barcelona - El resultado de la consulta en Unió sobre la hoja de ruta a seguir en el proceso soberanista no pudo ser más funesto para un partido, socio de federación de CiU, prácticamente partido en dos. Los 125 votos de diferencia que otorgaron la amarga victoria a la cúpula democristiana, un empate técnico a todas luces, permitieron ayer al sector crítico postularse para liderar la formación y para advertir de que seguirán una negociación paralela y distinta a la que pretende llevar a cabo la dirección oficial.
De hecho, el secretario general de UDC, Ramon Espadaler, que hizo una lectura triunfalista del resultado del referendo interno, anunció que emprenderán conversaciones con Convergència sobre la base de la pregunta refrendada por tan escaso margen el pasado domingo, y cuya formulación no solo generaba confusión sino que supeditaba la plena soberanía a un diálogo acordado con el Estado español. “Creemos que es necesario dar continuidad al proceso”, enfatizó el dirigente, con intención de zanjar el compromiso de la formación pero sin detenerse a concretar un calendario para estas conversaciones pese a que las elecciones del 27-S se hallan a la vuelta de la esquina. Según Espadaler, “por fin tenemos un mandato claro, bajo una pregunta y una respuesta clara” que proporciona “una posición también clara sobre el proceso” catalán, y en ningún caso puso sobre la mesa la posibilidad de una escisión de Unió o cualquier otro tipo de ruptura en el seno de la fuerza que lidera Josep Antoni Duran i Lleida, y que había puntualizado previamente que, de ganar el no -que obtuvo un 46,19% de los votos, por el 50,9% del sí-, darían un paso atrás desde la cúpula. Lo ajustado de los datos no llevó siquiera a una autocrítica de cara al exterior aunque sea para contentar en cierta forma a los críticos.
Es más, el dirigente de este sector, Antoni Castellá, consideró que esta facción goza de “suficiente autoridad” para liderar el partido, e incluso llegó a insinuar irregularidades en la consulta, que con el voto por correo y la revisión de las papeletas puede dejar la diferencia por debajo de los cien sufragios de diferencia, una distancia ínfima. Entre tanto, los críticos tienen intención de negociar al margen de la dirección, es decir, que lo harán no solamente con CCD, sino también con ERC y las entidades soberanistas. “Llamamos a todos los militantes que votaron no, que es un sí a la independencia, a que se mantengan firmes, porque les representamos. Hay suficientes motivos para que UDC se pueda incorporar a la hoja de ruta suscrita por partidos y entidades”, proclamó Castellá, quien censuró que el ente de gobierno de Unió no gestara ayer una propuesta de síntesis entre ambas posiciones tras la clara división que plasmó la consulta. “Esto se ha rechazado y es un error político porque había la posibilidad de no dar la espalda al 100% de la militancia”, lamentó, sin entender que la dirección no se mueva un milímetro pese al castigo recibido. Cuando se le cuestionó por si teme represalias desde la cúpula, precisó que “es algo que no puedo ni imaginar” y que no tienen ningún miedo porque responden moralmente por la mitad de la militancia del partido.
cisma en las juventudes El cisma en el seno de Unió afecta a la federación hasta el punto de que desde las juventudes de CDC exigieron romper con UDC y dar por finiquitada esta relación, de manera que el secretario de la organización juvenil, Sergi Miquel, no volverá a las reuniones de la Ejecutiva si no es para definir los términos de la disolución. La organización juvenil de UDC, Unió de Joves, tachó de “poco democráticas” y “desafortunadas” estas declaraciones, pero también en el seno de esta formación existen disensiones, y es que no eran pocos los críticos que través de las redes sociales pedían votar no durante la jornada de la consulta. Si la relación en CiU era ya compleja, aún lo es más dentro de Unió.