Madrid - El lehendakari ya había coincidido en algún acto protocolario con el nuevo rey español Felipe VI cuando aún era el príncipe heredero, y también se saludaron en junio durante su proclamación como monarca tras la abdicación de Juan Carlos I, pero será mañana cuando tengan la oportunidad de dialogar en profundidad por primera vez en la Zarzuela. En el marco de la ronda de contactos del rey con los presidentes autonómicos, Urkullu será el segundo líder territorial con el que se cite Felipe VI, solo por detrás del madrileño Ignacio González, a quien la Casa Real convocó en primer lugar porque su comunidad alberga la capital del Estado. Aunque fuentes de la Zarzuela consultadas por este diario aclaran que no se han seguido criterios políticos y que solo han intentado cuadrar agendas de la mejor forma posible -de hecho, aún no hay fecha para el president Artur Mas, una cita clave-, conceden “máxima importancia” a la reunión. Creen que su visita será “muy interesante” porque es un presidente autonómico “de peso”. Aunque prefieren preservar la confidencialidad, no ocultan que el encuentro se producirá en un contexto de tensiones territoriales tras la consulta de Catalunya, y en pleno debate sobre el modelo de Estado y la reforma constitucional del PSOE. En ese contexto, el rey recibirá mañana al máximo representante de otra comunidad histórica que aspira a ensanchar su autogobierno. No aluden a ningún tema en concreto, pero las fuentes consultadas no niegan que las cuestiones a abordar serán las que marcan la actualidad y, más aún, creen que Urkullu tendrá ocasión de plantear su agenda política. “Es su oportunidad”, añaden. La abdicación de Juan Carlos I llegó en plena crisis institucional con el proceso soberanista catalán en ebullición, con el descrédito de buena parte de la clase política por los casos de corrupción, y con el hundimiento del bipartidismo de PP y PSOE, que tan solo unos días antes habían asistido al espectacular despegue de Podemos en las elecciones europeas de mayo. Mientras tanto, los socialistas reclamaban una reforma constitucional. En ese caldo de cultivo, desde varios sectores comenzó a especularse con una segunda transición al considerar agotado el ciclo abierto en 1978, también tras las simbólicas muertes de Adolfo Suárez y Santiago Carrillo. En algunos círculos de opinión de Madrid se apuntó que Felipe VI podría lanzar un guiño a Catalunya y reconocer el carácter plurinacional del Estado, jugando un papel más activo que Juan Carlos I y no centrándose en actos estrictamente protocolarios. Por el momento, no ha habido gestos en esa dirección. El Gobierno Vasco ha apostado por dar tiempo al monarca, aunque no ocultó cierta decepción tras su discurso de proclamación, en el que no apostó por abrir el debate del modelo territorial ni una segunda transición, citó en varias ocasiones la unidad de España, y se refirió desde un punto de vista puramente folclórico a la diversidad, aludiendo a las lenguas y culturas. En su visita a Nafarroa, caldeó algunos ánimos al referirse al territorio como “uno de los solares originarios de nuestra patria española”. En su visita a Catalunya, sí pudo apreciarse cierto cambio de tono: pronunció parte de su discurso en catalán y apostó por encauzar las “legítimas aspiraciones” desde la colaboración, mientras Juan Carlos I había hablado de “quimeras” en un artículo que los soberanistas interpretaron como un ataque a sus pretensiones.

El lehendakari y el PNV se han mostrado críticos con la falta de transparencia y los escándalos que han salpicado a la Familia Real tras la imputación de la infanta Cristina por dos presuntos delitos fiscales, pero han asistido desde la distancia y con cierta frialdad al debate entre monarquía y república porque les preocupa bastante más el autogobierno vasco. Aun así, Urkullu entiende que, ya que existe la monarquía, al menos debería cumplir la función que le asigna la Constitución en el artículo 56.1, y que pasa por arbitrar y moderar el funcionamiento de las instituciones.

El PNV es consciente de que el rey debe ser neutral y no puede decantarse políticamente pero, como mínimo, podría detectar el problema del modelo territorial y llamar a consultas a los partidos sin llegar a fijar él ninguna posición para mantener su imparcialidad. Algunos partidos de izquierda pidieron algo similar para impulsar medidas contra el paro cuando el Estado español se asomaba al rescate. En definitiva, se trataría de que la monarquía no fuera una mera figura decorativa, como la perciben desde algunos ámbitos.

Cita “necesaria” para Urkullu El encuentro, que arrancará a las 18.00 horas, partirá de varios condicionantes como la neutralidad de la monarquía, el carácter meramente protocolario que acostumbran a tener esas citas, o su confidencialidad -Zarzuela no tiene previsto revelar los asuntos tratados tras la cita-, pero en esta ocasión ambas partes aguardan con interés la reunión y parecen querer darle cierto poso político. En Lehendakaritza explican que la reunión es “necesaria”, y que Urkullu trasladó al rey su deseo de reunirse en la ceremonia de proclamación. Fue la semana pasada cuando Felipe VI llamó para fijar la cita. Cursó su primera visita a Euskadi como rey el 31 de octubre para acudir a un foro de directivos en Bilbao, pero coincidió con el viaje institucional de Urkullu a México.