gasteiz - El PP se descolgará el día 23 de la alianza presupuestaria que el pasado año alcanzó junto a PNV y PSE, las dos formaciones que permitirán la aprobación de las Cuentas diseñadas por el gabinete Urkullu para el próximo ejercicio. Los 2,8 millones de euros que los jeltzales han puesto a disposición de los populares para su acomodo en las diferentes partidas, una cantidad similar a la del pasado ejercicio, no han sido suficientes para la bancada liderada por Arantza Quiroga, donde consideran, según señalaron a este periódico, que de igual forma que el Presupuesto ha crecido en un 4% el montante gestionado por las filas conservadoras también debía experimentar un incremento acorde.

La decisión del PP no trastoca las previsiones del Gobierno Vasco respecto a su proyecto económico, pero sí provocará un cambio en la decisión del PSE de abstenerse en la votación definitiva. Y es que al anunciado voto contrario de los populares al proyecto de Cuentas hay que añadir el rechazo de EH Bildu y UPyD, lo que suma 32 sufragios. Para contrarrestarlos y habilitar los nuevos Presupuestos serán necesarios, al menos, 33 votos favorables; es decir, los 27 que reúne la bancada jeltzale más 6 de los 16 con los que cuenta el PSE en el Parlamento Vasco, según confirmó ayer la Ejecutiva de Idoia Mendia.

Los restantes 10 aforados socialistas se abstendrán en la votación, una estrategia que recuerda la fórmula empleada hace una década por la izquierda abertzale cuando, con Arnaldo Otegi a la cabeza, dividió sus votos para apoyar la aprobación del Plan Ibarretxe.

Así las cosas, este nuevo escenario impedirá que los socialistas se cobijen en una confortable abstención generalizada que allana la puesta de largo de las Cuentas sin llegar a hacerlas propias, la fórmula que tanto PSE como PP llevaron a cabo el pasado año. El salto cualitativo cobra especial importancia ante la proximidad de las elecciones municipales y forales que tendrán lugar dentro de seis meses, instituciones diferentes pero en las que la posición de cada partido en la esfera autonómica se transforma en balas de precisión a disposición del rival político para la intensa campaña.

En esta ocasión, los socialistas tenían dos opciones: repartir los votos tal y como lo han hecho o volcarse de lleno en un sufragio favorable por parte de todos sus aforados. Y es que, fruto la negociación que este partido mantuvo en octubre con el PNV, adquirió el compromiso de votar a favor de las Cuentas en caso de que las necesidades parlamentarias para aprobar el proyecto así lo requisieran.

Despejada esta incógnita, el debate y la votación de las enmiendas parciales no tuvo más historia que la conocida aprobación de las propuestas presentadas por el PSE y el rechazo de las demás. Desde este partido destacaron que sus aportaciones, valoradas en 35 millones que se suman a los 150 que arrancaron al PNV en la negociación presupuestaria, estarán encaminadas a propiciar aumentos de la RGI, las AES y las partidas ligadas a la conciliación de la vida laboral y familiar, entre otras.

Ajeno a este pacto, el PP destacó ayer por boca de su secretaria general, Nerea Llanos, que el Ejecutivo “no está por la labor de la estabilidad, sino que su interés es absolutamente partidista”. Por parte de la formación jeltzale, la parlamentaria Josune Gorospe, dijo no conocer los motivos por los que el PP rechazó la propuesta que, “en los mismos términos y condiciones”, el pasado ejercicio propició el acuerdo presupuestario con los populares.