leioa - Lleva solo cinco meses al frente de Podemos en Euskadi, un partido en construcción que irrumpió como tercera fuerza en número de votos en las pasadas forales. Apenas le ha dado tiempo de disfrutar del éxito de obtener veinte junteros cuando Roberto Uriarte está ya enfrascado en las elecciones generales, aquellas en las que Podemos se ha propuesto “asaltar” La Moncloa. No son los únicos deberes de verano que tiene encima de la mesa, hay más: intentar consolidar un partido cuya estructura y organización es muy débil, y donde ni siquiera trabaja ningún liberado, engrasar su relación con la dirección de Pablo Iglesias, y encauzar los muchos y variados problemas internos derivados de ser un partido tan “abierto”. Una tarea que le pilla cerrando el curso en la Facultad de Ciencias Sociales y la Comunicación de la UPV/EHU, donde imparte Derecho Constitucional, dedicación que no piensa abandonar. “La política es algo circunstancial y ser profesor me gusta demasiado”, confiesa durante el transcurso de la entrevista a DNA en el campus de Leioa.
Confesó que Podemos necesitará uno o dos años de aterrizaje en las instituciones para formarse opinión sobre asuntos concretos. Una confesión de un partido que aspira al poder poco alentadora para los votantes, ¿no?
-No es eso lo que dije. No podemos esperar para decidir, estamos decidiendo día a día y no nos abstenemos. Lo que digo es que tener opiniones muy específicas sobre temas muy locales, por ejemplo sobre el sistema de incineración más conveniente en Gipuzkoa, es algo para lo que te da mucha más solvencia tener unos años más de experiencia institucional y lo puedes plasmar mejor en un programa electoral. Es simplemente constatar una limitación que tenemos. Eso no implica que tengamos indefinición programática o voluntad abstencionista. Dentro de un par de años de trabajar en el día a día de las instituciones, vamos a estar mucho más consolidados programáticamente.
Su partido dice que quiere condicionar con otras fuerzas de izquierdas el gobierno foral de Araba y que en Gipuzkoa está más cerca de Xabier Olano que de Markel Olano. ¿Es una declaración de intenciones que preludia pactos con EH Bildu?
-Ya hemos dicho que nos resulta muy difícil hacer pactos globales con todas las fuerzas mayoritarias y nos resulta muy fácil hacer pactos específicos con cualquiera de ellas, porque tenemos un papel de centralidad en el tablero político vasco, un papel trasversal entre fuerzas nacionalistas vascas y nacionalistas españolas. Es muy difícil en el caso de los acuerdos globales porque el diagnóstico que hacemos de la realidad difiere mucho de las demás fuerzas. En el caso de EH Bildu, también.
¿En dónde ha quedado la condición que puso Pablo Iglesias en mayo, en plena campaña electoral, de pactar con EH Bildu solo “bajo la premisa de la condena del terrorismo”?
-Pablo Iglesias mantiene a día de hoy lo que ya dijo. No que no pueda haber ningún pacto con EH Bildu, sino que tenemos distancias importantes con ellos y se podrían limar mucho con la condena de la violencia de ETA. En mi opinión, ha sucedido un hecho histórico y es que Bildu por primera vez en la historia ha condenado la violencia de ETA a exigencia de Podemos de Navarra. Creo que nuestro partido puede hacer una labor importante para impulsar a que Bildu dé los pasos que le exige la sociedad vasca, porque todavía le falta audacia.
El lehendakari ve posible pactar también con Podemos el derecho a decidir. ¿Cómo lo ve usted?
-Tenemos muy claro cómo deben abordarse las relaciones identitarias y de convivencia. Si se plantea algún tipo de proceso en este sentido, Podemos va a apoyar el ejercicio a decidir con tres condiciones: la no utilización política cortoplacista de las decisiones, inclusividad al máximo o, lo que es lo mismo, que no sean decisiones fáciles para solo una parte de la población, y en tercer lugar unos procedimientos extremadamente democráticos y respetuosos, también con la voluntad de las minorías y y de las personas afectadas.
Aunque su partido no forma parte de la ponencia de autogobierno, ¿cómo le suena la música de la propuesta del PNV de un nuevo estatus basado en la bilateralidad con el Estado y que institucionalice el derecho a decidir?
-Solo respondemos a propuestas formales y por ahora nadie se ha dirigido a Podemos para que participe en ningún proceso, tampoco el lehendakari Urkullu. Estamos dispuestos a escuchar a quien sea, sobre este u otros temas.
Juan Carlos Monedero criticó duramente al PSE por llegar a acuerdos con el PNV “para ocupar espacios de poder”. Da la impresión de que Podemos lee los pactos entre partido únicamente como un ejercicio de intercambio de cromos.
-Digamos que ahí hay un malentendido que me gustaría aclarar. Probablemente yo no me haya explicado bien porque hay mucha gente que considera que el secretario general de Podemos en Euskadi es antipactos y esto no es así. No soy una persona al que le guste el conflicto. En principio los pactos no son malos, ni con el PNV ni con Bildu ni con nadie. Cuando digo que no me gustan los pactos de intercambio de cromos, no quiero decir que todos los pactos lo sean, pueden tener altura de miras y un previo acercamiento en el diagnóstico de la realidad y en las soluciones a aplicar. Solo digo que algunos lo son y son esos los que no me gustan.
¿En el caso concreto de PNV y PSE?
-En este caso la actitud con la que se acerca el PSE es un poco vergonzante y subalterna, y sí que creo que tiene algo de intercambio de cromos. Dentro de que soy un novato en política, creo que hay una tendencia a hacer pactos que son más bien intercambio de cromos, porque cuando nuestro partido se ha acercado a hablar con el PNV o EH Bildu no ha recibido ninguna propuesta programática. Me ha dado la sensación de que están acostumbrados a que se pongan sobre la mesa las parcelas de poder que corresponden a cada uno. Como nosotros no pedimos ninguna concejalía ni departamentos forales de no sé qué, las conversaciones no siguieron. Fue una cosa un poco extraña. Me hace pensar que nosotros estamos un poco fuera de juego y que el juego no consiste en pactos sobre cómo mejorar la realidad.
Rajoy afirma que si Podemos gana las generales va a llevar a España al corralito, como en Grecia.
-Por una parte, hay una identificación relativa entre Podemos y Syriza, que se trata de un frente de partido mucho más convencional que nosotros. Y, por la otra, creo que los árboles no nos deben impedir ver el bosque. Estamos asistiendo al final de un ciclo, de la época Merkel y del austericidio en Europa. El resto, los movimientos entre la troika y Grecia son circunstanciales. Y España no tiene ningún peligro de entrar en el corralito porque la troika no tiene capacidad de chantajear a la quinta economía de Europa. No hay paralelismo posible y lo que se ve es una estrategia de Mariano Rajoy de aprovechar para sacar votos aun perjudicando la situación geopolítica de España en Europa.
¿La situación de Grecia restará votos a Podemos en las próximas elecciones?
-No lo creo. La voluntad decidida de un pueblo soberano imponiéndose sobre la dictadura del fundamentalismo de los mercados es un enorme triunfo. Más bien puede ser un acicate para que en las próximas elecciones se apoyen en Podemos personas que no quieren someterse a la dictadura del capital especulador.