gasteiz - El consejero de Empleo y Asuntos Sociales, Juan Mari Aburto, vio ayer cumplido su objetivo de presentar el proyecto de Ley del Tercer Sector Social y derivarlo al Parlamento Vasco para su entrada en vigor, un punto de inflexión que le sirvió para entonar el adiós y dar por finalizada su etapa en el seno del gabinete del lehendakari, Iñigo Urkullu. A partir de ahora, el dirigente jeltzale se centrará en abordar la misión encomendada por su partido: preparar de la mejor manera posible las elecciones al Ayuntamiento de Bilbao con el fin de mantener la hegemonía del PNV en esta institución.

Visiblemente emocionado, el consejero aprovechó la rueda de prensa que cada semana protagoniza tras el Consejo de Gobierno el portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka, para explicitar su decisión ante los medios de comunicación y realizar un somero balance de lo que han sido estos dos años de legislatura en su Departamento.

En el haber particular que atesora, el consejero confesó llevarse una especial “satisfacción” por el decreto de cartera de Servicios Sociales y el proyecto de Ley del Tercer Sector que presentó ayer. Dos muestras, según destacó, del fruto del “acuerdo” que, por el contrario, no ha estado presente en los episodios más amargos que también le han tocado vivir desde el Ejecutivo.

En este apartado destacó la defensa del Gobierno de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) frente a debates “estériles”, sobre todo, a raíz de la campaña impulsada por el alcalde de Gasteiz, Javier Maroto, para modificar las condiciones de acceso a estas ayudas.

Además de esta disparidad de criterios, Aburto también ha tenido que hacer frente a las críticas procedentes de la bancada del PSE, desde donde se ha acusado al consejero de Empleo de atrincherarse en su cargo para obtener réditos electorales. El aludido defendió en todo momento que su continuidad en el Departamento obedecía a asuntos pendientes y proyectos puestos en marcha como, por ejemplo, el impulso al diálogo social después de que esta legislatura se lograra activar la Mesa que reúne a los agentes implicados en esta materia. Prueba de ello, el pasado viernes se cosechó el primer acuerdo de este “satisfactorio” foro para Aburto, que también alberga un poso agridulce basado en la ausencia de los sindicatos ELA y LAB. “Me marcho con la claridad no sé si del trabajo bien hecho, pero desde luego de haber trabajado honestamente y no haberme dedicado a otra cosa”, añadió.

Urkullu no tuvo dudas en depositar desde el principio de su mandato la responsabilidad de gestionar un área tan sensible como el empleo en la figura de Aburto, quien ha visto cómo las dificultades propias de este ámbito se han visto multiplicadas por la severidad con la que la crisis ha propiciado la destrucción de puestos de trabajo. Pese a presentar unos números muy por encima de la tasa de ocupación media estatal, los datos de paro han convertido esta problemática en la primera preocupación de la ciudadanía vasca desde que comenzara la crisis hace más de un lustro.

Quizá por ello, el destino tenía reservado para Aburto que su última respuesta en rueda de prensa previa al anuncio de su despedida del Gobierno fuera para valorar el incremento de desempleados que ha padecido Euskadi en el último mes, una subida del 3,8% que sin dejar de ser preocupante también revela un alentador descenso con respecto a los mismos datos registrados durante el primer mes del pasado ejercicio.

Tras mencionar estos datos, Aburto anunció su decisión “meditada” con el lehendakari que pone fin a un ciclo en la trayectoria política de este abogado bilbaíno de 54 años y funcionario de carrera. El propio Urkullu quiso hacerse eco de la despedida y, además de agradecer el trabajo de Aburto durante estos dos años, destacó su ejemplo de “tesón e ilusión”.