Tras dos años de legislatura, ¿cómo asume las críticas de que las políticas de paz y convivencia se gestionan de manera sesgada, sin poner el acento en las víctimas, sin exigir responsabilidades a la izquierda abertzale.... ?
-Las encajamos con deportividad, pero también tratando de objetivar lo que hacemos y también las críticas. Habitualmente, se nos acusa de una cosa y de la contraria. Ahora mismo, con la propuesta de desarme, la izquierda abertzale nos ha acusado de hacer a ETA la única responsable de los problemas del desarme y por parte del PP nos han dicho que estamos dando balones de oxígeno a ETA y preparando una pista de aterrizaje. Yo creo que el Gobierno Vasco en el tema de víctimas ha desarrollado este año un volumen de actividad y proyectos claros y concretos impresionante. Y con iniciativas que son novedades y pasos adelante destacables.
Su figura generó en algunos ámbitos un rechazo explícito desde el principio. ¿Se ha ido matizando?
-Siempre hay dos caras: una dinámica pública y otra no pública. La verdad es que en las relaciones con los agentes sociales, políticos, parlamentarios, etc. no tengo ningún problema prácticamente con nadie. Luego me sorprendo a veces cuando leo alguna apreciación en los medios, pero todo entra dentro del juego de la política y de los medios que hay que aceptar.
La Secretaría ha producido un sinfín de planes, propuestas, iniciativas... Con respecto a las previsiones iniciales, ¿qué tanto por ciento se ha materializado?
-Muy pronto presentaremos el segundo informe semestral. Las 18 iniciativas están en marcha y el grado de cumplimiento a 31 de diciembre es altísimo. El balance es muy bueno. No quiero ser autocomplaciente, pero en el cumplimiento de los compromisos y los calendarios estamos prácticamente al cien por cien. Otra cosa es que tenemos que trabajar más, avanzar más en el territorio de los acuerdos, ese es el punto débil de la realidad política actual. Pero, en el cumplimiento del Plan de Paz y Convivencia y en el grado de sintonía social de lo que hacemos, el balance es muy positivo.
¿Qué iniciativas tienen previstas a corto-medio plazo?
-En este semestre, una de las cosas más importantes será poner en marcha el Instituto de la Memoria, tenemos también los proyectos de colaboración con Europa, está en juego todo el programa Hitzeman. Me atrevería a decir que en 2013 aprobamos el Plan, en 2014 en cada una de las zonas sensibles de este proceso hemos puesto una propuesta, una alternativa encima de la mesa (en temas de víctimas, de política penitenciaria, de memoria, de desarme...) y 2015 es el año en el que hay que tratar de poner en marcha y generar consensos en torno a esos ejes.
Últimamente, hemos visto en la sociedad gestos de diálogo entre víctimas de distintas violencias, incluso entre víctimas y victimarios, homenajes plurales a víctimas... ¿La sociedad va por delante en el tema de la convivencia?
-Yo creo que sí, la sociedad está viviendo de una manera normalizada la convivencia. Considera que lo ocurrido forma parte del pasado y mira al futuro con las preocupaciones del presente: la crisis económica, el paro, la corrupción, etc. Esto tiene un elemento positivo y otro de preocupación. Lo positivo es que hace de tractor que va a mover a la política y la preocupación es que no conviene pasar página demasiado rápido, sino de forma crítica y reflexiva.
La Ponencia de Paz duerme el sueño de los justos.
-Hay en estos momentos unas conversaciones discretas a ver si se puede dar a luz un texto que juegue el papel de relanzamiento de la Ponencia, pero en cualquier caso el que haya un foro en el que todas las opciones políticas traten sobre temas de paz y convivencia es una realidad que se va a imponer. No hay otra puerta por la que pasar.
¿Se está tratando de reformular el suelo ético?
-Reformularlo, no. Todo el mundo reconoce que es una base que está acordada y que sirve, lo que se está buscando es cómo reforzarlo, desarrollarlo, complementarlo pero sin reformularlo.
¿Eso cómo se hace?
-No tocando el texto sobre el suelo ético.
¿El texto no se va a tocar?
-No, el texto no se toca. Nunca hay un acuerdo que sea el original que se mantenga intacto per secula seculorum. Siempre hay nuevos agregados, añadidos, que van reforzando el acuerdo base.
El Plan Hitzeman. ¿Ha habido presos interesados?
-Sí, los ha habido.
¿Puede concretar algún número?
-En su día haremos balance, en lugar de ir dando datos dosificados.