GASTEIZ- Es la pesadilla que se muerde la cola. El PP de Arantza Quiroga pretende remontar las negras perspectivas electorales que le auguran todos los sondeos y para ello renueva algunas candidaturas, aunque con calzador, por las reticencias de gran parte de la formación. Un nuevo escándalo para un partido que ya estaba en una frágil situación y en donde vuelven a relucir las graves discrepancias internas que, a su vez, merman la posibilidad de remontada a escasos cien días de las elecciones locales y forales de mayo. Todo sucede ahora, cuando el PP vasco está más necesitado que nunca, ya que las encuestas más recientes auguran un desplome generalizado de sus expectativas electorales, y pronostican que podría perder la mitad de sus representantes en todas las instituciones relevantes, con la posible excepción de Gasteiz, pudiendo convertirse en una fuerza residual en muchas de ellas. La “imposición” y el “dedazo”, en palabras de uno de los referentes del PP vasco, Borja Sémper, se han impuesto de nuevo esta semana con la elección de la cabeza de cartel para el Ayuntamiento de Donostia, Miren Albistur, en detrimento de quien concitaba el apoyo del partido en Gipuzkoa, el todavía portavoz en esta institución, Ramón Gómez. Sémper, el presidente de los populares del territorio, había empeñado su palabra para la reelección de Gómez como candidato hasta el punto de que el golpe de autoridad de Quiroga -respaldada por la ejecutiva en Madrid, temerosa de la posible desautorización de la lideresa vasca- le hizo amagar con la dimisión, aunque finalmente frenó este primer impulso.
De esta manera tan cruda se reabría la crisis en la que ha estado sumido el PP vasco desde la marcha en 2013 de Antonio Basagoiti, a quien relevó Quiroga. El expresidente del PP de la CAV abandonó su cargo después del castigo que sufrieron los populares en las urnas en las últimas autonómicas. La formación estaba lejos de su cima electoral, conseguida en 2001 con Jaime Mayor Oreja como candidato a lehendakari, cuando con casi la cuarta parte de los votos -326.933 papeletas, el 23,12%- fue la segunda fuerza política tras el PNV.
el terremoto de Oyarzábal Unos meses después de su designación como presidenta del PP vasco, Quiroga convocó un congreso de ratificación. Aprovechó para lanzar un mensaje de renovación que pasó por la sustitución manu militari de Iñaki Oyarzábal por Nerea Llanos como número dos del partido. La líder de los populares provocaba así el primero de los grandes terremotos de su mandato, enfrentada al PP alavés y en concreto a su presidente, Alfonso Alonso, cada vez más próximo al núcleo duro de Mariano Rajoy desde su nombramiento como ministro de Sanidad. El desaire a los alaveses le acarreó un nutrido voto de castigo en aquel congreso del año pasado y a día de hoy sus relaciones con los populares de ese territorio siguen siendo tensas, por más que el poder que aún mantiene el PP en Araba enmascare las diferencias. Las elecciones europeas del pasado mayo fueron un nuevo baño de realidad para Quiroga. Los populares vascos descendieron hasta el 10% de porcentaje de voto y perforaron así su suelo electoral con solo 77.000 papeletas. Unos resultados que encendieron todas las alarmas y que llevaron a la presidenta a diseñar un cartel electoral en Bizkaia y Gipuzkoa -en Araba, Javier Maroto y Javier de Andrés no se tocaban- con rostos nuevos y un “cambio de actitud”, según pidió a los cargos del partido, cuestionando la labor de quienes representan todavía al PP en las instituciones. Así se materializó a finales de año con la abrupta destitución de la portavoz juntera en Bizkaia, Esther Martínez. Y así se ha arrastrado durante tres meses el conflicto larvado en Gipuzkoa entre Quiroga y Sémper por la candidatura de Ramón Gómez.
Esta tardanza en la elección de candidatos ha ido pareja, además, a la publicación de diferentes encuestas, incluida una del Gobierno vasco, que coinciden en el desplome del PP vasco en las elecciones de mayo. Todas ellas auguran que la formación perderá cerca de la mitad de votos y de representantes en las tres Juntas Generales, así como en Bilbao y Donostia, y solo mantendría el tipo en Gasteiz de la mano de Maroto. Los sondeos pronostican que el PP bajará de los actuales seis ediles en Donostia a tres y, en el caso de Bilbao, de seis a tres o cuatro a lo sumo. En las Juntas de Bizkaia pasará de ocho procuradores a entre tres y cinco, en Araba podría caer de la primera posición a la tercera o cuarta -de 16 a entre 7 y 12 junteros-, y en Gipuzkoa cabría la posibilidad de quedarse con solo dos de sus actuales cuatro representantes.
Gipuzkoa. Las encuestas más recientes dibujan un negro panorama para el PP vasco. Es llamativo el desplome de la estimación de voto ‘popular’ en el Ayuntamiento de Donostia, cuyo cabeza de cartel electoral ha reabierto el cisma en la formación de Arantza Quiroga. Tanto el sondeo de ‘Gara’ publicado en noviembre como el de ‘El Correo Español’ del pasado enero pronostican la pérdida de la mitad de los votos y de tres de los actuales seis concejales. Esta última encuesta deja al PP con solo dos junteros en Gipuzkoa.