madrid - La Constitución española, que cada vez concita menos adhesiones, festeja hoy su 36 aniversario prácticamente en la orfandad en medio de un prolijo debate sobre la conveniencia de su modificación para adecuarla al desarrollo de las autonomías, con el reto soberanista catalán encima de la mesa y con la apuesta del Gobierno Vasco para dotar a la CAV de un nuevo estatus jurídico y político. De hecho, tan solo cuatro presidentes autonómicos han confirmado su asistencia al acto central del Congreso, donde predominarán las ausencias. Entre ellas, la de Iñigo Urkullu, un descuelgue que no resulta novedoso puesto que ningún lehendakari del PNV ha tomado parte en este tipo de conmemoraciones, pero que este año tiene un trasfondo adicional debido al malestar existente en Lakua con las intromisiones de Madrid en las competencias vascas. Además de no sentirse “identificados” con esta jornada, fuentes de Lehendakaritza achacan esta posición a la “constante vulneración del Estatuto”.
Precisamente, la bofetada que el Tribunal Constitucional propinó al nuevo Estatut aprobado en Catalunya derivó en que desde 2010 el Jefe del Govern, en este caso Artur Mas, tampoco se encuentre entre los asistentes, y más tras la pulsión soberanista y las desavenencias hondas entre la Generalitat y el Ejecutivo español. Al capítulo de bajas se unen, entre otros, ERC, Amaiur y Geroa Bai; mientras que el PSOE estará presente bajo el emplazamiento de su secretario general, Pedro Sánchez, al presidente español, Mariano Rajoy, a abrir una reforma de la Carta Magna para “reconstruir muchos de los consensos que están rotos en la sociedad española” y permitir la regeneración política, institucional y democrática. Pero el PP continúa atrincherado en su negativa, e incluso ayer mismo la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría cargó con dureza y le pidió “algo más que un párrafo” para solicitar la reforma. IU y otras fuerzas de izquierdas justifican su ausencia de hoy en la necesidad de romper con los acuerdos de la Transición. - I.S.M.