barcelona - Todos los focos apuntan hoy hacia Artur Mas. Tras el éxito del proceso participativo y la querella de la Fiscalía General del Estado, el president clarificará hoy el devenir del proceso catalán: si éste pasa por el adelanto electoral de carácter plebiscitario y si habrá una candidatura unitaria con la independencia como telón de fondo. Ante un auditorio para 2.500 personas, entre ellas representantes de la sociedad civil, el jefe del Govern expondrá su propuesta para unir al bloque soberanista y lograr la “consulta definitiva” sobre la secesión, con la incógnita de si fijará una fecha para los comicios. Después del 9-N: Tiempo de decidir, tiempo de sumar es el título del evento que desde las 19.30 horas acaparará la atención política y social en una conferencia institucional, que no acto de Convergència, donde el líder de CiU abrirá su oferta a la negociación superando el esquema tradicional de partidos para conseguir la unidad de las formaciones proclives al derecho a decidir, una conjunción de fuerzas que, para Mas, supone “el eslabón más débil” en esta andadura desde que la consulta inicial quedara suspendida por el Tribunal Constitucional.
Hermético con su entorno, el president lleva días afanado en un discurso que se dirigirá principalmente a quien ha sido su socio, ERC, partidario de unos comicios con listas separadas aunque con un nombre compartido, confiando en que los republicanos den su brazo a torcer fruto del clamor de la calle que predica por la unidad soberanista. También espera Mas que la presión de agentes como la Asamblea Nacional Catalana allane el camino hacia esa candidatura de país que superaría las siglas de partido y que aglutinaría a personas de diversas formaciones políticas y de otras entidades sociales. Al acto de esta tarde acudirán la mayoría de dirigentes de la federación nacionalista, pero no el líder de Unió, Duran i Lleida, dada la sesión plenaria del Congreso en Madrid, después de que el pasado domingo dejara claro en la puesta en escena de su nueva plataforma centrista que no está por la independencia sino por los “problemas sociales”, lo que evidencia la grieta de la coalición. Sí acudirá una delegación de ERC, que podría encabezar Oriol Junqueras; y el presidente del PSC, Àngel Ros; con la ausencia de representantes del PP catalán, Ciutadans y de la CUP.
No son pocas las especulaciones hechas sobre el adelanto electoral, barajándose incluso el 8 de febrero como probable fecha, y más tras la querella interpuesta por el fiscal general Eduardo Torres-Dulce a Mas y a sus conselleras Joana Ortega e Irene Rigau, ya que el president podría aprovechar esta ola de solidaridad hacia su figura por tirar hacia delante en su empeño y que, según diversas encuestas, le devolvería el liderazgo en las urnas. Descartado un pacto hasta final de legislatura con el PSC y augurando que se prorrogarán los Presupuestos, muchos han calificado el acto de hoy y el que la próxima semana encabezará Junqueras como la rampa de salida electoral. Entre tanto, ERC espera que Mas aporte “claridad y concreción”, con compromisos, para recoger el sentido del voto del 9-N, mayoritariamente secesionista. “Si ésta era la legislatura de la consulta, la siguiente debe ser la de la independencia”, subrayó la portavoz republicana, Anna Simó.
Por su parte, el PSC exige al jefe del Govern “altura de miras” y que aporte “propuestas y soluciones” a los catalanes no solo en el terreno del autogobierno, sino también en el ámbito económico y en el social, ya que el partido de Miquel Iceta no es partidario de la convocatoria de comicios porque “en sí mismo no supone una solución al problema”. “Las elecciones anticipadas serían el anticipo de un fracaso”, zanjan. Para ICV, este evento se asemeja a un acto electoral, por lo que replicó a Mas que el derecho a decidir es “patrimonio” de todos y no solo de Convergència. Desde la CUP quieren articular una candidatura alternativa de izquierda e independentista para afrontar unas “elecciones constituyentes.