y que claro que venían los vascos.
A pesar de esta obsesionada denuncia de exclusiva iniciativa identitaria por parte del Gobierno del cambio, conviene en justicia dejar patente, negro sobre blanco, cuáles son los pasos que en estos cien primeros días ha venido dando el equipo liderado por Uxue Barkos en aspectos que nada tienen que ver con las reivindicaciones identitarias:
-Derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en la Sanidad pública y apuesta por la educación sexual.
-Gratuidad de la vacuna del neumococo para los recién nacidos a partir del 1 de enero de 2016, que ahorrará 300 euros por familia.
-Reforma fiscal para garantizar un sistema más progresivo y equitativo, muy similar a la que plantea el PSOE, lo que deja en un absurdo las críticas del PSN.
-Construcción del nuevo colegio público en Sarriguren, demanda prioritaria de uno de los núcleos urbanos más importantes de la comarca de Pamplona.
-Aumento de un 10% del importe de las ayudas para estudiantes con necesidad económica grave.
-Ayudas contra la exclusión social: 40.700 euros para cubrir necesidades alimentarias de personas en exclusión social, y 16 millones para las familias en riesgo de exclusión social.
-Apuesta decidida por Europa y el desarrollo económico: Presencia en el Ecofin, Euro Región, relaciones con Aquitania, reapertura de la oficina de Nafarroa en Bruselas.
-Defensa del autogobierno y del Convenio ante los ataques de Madrid.
-Defensa de los servicios públicos y apoyo al funcionariado: Devolución de la extra, aumento del 1% del salario, aumento del número de plazas en la oferta pública de empleo en salud, educación y bomberos del próximo año.
-Transparencia y gestión: Renuncia al coche oficial, supresión del complemento retributivo que sustituyó a las dietas de la CAN, publicación de la declaración de bienes y patrimonio, limitación en las retribuciones de los gerentes de las empresas públicas.
-Apuesta por I+D+i.
-Compromiso por la convivencia y apoyo a las víctimas con una nueva dirección general de Paz y Convivencia
-Nueva Dirección General de Igualdad.
Todo ello, nada menos, en estos cien primeros días.