Tras la victorial del ‘no’ todas las miradas se dirigen ahora a Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) será clave en las próximas horas, y es que el futuro del euro está en juego. El consejo de gobierno del banco central se reinirán hoy con la obsesión de no mancharse las manos metiéndose en política. Pero la decisión es eminentemente política: cortar el grifo o incluso mantener congeladas las líneas de liquidez de emergencia podría suponer el fin del sistema bancario griego, que dispone de menos de 1.000 millones -según la patronal bancaria- en efectivo a pesar del corralito de la última semana, con 60 euros por persona como límite diario. Si eso ocurre, a Draghi no le será fácil evitar que esa decisión se interprete como un castigo político.
La clara vicroria del ‘no’ complica la posición del BCE. El reciente impago al FMI, el fin del segundo rescate y, sobre todo, las pobres perspectivas de un acuerdo, pese a lo repetido una y otra vez por el Gobierno de Atenas, pueden inclinar la balanza en favor de los halcones -la facción más ortodoxa, liderada por el Bundesbank-, que quieren cortar por lo sano con la banca griega desde hace meses. “Lo único que importa”, dijo el viernes el vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, “son las posibilidades de acuerdo”. Con un ‘no’, esas posibilidades caen a plomo.
Mientras, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, anoche mismo se puso manos a la obra y tras conocer los primeros sondeos del referéndum perfiló una contraoferta helena de carácter urgente, según confirmaron fuentes del Gobierno griego a Reuters.
El Gobierno griego tiene intención de actuar con la máxima rapidez. Varufakis se reunió anoche con la Asociación Nacional de Bancos griegos y puso en marcha un primer contacto con las autoridades europeas. Las líneas maestras de la estrategia griega se apoyarán en dos pilares: el informe del Fondo Monetario Internacional que reconoce que la deuda griega es insostenible y un nuevo mandato para Atenas, amparado en la voluntad del pueblo griego. “Nuestros acreedores deben enterarse de que la realidad ha cambiado”, declaró uno de los principales negociadores griegos, Euclid Tsakalotos en comentarios recogidos por la cadena británica Sky News.
Aumento del Techo de ELA El Gobierno griego también anunció a través de un portavoz que el Banco de Grecia pedirá una ampliación del límite de la línea de asistencia de liquidez de emergencia (ELA) por parte del Banco Central Europeo. Esta línea es la que permite tener liquidez a la banca privada griega.
De momento, Grecia tiene claro que no tiene intención de imponer una moneda paralela, desmintiendo categóricamente las declaraciones del presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, emitidas ayer por una emisora alemana, según Tsakalotos. “No hay razón para no incrementar la liquidez”, afirmó el portavoz del Gobierno, Gabriel Sakellaridis. El plazo que se da Grecia es bastante ajustado. “Las negociaciones deberán concluir muy pronto, incluso en 48 horas”, afirmó Sakellaridis. “Vamos a hacer todo lo posible para cerrarlo cuanto antes”, apostilló. En Bruselas no son tan optimistas.