estambul - El debate ayer en el Parlamento turco sobre la creciente violencia en el país y la responsabilidad de la ruptura de las negociaciones con la guerrilla kurda del PKK ha evidenciado la división existente sobre las causas del fracaso de ese proceso de paz tras más de dos años de tregua. En el Pleno, convocado por el principal partido de la oposición, el socialdemócrata CHP, para analizar el doble frente militar, contra el PKK y contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el que se ha embarcado el Gobierno, aún en funciones, fue criticado el Ejecutivo por su tolerancia con ese movimiento que proclamó un califato en partes de Irak y Siria.

En un ambiente turbulento y con duros cruces de acusaciones entre los cuatro partidos parlamentarios, fue rechazada una moción del CHP para crear una comisión de investigación sobre los actos terroristas de las últimas semanas, que han motivado la doble ofensiva militar.

El pasado día 20, un terrorista suicida vinculado al Estado Islámico asesinó a 32 personas, la mayoría activistas de izquierda que planeaban llevar ayuda humanitaria a los kurdos de Siria. El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que responsabiliza del atentado a una confusa alianza entre el Gobierno turco y el EI, reaccionó asesinando a agentes de policía y desencadenando una dura respuesta de Ankara con el bombardeo aéreo de bases yihadistas y, sobre todo, de la guerrilla kurda.

La iniciativa parlamentaria del CHP recibió el apoyo del HDP, el partido de la izquierda prokurda, al que el Gobierno acusa de mantener “vínculos inorgánicos” con el PKK y que en las elecciones de junio logró entrar en el Parlamento por primera vez como partido. Sin embargo, la propuesta fue rechazada con los votos del islamista AKP, en el poder desde 2002 pero que perdió la mayoría absoluta, y de los ultranacionalistas del MHP.

El portavoz del Gobierno, Bülent Arinç, defendió los pasos dados durante el proceso de paz iniciado en 2013 y aseguró que el “punto de ruptura” fueron los enfrentamientos armados entre activistas kurdos de izquierda, cercanos al PKK, e islamistas radicales que dejaron varias decenas de muertos en octubre pasado. El Gobierno responsabiliza al PKK de la escalada de la tensión y le acusa de no haber cumplido su promesa de retirar todas sus fuerzas de suelo turco.

Los diputados del HDP acusaron al AKP de estar dispuesto a “llenar todo el país de cadáveres” para recuperar la mayoría absoluta y argumentaron que la escalada de violencia ha sido planeada como reacción al resultado electoral del pasado junio. El HDP, que ha ganado votantes entre los turcos de izquierdas, más allá del tradicional apoyo de la comunidad kurda, ha pedido tanto a guerrilla como al Ejército un alto el fuego y volver a la mesa de negociación. Como condiciones para ello pone crear una comisión parlamentaria y levantar el aislamiento de Abdullah Öcalan, el fundador del PKK que cumple cadena perpetúa desde 1999.

el peligro del EI El CHP, por su parte, dedicó su discurso a subrayar el peligro que el Estado Islámico supone para Turquía y a denunciar lo que cree ha sido una pasividad del Gobierno durante los últimos dos años frente a esta amenaza. Desde el CHP se aseguró que unos 10.000 ciudadanos turcos “han acudido a la guerra o han realizado actividades logísticas” para el Estado Islámico ante la inacción del Ejecutivo.

“Si ahora ustedes están deteniendo a tantas personas, ¿por qué no las han detenido antes?”, preguntó el diputado Levent Gök, en referencia a la amplia operación policial que arrancó el viernes pasado y en la fueron arrestadas 1.302 personas, algunos yihadistas y la mayoría acusados de simpatizar con el PKK.

Tras un primer ataque aéreo de cazas turcos el viernes y otro el sábado, Ankara no ha vuelto a informar de acciones contra las posiciones del Estado Islámico, mientras sí continúan a diario incursiones contra los refugios del PKK en el norte de Irak.

También se suceden los ataques de la guerrilla kurda en las provincias del sureste, donde han muerto 5 miembros de las fuerzas de seguridad desde el sábado, cuando el PKK declaró formalmente roto el alto el fuego proclamado en marzo de 2013.

Además de sabotear un gasoducto y un oleoducto y de quemar maquinaria de obras públicas, los guerrilleros han secuestrado a dos policías que viajaban con sus familias y han atacado varios convoyes militares, comisarías y complejos de viviendas policiales. - Efe