Bilbao - Licenciada en Derecho de 32 años, Iratxe Osinaga ha ejercido su profesión durante años en Reino Unido y Madrid. Madre de dos niñas, lleva varias semanas de locura difundiendo el programa de Sí se puede Euskadi entre los distintos círculos de Podemos.
Se presentan como la candidatura más cercana a la esencia del partido de Pablo Iglesias. ¿Cómo se compagina esto con la defensa de la especificidad de Euskadi?
-No nos apartamos, como se ha dicho, del modelo estatal; organizativamente y políticamente es lo que se refleja en nuestro manifiesto. Pero es verdad que el País Vasco tiene sus particularidades y eso hay que tenerlo en cuenta. Lo que sí queremos es trasladar a Euskadi el modelo de partido de Pablo Iglesias.
Esas particularidades no están, por tanto, en un segundo plano.
-Para nada, siempre decimos que todos los derechos son iguales. Es verdad que hay situaciones de emergencia que hay que tratar antes. Por ejemplo, no me gusta ver a mi vecino de toda la vida hacer la maleta porque no puede pagar su casa. Eso hay que solucionarlo. Y queremos hacer un proyecto común con el resto de comunidades autónomas, un proceso constituyente, de reforma constitucional, en el que se recojan todos sus derechos e inquietudes.
¿Qué postura mantienen respecto al derecho a decidir?
-Seguimos la línea del manifiesto Claro que podemos, que defiende el derecho a decidir un modelo territorial, económico, social... Apoyaremos cualquier iniciativa que apoye a su vez ese derecho.
¿Qué es lo que diferencia el programa de Sí se puede Euskadi del de las otras dos candidaturas?
-Realmente, las diferencias de cada candidatura se ven en los documentos organizativos. Al final, todos estamos en Podemos, somos como una familia. Como digo, queremos trasladar el modelo de partido de Pablo Iglesias al País Vasco. Y no establecer ningún órgano intermedio, evitar una acumulación de cargos, porque son los círculos los que tienen que hablar libremente y que hacer política. El Consejo Ciudadano autonómico debe ser un órgano al servicio de esos círculos.
Da la impresión de que su candidatura surgió de repente. ¿Fue fruto de la necesidad, por no encontrar un espacio en las otras dos?
-La mayoría de nosotros ha estado participando tanto en una como en otra. Sin embargo, en un momento del proceso, nos dimos cuenta de que teníamos otra visión y planteamos otra alternativa. Hay gente muy válida en las otras dos candidaturas, lo que pasa es que organizativamente no es nuestra idea. Somos una candidatura muy abierta, transversal, que acoge a jóvenes, mayores, parados, amas de casa, abogados, periodistas... Sobre todo es fiel reflejo de la sociedad vasca. Nos importan las personas, no de dónde vienen sino qué tienen que aportar.
Han destacado el hecho de que la cabeza de lista de Sí se puede Euskadi sea una mujer.
-Las otras dos candidaturas también llevan mujeres en sus planchas y no ha salido ninguna. Yo he salido porque me han votado, no porque se haya buscado. Me presenté, tenía el aval -y al igual que yo otras personas-, se hizo una votación y salí elegida. Confío en ellos y ellos confían en mí, estoy contenta porque ese apoyo es por parte de la mayoría.
Al contrario que las otras dos planchas, han decidido no presentar candidatos a la Comisión de Garantías Democráticas.
-Creemos que los órganos que se encargan de controlar el correcto funcionamiento de la organización deberían ser independientes, ajenos a toda influencia. Por eso no hemos presentado a nadie.
Nada más presentarse en sociedad, uno de sus competidores impugnó su primer nombre, Claro que se puede Euskadi. También han sido acusados de acoger a exmiembros de EB. ¿Se sienten maltratados en esta campaña?
-No sé si maltratados es la palabra, pero es verdad que nosotros no actuamos así. Ellos han suscrito un pacto de no agresión, pero a mí no me hace falta porque por supuesto que no voy a agredir a nadie. Para mí todos somos iguales, todos estamos en Podemos y buscamos lo mismo. Por defender otra idea no hace falta atacar. Mostramos nuestro rechazo absoluto a todas las manifestaciones falsas que se hagan públicamente. Pero no vamos a entrar en una guerra, no estamos en esa línea.
¿Cuál sería su objetivo de cara a los próximos comicios autonómicos?
-Creo que la gente quiere un cambio y yo estaré de acuerdo con lo que diga la mayoría, lo mismo en las forales que en las municipales.
¿Tendrían alguna preferencia de cara a conformar pactos con el resto de formaciones políticas?
-Tenemos nuestra propia hoja de ruta e independencia política y, en cualquier caso, esto no van a ser unos acuerdos de despacho. Es la gente, los inscritos, los que van a dirigir la línea política de Podemos y hay que acatar lo que digan.
¿Temen ser sometidos a un escrutinio como el que sufren los dirigentes estatales de Podemos?
-Lo que es lamentable es que haya personas que no se quieran meter en política porque hayan cometido un error en el pasado, que no delito, y se les puedan echar encima. Somos los primeros que condenamos la corrupción, pero hay gente que evita opinar para que no les saquen que cuando tenían cinco años robaron un caramelo en una tienda.