madrid - “Me siento engañada por mis propios compañeros”. Por algunos, pero suficientes como para conducir a UPyD a un estado de disolución que tiene a Ciudadanos, metafóricamente, frotándose las manos. No en vano, Albert Rivera, su líder, no ha perdido el tiempo en abrir la puerta a los llamados disidentes de la formación magenta de cara a las elecciones del 24 de mayo. Díez, que no entiende cómo su rival, con quien no llegó a un pacto, recoge las nueces de un árbol que ella sembró durante siete años clamando por la regeneración democrática, acusó ayer a los críticos de trabajar con los recursos de UPyD en favor de la fuerza naranja y de arrimarse “al sol que más calienta”, al que mejor le va en las encuestas en este trance de volatilidad política.

Así se expresó Díez en una entrevista a Onda Cero tras la decisión del excandidato de UPyD en Asturias, Ignacio Prendes, que renunció a su escaño tras ser expulsado del partido, y que ahora confluye con Ciudadanos a través de la plataforma Encuentro, refiriéndose igualmente al abandono de quien era el candidato en Aragón, Carlos Aparicio. “Han jugado a dos bandas”, les acusó la política vizcaína después de que denunciara en su cuenta de Facebook el intento de algunos cargos públicos de esta organización, entre los que nombraba a Prendes, de “montar desde dentro de UPyD” una red para minarles como partido, “quedarse con las siglas y entregárselas a Rivera”.

Preguntada por miembros como Irene Lozano que ahora son partidarios de la unión con Ciudadanos después de haber criticado, el pasado agosto, al entonces eurodiputado Francisco Sosa Wagner por pedir precisamente eso, Díez lo atribuyó a que entonces los sondeos le daban mejor a UPyD. A su juicio, la unión con las siglas de Rivera “puede parecer muy razonable” a algunos afiliados que lo han planteado, pero es “la autonomía” de UPyD lo que convierte al partido en “una garantía limpia y coherente que defiende la igualdad de todos los españoles”. Precisó en este sentido que el partido magenta cuenta con una organización “profundamente democrática” y que las decisiones no las toma sólo ella. Tras constatar que hay “cierta tendencia por elegir lo nuevo”, porque la “gente está “cansada de la vieja política”, Díez se mostró convencida de contar todavía con un “equipo solvente” y un “partido asentado en toda España”, e insistió en que su “carta de presentación es el trabajo” que UPyD ha hecho en sus años de vida. “Pido a los ciudadanos que nos juzguen por nuestro trabajo, no por si somos más o menos simpáticos”, añadió, aunque luego bromeó con que ella no renuncia a que la gente la quiera, y recordó que hasta hace poco era la líder política más valorada en las encuestas. Cuando eso se diluyó, acusó del volantazo a una especie de conjura política-mediática-económica para situar a Ciudadanos como punta de lanza para ejercer de bisagra del bipartidismo.

Rivera no tardó en entrar al trapo y estrechó la mano de dirigentes, simpatizantes y afilados de UPyD que quieran unirse al proyecto de Ciudadanos. “Lo que está pasando en diferentes partes de España es que gente que había estado en UPyD, que había defendido la fusión, se está sumando a nosotros”, argumentó el catalán, quien pidió a los dirigentes políticos “en general”, en clara alusión a Díez, que “en lugar de buscar responsables fuera piensen en lo que han podido hacer mal”. “Me parece que la dirección de UPyD, en lugar de responsabilizar a Ciudadanos de querer sumar, debería preguntarse qué tiene que ver esa crisis con no haber querido sumar con nosotros”, contestó Rivera sobre las negociaciones fracasadas entre ambas fuerzas. “Después de mayo, UPyD tiene un Congreso, no sé quién se va a presentar y cuál va a ser el rumbo. El rumbo actual ya sabemos que es el no a Ciudadanos. Si hay un cambio de rumbo, estamos abiertos al diálogo”, alentó, en un mensaje dirigido al sector que abandera ahora la televisiva Lozano.