bruselas - Si Grecia y sus acreedores internacionales conseguirán cerrar un acuerdo sobre el programa de reformas antes de que expire el rescate el próximo 30 de junio -día en que tendrán que pagar 1.600 millones al FMI-, sigue siendo toda una incógnita, pero el Banco Central Europeo tiene claro que seguirá dando oxígeno a las entidades griegas al menos hasta que los gobiernos europeos den una indicación sobre dónde está el futuro de Grecia.

Ayer durante una reunión de urgencia, y tras una fuga de capitales que no ha cesado de aumentar, el consejo de gobierno del organismo que dirige Mario Draghi decidía aumentar, por segunda en la misma semana, la línea de liquidez de emergencia a los bancos helenos. Nadie descarta ya una accidente y una salida de Atenas del euro pero la consigna sigue siendo evitar el peor de los escenarios.

Se trata de una especie de respiración asistida que llega tras una nueva semana negra para los bancos griegos que han visto como se esfumaban entorno a 4.500 millones de euros en depósitos desde el pasado lunes, el triple de las retiradas semanales de los últimos tres meses, solo 1.300 millones de euros en la jornada de ayer. Una tendencia que ha hecho aumentar el temor a un corralito y a la aplicación de un control de capitales que de momento el gobierno heleno niega pero que podría verse abocado a decretar si no llega a un acuerdo con sus socios de la Eurozona, el BCE y el FMI. De hecho, hasta el representante francés en el consejo de gobierno del BCE, Bernard Couré, admitía el pasado jueves durante la reunión del Eurogrupo que no estaba en disposición de confirmar si los bancos griegos podría abrir sus puertas este lunes. Respuesta al ministro español, Luis de Guindos, que ayer negó que los mensajes entorno a la fuga de capitales sean una forma más de presionar a Grecia, como si lo fue en el caso de Chipre.

En todo casó, todos los dirigentes europeos que ayer se dieron cita en el Ecofin admiten que la situación es preocupante. “La retirada de depósitos se ha acelerado. Es un tema que nos tiene que hacer a todos pensar porque por ahí es donde puede venir un accidente”, advertía Guindos. “Ya no es una cuestión de semanas, es de días y de pocos días”, añadía. El tiempo que queda hasta la Eurocumbre convocada por el presidente de la UE, Donald Tusk, para abordar el mayor problema político al que se enfrenta la Eurozona estos días. Será el lunes a partir de las siete de la tarde y estará precedida por una reunión del Eurogrupo preparatoria en la que esperan recibir nuevas propuestas de Atenas y no ideas vagas como las que a juicio de muchos esbozó el ministro Yanis Varufakis durante la cita del jueves. “La semana que viene es la última semana para tomar decisiones. Está muy claro que para recuperar la estabilidad financiera se necesita un acuerdo claro sobre el programa (de rescate) y las autoridades griegas deben presentar una estrategia creíble que muestre cómo recuperarán la estabilidad financiera y el crecimiento económico”.

de una vez por todas Visto que Atenas rechaza las recetas propuestas por los acreedores en materia de reforma de pensiones o de IVA, los ministros esperan que el gobierno heleno presente de una vez por todas alternativas con el mismo impacto presupuestario. Después de casi cinco meses de idas y venidas, no todos, sin embargo, son optimistas respecto al lunes. “Las situaciones desagradables no se vuelven más agradables por repetirlas”, advertía elocuentemente el alemán Wolfgang Schaüble. “No estoy seguro de que seré capaz de anunciar algo sensacionalmente nuevo el lunes”, añadía tras la reunión del Ecofin ayer.

El primer ministro Alexis Tsipras está empeñado en resolver la crisis al más alto nivel político y ayer lo volvió a pedir durante su viaje oficial a San Petersburgo donde se entrevistó con el presidente ruso, Vladimir Putin. A su juicio el problema de Grecia “no es un problema griego sino de toda Europa” que requiere de un tratamiento “al más alto nivel político”. Sus socios siguen viéndolo de forma muy diferente. “Debemos evitar cualquier ilusión de que habrá una solución mágica al nivel de los líderes. La cumbre no será el último paso. No habrá decisiones técnicas detalladas. Eso sigue siendo el trabajo de los ministros de finanzas”, le recordaba el presidente de la UE, Donald Tusk, a través de una declaración. A juicio del polaco Grecia tiene dos opciones: o bien aceptar la buena oferta de los acreedores o el impago. “Al final esto solo puede ser una decisión griega y es responsabilidad griega. Hay tiempo pero solo unos pocos días. Utilicémoslos de forma sabia”, recomendó. Mientras tanto, los dirigentes europeos multiplicaron ayer los contactos telefónicos de cara a esa reunión del lunes que muchos ven ya como la cumbre de la última oportunidad para Grecia.