Crecimiento. El crecimiento de la economía española alcanzará el 2,4%, cuatro décimas más que la estimación inicial del Gobierno.
Más trabajo. Se crearán más de 500.000 nuevos empleos al año, con un incremento del consumo del 3% y un alza de la inversión en bienes de equipo superior al 7%.
Formación profesional. Reforma del sistema de Formación Profesional para el empleo.
Seguridad Social. Tarifa reducida de la Seguridad Social para los nuevos contratos indefinidos. Los primeros 500 euros de salario estarán exentos de cotizar a la Seguridad Social.
Voluntariado. Proyecto de Ley del Tercer Sector de Acción Social y del Voluntariado.
Tercera edad. Plan Integral de Apoyo a la Familia y el Marco de Actuación para las Personas Mayores.
Familia. Nuevos cheques familiares de 1.200 euros al año para las familias monoparentales formadas por un progenitor y dos hijos. El conjunto de beneficiarios de estos cheques podrá superar el millón de personas.
Conciliación. Reforma del Estatuto del Trabajador Autónomo para establecer una bonificación especial para la conciliación.
Autónomos. Se bonificará durante un año el 100% de la cotización por contingencias comunes de los trabajadores autónomos que necesiten reducir su jornada por cuidado de hijos o personas dependientes.
Tasas judiciales. Las personas físicas quedarán exentas de tasas judiciales en todas las instancias.
Segunda oportunidad. Decreto-Ley sobre para facilitar la “segunda oportunidad” de todos los ciudadanos.
Reestructuración deudas. Las familias podrán lograr una reestructuración de sus deudas mediante un acuerdo extrajudicial. Cuando no sea posible se habilitará en la Ley Concursal para que las personas naturales puedan liberar las deudas que queden impagadas tras ejecutar las garantías y sus bienes.
5 años para reclamar. Revisión completa de los plazos de prescripción de las reclamaciones de la deuda, que en el caso general quedarán fijados en 5 años, en lugar de los 15 vigentes en la actualidad.
Buenas prácticas bancarias. Reforma del Código de Buenas Prácticas bancarias para que un mayor número de familias puedan beneficiarse de sus medidas.
madrid - Con el aliento en la nuca de las encuestas que dejan muy mal paradas a todas las fuerzas mayoritarias en el Congreso, el Debate sobre el Estado de la Nación celebrado ayer se convirtió en el pistoletazo de salida oficioso a la interminable carrera electoral que espera durante 2015. Con cuatro citas pendientes en las urnas, los portavoces intervinientes introdujeron un marcado toque mitinero a sus discursos ante el inmejorable escaparate puesto a su disposición para presentar resultados o plantear nuevas propuestas, algo que unos supieron aprovechar mejor que otros.
Más que de las ideas, fue el debate de las oportunidades. En el caso del presidente del Gobierno Mariano Rajoy, para que por fin pudiera sacar pecho de unas reformas económicas que tan bien se reciben por parte de la troika y de Alemania, pero que al sur de los Pirineos no terminan de verse ni en clave de recuperación y muchos menos de empleo. Para los líderes de la oposición era el día para dejar claro al Gobierno que el optimismo galopante sobre la salida de la crisis no llega a los ciudadanos, que no se ve el crecimiento por ninguna parte y que el dinero que la Unión Europea puso en circulación en cantidades ingentes parece que solo llega para los bancos.
Mucha más trascendencia se presentaba la cita para el líder socialista Pedro Sánchez, que en su debut se encontraba ante la primera oportunidad -y posiblemente la última- de convencer a los suyos de que puede ser un candidato de garantías en la lucha por la presidencia después de tantas guerras y miserias internas.
No se presentaba mucho mejor el panorama para otro de los debutantes, Alberto Garzón, encargado de sustituir a Cayo Lara en una coalición al borde del colapso y con un discurso de izquierdas que otros que tocan fuera del Congreso con su misma sintonía y al parecer, con mejores resultados de público.
Porque por primera vez en el reciente periodo democrático, no todas las voces con peso político real estaban ayer sentadas en el hemiciclo. Pese a su ausencia en la sesión, la presencia de Podemos y Ciudadanos, dos fuerzas que todos los sondeos colocan con una importante representación parlamentaria, planeó constantemente durante la sesión, como si fuera un recordatorio de que el bipartidismo pudiera estar viviendo su último Debate sobre el estado de la Nación.
Medidas electorales
Para evitarlo, el presidente del Gobierno dedicó durante buena parte de su hora y media de intervención a contraponer la España de hoy con la que recibió y alertar contra los discursos populistas. Conocedor del castigo que le dan todos en los sondeos, Rajoy se puso el traje de campaña y se dedicó a lanzar medidas -algunas de marcado carácter electoral, como la de lograr en los próximos años tres millones de puestos de trabajo- y una batería de mejoras sociales con las que atraer a parte de su electorado.
Para el presidente, la “gran medida social” de esta legislatura fue no pedir el rescate y subrayó que el estado de España es a día de hoy “el de una nación que ha salido de la pesadilla”, “se ha rescatado a sí misma” y “goza de prestigio”.
Rajoy dedicó el eje central de su primera intervención a poner en valor la decisión de su Ejecutivo de no solicitar el rescate, a pesar de que, según resaltó, le “empujaban” y le “animaban” a que lo hiciera. “Fuimos prudentes”, repitió hasta en tres ocasiones desde la tribuna de oradores, y señaló que su Gobierno fijó unas “líneas rojas” porque un rescate es “implacable”, ya que “no considera la edad ni la condición social ni la fortaleza o debilidad de cada familia”.
Por eso, afirmó rotundo que evitar el rescate fue lo mejor que ha hecho su Gobierno, lo que cosechó un fuerte aplauso de la bancada del Grupo Popular, ayer más comedida de lo habitual. En un intento de dar más valor a su decisión, Rajoy dijo que su Gobierno se negó a “salir de la crisis a costa de los pensionistas, los parados y la caja de la Seguridad Social”, lo que generó más de una sonrisa entre los socialistas.
En el último Debate de la Nación de la legislatura, el presidente se dedicó a hacer balance destacando que pasó dos años “enteros” dedicados a “enderezar” el “desastre” y “ajustar las cuentas” que dejó el Gobierno de Zapatero. Eso sí, presumió de estar cumpliendo los tres objetivos que presentó en su investidura: “detener la sangría del paro, estimular el crecimiento y acelerar el regreso de la creación de empleo”.
Abundando en esta idea, cree haber logrado “recuperar la confianza, el crédito y por encima de todo, la creación de empleo y que todos los países y foros pongan a España “como ejemplo de recuperación”.
Rajoy repasó una serie de datos económicos que acreditan esa recuperación gracias al “esfuerzo” de los españoles que, según dijo, han demostrado que “no son niños” y pueden estar “orgullosos” de su actuación en estos años. Y tuvo una “mención especial” para las clases medidas que han “soportado el coste de mantener” la cohesión social.
Recuperación y despegue
“El Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer, pero el mérito corresponde a España y los españoles”, resaltó, para añadir que gracias a ese esfuerzo se creará entre 2014 y 2015 “en torno a un millón de empleos”.
En un ejercicio de autocomplacencia, el jefe del Ejecutivo mantuvo que ya no necesita “traer promesas ni alentar esperanzas”, porque hoy hay “hechos ciertos que se palpan, se miden y se cuentan”. Y recalcó que no ha hecho falta “una década”, sino sólo tres años, una “velocidad sólo comparable” a la velocidad con la que España “se hundía” hasta 2011.
Aunque reconoció que “queda mucho por hacer”, especialmente en materia de empleo, insistió en que España está “mejorando y cubriendo las etapas de forma cada vez más rápida” y con un crecimiento “sólido y estable”. “Si no torcemos el rumbo se puede mantener y acelerar”.
Además, quiso destacar que para salir de la crisis, España no ha necesitado una década sino tres años. “Eso es lo que ha tardado en levantarse después de la caída. España ha pasado de ser un país al borde de la quiebra a convertirse en ejemplo de recuperación en la que se fijan otros países de la UE”. Y en este momento, se mostró casi eufórico al afirmar que España ya no es “un problema para Europa”, no tiene que “dejar el euro” ni ocupa “titulares de prensa” salvo “para bien”. “Otros ocupan esos titulares”, dijo en alusión a Grecia.
3 millones de empleos
Dijo que para consolidar el crecimiento hay que mantener la misma trayectoria con perseverancia, porque si no “todo lo ganado en tres años se puede perder en unos pocos meses”, y se marcó como objetivo conseguir crear otros tres millones de puestos de trabajo para alcanzar una cifra de 20 millones de empleos que aseguren suficientes ingresos para atender sin agobios el Estado de bienestar”. Con ese objetivo, dijo que aspira a crear más de medio millón de empleos cada año.
Para el jefe del Ejecutivo, “ahora que España ya está en marcha y ha recogido los primero frutos de su esfuerzo, tiene derecho a que ese futuro de crecimiento y de empleo se asiente sobre unos cimientos sólidos”, el “derecho de proteger su bienestar y el deber de conseguirlo” y a no volver al punto en el que estaba al comienzo de la legislatura “o peor”.
También puso en valor los mecanismos que ha impulsado su Gobierno para ayudar a las comunidades y ayuntamientos, como el Fondo de Liquidez o el Plan de Pago a Proveedores, y que en los tres últimos años, el Estado ha proporcionado a las comunidades más de 122.000 millones, de los que del 71% se ha destinado a financiar servicios públicos fundamentales en sanidad, educación y servicios sociales.
Y en 2015, continuó, el Ejecutivo está poniendo a disposición de las administraciones autonómicas y locales nuevos instrumentos de financiación y liquidez para “garantizar la prestación” de esos servicios básicos por un importe de 39.800 millones de euros.
Y aunque Rajoy tuvo que admitir que el país arrastra una deuda millonaria y una tasa de paro “inaceptable”, quiso poner fin a su discurso subrayando que es “digno” de destacar que España ha logrado “recuperar su vigor sin rupturas sociales ni territoriales” y que sea capaz de “sufragar su propio Estado de Bienestar y de proteger la unión y la igualdad de todos los españoles”. Sobre corrupción, de puntillas.