bilbao - En el marco de sus normalizadas relaciones, el PNV y la izquierda abertzale llevan varias semanas intentando alumbrar un acuerdo sobre paz. Se trata de que Sortu profundice en su autocrítica con la expectativa de seducir al socialismo y reactivar así los trabajos de la Ponencia de Paz en el Parlamento Vasco. Sin embargo, las relaciones entre ambos partidos siempre han estado marcadas por los altibajos, algo natural por tratarse de dos rivales directos en las urnas; y las conversaciones de paz no iban a ser una excepción: en cuestión de dos semanas se ha encendido la luz roja de alarma en varias ocasiones después de que se acusaran mutuamente de filtrar datos de las conversaciones a la prensa, después de que el PNV criticara por insuficiente el documento de la izquierda abertzale, y después de que Sortu lo acusara de haber condicionado el acuerdo a que cesen las denuncias contra presuntas irregularidades en la gestión jeltzale. A pesar de esas tensiones, las conversaciones siguen adelante y, según ha podido saber este diario, el PNV ha decidido elaborar un documento de réplica al texto de Sortu.

Las mismas fuentes explican a este periódico que la decisión de presentar ese documento se tomó hace unos días, y que ayer se discutió el contenido concreto de la propuesta en la reunión semanal de la Ejecutiva jeltzale. Lo que pretende el partido de Andoni Ortuzar es elaborar un texto que pueda ser aceptado por la izquierda abertzale pero también por una amplia mayoría de sensibilidades. Todo apunta a que las gestiones están muy avanzadas y a que el documento llegará de manera inminente a sus destinatarios. Presentar un texto puede entrañar cierto riesgo para el PNV porque se expone a que pueda ser utilizado para desgastarlo electoralmente. Además, decide dar el paso tras una semana de cruce de reproches con la izquierda abertzale, que llegó a acusarlo de poner como condición para el acuerdo el cese de las denuncias de presuntas irregularidades y dejar de activar comisiones de investigación. Ninguna de esas dos circunstancias ha llegado a producirse y, sin embargo, el PNV ha decidido seguir con las conversaciones y mojarse elaborando un documento, así que Sabin Etxea ve acreditado que jamás condicionó el acuerdo de paz a que hubiera un pacto de silencio. El partido da el paso porque cree que merece la pena y que el documento puede servir para avanzar en la paz.

El PNV no da más detalles. No precisa si ayer dio el visto bueno al documento final o si solamente perfiló algunos contenidos. Tampoco ofrece pista alguna sobre el contenido por responsabilidad y respeto hacia sus interlocutores. No obstante, el responsable de relaciones institucionales del partido, Koldo Mediavilla, dio a entender en una entrevista publicada el fin de semana en Berria que las gestiones son inminentes. “Quizás dentro de una semana, no sé exactamente en qué plazo pero en breve, el PNV responderá formalmente a la propuesta”, avanzó. El jeltzale remarcó en la entrevista que su partido responderá a pesar del clima enrarecido y precisó que ya estaban trabajando en los detalles del texto. “El PNV tiene una responsabilidad con este país y eso nos obligará a avanzar, a conseguir acuerdos y a intentar solucionar los problemas”.

Arañar el apoyo del PP parece más complicado porque ha esgrimido un discurso más inflexible, negándose a alterar la política penitenciaria y acusando a los demás de equiparar a las víctimas de ETA con las de abusos policiales. Tampoco llegó a participar este año en la Ponencia de Paz, algo que el PSE sí hizo aunque después se apeara del foro por considerar que EH Bildu no admite la injusticia del daño causado por la organización armada.

contrapartidas Cuando la izquierda abertzale envió su documento a los jeltzales, el PNV consideró que se quedaba corto, sobre todo porque presentaba un modelo de contrapartidas y condicionaba el desarme de ETA a la retirada de las fuerzas de seguridad del Estado del territorio vasco, en lugar de plantear un avance unilateral sin mirar lo que hiciera Madrid. Además, la izquierda abertzale habría puesto condiciones que no están en manos del PNV, como la retirada de las fuerzas de seguridad. Sortu pidió una propuesta alternativa al partido de Andoni Ortuzar.

El problema estribaba en que esa petición en un primer momento se realizó extraoficialmente, en declaraciones a la prensa, y pudo haber quedado diluida en el fragor de la batalla que estallaría unos días después, cuando la propia izquierda abertzale acusó al PNV de condicionar el acuerdo a silenciar las presuntas irregularidades que Sortu aprecia en su gestión. El PNV ha preferido quedarse con que Sortu envió una nota posterior aclarando sus acusaciones y ha relativizado la polémica; se ve con las encuestas a favor, entiende que no gana nada entrando en una estrategia de confrontación que sí cree que interesa a partidos como el PP por sus negativas perspectivas electorales, y prefiere seguir con las conversaciones. Está por ver en qué culmina el intento en un contexto preelectoral donde el PNV ha tocado nervio en Sortu al acordar una coalición con el alcalde de Gernika-Lumo, José María Gorroño, de EA.