Bilbao - El pasado jueves la líder del PSE, Idoia Mendia, interpretó el término “nación foral” como un nuevo concepto para recoger las aspiraciones nacionalistas, “otro disfraz lingüístico”, el último “hallazgo” de Iñigo Urkullu, le dijo al lehendakari durante el pleno de política general. No le gustó, pero sus críticas fueron más bien contenidas. Sin embargo, solo fueron necesarias unas pocas horas para que el PSE esgrimiera un lenguaje de lo más bronco para descalificar lo que considera un concepto “patético”, una “broma de mal gusto sin encaje legal”.

Quien sacó ayer la artillería pesada fue el portavoz parlamentario del PSE, José Antonio Pastor, que cubrió de descalificaciones el término nación foral acuñado el jueves por el lehendakari con el que resumió su apuesta de recurrir a los derechos históricos de los territorios vascos, reconocidos en la Constitución y el Estatuto, como base para una modificación del estatus político de Euskadi.

La retahíla de descalificaciones por parte de Pastor es larga: se trataría de un concepto “hueco”, un “palabro” inventado por Urkullu que más bien parece “una frase de Mortadelo y Filemón”. Aun más: que el modo en el que ha actuado el lehendakari en este asunto es “una broma de mal gusto”, y que ha optado por “inventarse una palabra propia del Romanticismo del siglo XIX” para sostener su proyecto político. “Es patético”, resumió. El dirigente socialista anunció que su partido pedirá explicaciones sobre los planes del PNV y del Gobierno vasco sobre esta materia en la ponencia de autogobierno del Parlamento.

Según anunció, los socialistas reclamarán que el Ejecutivo vasco “aclare la ruta y el puerto de llegada” de su proyecto para la reforma del sistema de autogobierno de Euskadi. Pastor reclamó que el último año de la legislatura vasca “no se desperdicie entre soflamas nacionalistas y programas propagandísticos sin contenido”. Por ese motivo, el portavoz parlamentario volvió a marcar distancias con el PNV, con el que el PSE mantiene acuerdos en el Parlamento y gobierna en coalición en las diputaciones y en un número importante de ayuntamientos, para anunciar que “seguirá poniendo deberes al lehendakari”, sobre todo para luchar contra la crisis económica y el desempleo.

adjetivo y sustantivo Tampoco le gusta el concepto de nación foral al PP, aunque por diferentes motivos: no cuestiona el adjetivo foral pero sí el sustantivo de nación. Ya en el propio pleno del jueves la presidenta del partido en la CAV, Arantza Quiroga, renegaba de la expresión acuñada por el lehendakari, pero ayer el vicesecretario general de los populares vascos, Javier de Andrés, opinó que vincular nación con foralismo es “imposible” y auguró “muy poco éxito” para el término “nación foral”. De Andrés sostuvo ayer en una rueda de prensa que el término nación está vinculado a la ideología nacionalista mientras que el sistema foral es mucho más antiguo y está más ligado a los vascos.

“Casar el foralismo con la nación es un artificio” porque “no se puede mezclar foralidad, que significa vinculación entre los territorios vascos y el conjunto de España, con la idea de nación, que lo que representa es la separación de Euskadi del resto de España”. Opinó por lo tanto que el nuevo concepto empleado por el lehendakari “no va a calar en la sociedad”, salvo que pueda interpretarse como “una Euskadi floral”, que es la imagen de Euskadi que, a su juicio, dibujó Urkullu en su discurso del jueves, una imagen de que “todo es bello, hermoso y poético”, de acuerdo con una perspectiva nacionalista.

También criticó el discurso del lehendakari, aunque desde otra perspectiva, el sindicato ELA. En un comunicado señaló que su propuesta de un nuevo estatus “concede al Estado el veto a cualquier avance”. Respecto al concepto de nación foral, para ELA “el problema no reside en los términos, sino en constatar que el Estado carece de voluntad, y que esto es definitivo”. “Ni siquiera se constata la crisis del autogobierno; tampoco se es concluyente sobre la fase de involución que vive el Estado en todos los órdenes, confiando el avance del autogobierno a la misma transversalidad en la que fracasó el intento del último estatuto político”, manifestó.

La central también censuró la vertiente económica del discurso del lehendakari, al que acusó de presentar Euskadi como una “Arcadia feliz que no existe, ya que en realidad aumentan las desigualdades sociales”.

Por su lado, el parlamentario del PNV Iñigo Iturrate aclaró que el concepto de nación foral “no es nuevo”, sino que supone “una nueva figura” de los conceptos y proyectos defendidos por la formación jeltzale, que recoge el reconocimiento de “la identidad nacional” del País Vasco y “la bilateralidad” en las relaciones Euskadi-Estado. Añadió que Urkullu quiso plantear “los graves problemas” que, en su opinión, conlleva la apuesta de algunas formaciones políticas, en alusión a los socialistas, por “fundamentar la renovación de nuestro autogobierno en una posible modificación de la Constitución”.