Ucrania esperaba con gran tensión la entrada en vigor la pasada medianoche del alto el fuego en el este de país, quizás la última oportunidad para evitar la escalada del conflicto armado que se ha cobrado más de 6.000 muertos y amenaza la seguridad europea.
“Hoy estamos ante una importante disyuntiva: o el enemigo cesa el fuego y se da comienzo al arreglo político (...) o el enemigo nos lleva a nosotros y a todo el mundo a una escalada del conflicto”, advirtió el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, cuando faltaban horas para el acordado cese de hostilidades.
Ucrania espera que “el sentido común prevalezca sobre ambiciones imperiales enfermizas” y que “aquel que dio luz verde en su momento al comienzo de las acciones militares finalmente recapacite y ordene el alto el fuego a partir de las 00.00 horas”, dijo el presidente ucraniano
Poroshenko no mencionó al responsable, a su juicio, de desatar la guerra en el este de Ucrania, pero sus palabras apuntaban claramente en dirección a Rusia, a la que Kiev acusa de respaldar militar y financieramente a las milicias separatistas prorrusas que actúan en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk.
Advirtió de que si los acuerdos aprobados en Minsk el jueves pasado en la cumbre cuatripartita (Ucrania, Rusia, Alemania y Francia) no llevan a la paz, tomará la “dura pero necesaria decisión” de implantar la ley marcial no solo en las regiones de Donetsk y Lugansk, sino en todo el país”.
recrudecimiento de los combates Las últimas horas antes de la entrada en vigor del alto del fuego estuvieron marcadas por el recrudecimiento de los combates, en particular en la zona de Debáltsevo, región de Donetsk, donde las milicias prorrusas aseguran que tienen cercada a una división ucraniana integrada por más de 6.000 efectivos.
El líder de la autoproclamada república popular de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, anunció que había dado órdenes a las milicias de cesar el fuego a partir de la hora acordada.
Sin embargo, advirtió de que la ciudad de Debáltsevo, estratégico nudo de comunicación situado a medio camino de Donetsk y Lugansk (ciudades controladas por los prorrusos), no forma parte de los acuerdos de Minsk, dado que es una “zona interna” por encontrarse cercada.
Poco antes, el número dos de las milicias prorrusas de Donetsk, Eduard Basurin, había declarado que no atacaría a los soldados ucranianos rodeados después de la entrada en vigor del alto el fuego. “Seguramente se morirán de hambre. No se les va a atacar, pero tampoco se les permitirá salir del cerco”, dijo Basurin citado por DAN, la agencia de los prorrusos de Donetsk.
Los acontecimientos en Debáltsevo fueron abordados ayer por Poroshenko en una conversación telefónica con el presidente de Francia, Francois Hollande, y la canciller federal alemana, Angela Merkel, en la que expresaron su “preocupación” y acordaron “seguir atentamente el desarrollo de la situación”.
Según el comunicado de la Presidencia ucraniana, los tres mandatarios destacaron la importancia de los últimos acuerdos de Minsk y subrayaron que “todas las partes, incluida Rusia, deben cumplir los compromisos asumidos, sobre todo el del alto el fuego a partir de esta medianoche”.
El mando militar ucraniano denunció ayer que los separatistas aprovecharon las últimas horas antes de la tregua para recibir armas y pertrechos desde Rusia.
trece puntos El alto el fuego es el primero de los trece puntos del acuerdo aprobado el jueves en la cumbre de Minsk y que fue firmado por representantes de los separatistas, el Gobierno de Kiev y la OSCE.
Además del cese de las hostilidades, el plan prevé el alejamiento del armamento pesado de la línea de separación de fuerzas, la creación de una amplia franja de seguridad y el intercambio de prisioneros. También incluye el restablecimiento del control de Kiev sobre la frontera ucraniano-rusa y el desarme y la salida del país de todos los grupos armados y mercenarios extranjeros que se encuentran en la zona de conflicto.
En su aspecto político, el plan consigna una reforma constitucional para descentralizar Ucrania, la celebración de elecciones locales en las zonas rebeldes bajo la supervisión de la OSCE y un estatus especial de autogobierno para ellas, que podrán decidir sobre el idioma que emplearán.
Además, Kiev deberá aprobar una amnistía para los participantes en el conflicto en Donetsk y Lugansk.