bilbao - ¿Qué conclusiones ha sacado de lo ocurrido en Catalunya?

-En 1987 fui a Barcelona al funeral por las muertes de Hipercor y nos llamaron vascos asesinos. Oír eso fue muy duro, y más en Catalunya. En aquel momento nos decían que los vascos teníamos que aprender de los catalanes, del seny catalán. Ahora, la pregunta que les haría a aquellos que nos decían eso es qué ha pasado con el seny catalán para que ahora ese seny haya desaparecido. La respuesta es muy fácil: ustedes les han hartado a los catalanes, sus gobiernos han sido tan miopes con Catalunya que les han decepcionado y frustrado. El seny que querían aplicar los catalanes, que tan ponderado fue por PP y PSOE, no les ha servido para nada.

¿Cómo ve las lecturas que se están haciendo del resultado de la consulta?

-Se está tratando de ridiculizar el 9-N con el argumento de que solo ha votado el 30% de la población catalana. Este argumento numérico nos vendrá muy bien a los vascos cuando empecemos a discutir sobre cómo se resuelve la cuestión vasca. A nosotros se nos dice que esto está resuelto con la Constitución, pero habrá que decirles que, si en Catalunya ridiculizan la consulta realizada de manera precaria por las restricciones del Gobierno español y el Tribunal Constitucional, en Euskadi esa misma Constitución solo fue aprobada por un 30%. Hubo un 60% que se quedó en casa y un 10% dijo que no.

Rajoy ha descartado cualquier vía política para Catalunya.

-Rajoy tiene que reconocer que dentro del Estado español existe un profundo problema identitario. Y ese problema puede tener solución si se acepta con lealtad y bilateralidad la existencia del problema. Estoy seguro de que si los catalanes llegasen a un acuerdo que les resulte satisfactorio con España probablemente no estarían haciendo planteamientos que tensionen la relación con España. El mínimo de ese acuerdo pasaría por el reconocimiento de que Catalunya tiene una identidad política propia, lo mismo que en Euskadi.

¿El president Mas debía de haber intentado algún tipo de acuerdo transversal antes de lanzarse a la vía catalana y la consulta?

-Era muy difícil. Mas ha tenido la desgracia de encontrarse como interlocutor a un presidente en España tan pillado por muchas cosas que no le quedaban muchos márgenes de maniobra. Los catalanes hicieron todo el trámite para la modificación de su Estatut, se lo cepillaron en Madrid y lo devuelven a Catalunya, pese a lo cual es refrendado. Aun así, el PP de Rajoy lo recurre ante el Tribunal Constitucional, con lo que el pueblo catalán explotó y luego ha traído todo lo que hemos conocido. Además, los catalanes no tienen los asideros que los vascos tenemos: el Concierto económico y nuestra propia recaudación, y la reserva de los derechos históricos.

Cuesta creer que los presidentes Rajoy y Mas no estén hablando ante un problema de tanto calado.

-No lo sé. Normalmente, en estas situaciones lo lógico es pensar que aunque no hablen de una manera directa sí lo hagan a través de personas interpuestas. A mí me ha tocado hacerlo en más de una ocasión, aunque en el momento no podía reconocerlo abiertamente.

¿Y qué puede hacer ahora Mas?

-Mas tiene situaciones complicadas aunque el 9-N le ha potenciado y le ha dado otro nivel de prestigio y de fuerza. No sé cómo terminarán sus relaciones con la Esquerra de Junqueras, que ha ascendido mucho en apoyo popular. Mas tiene que ver cómo administra esta situación. Cada una de las partes, Rajoy y Mas, estará viendo cómo plantear la situación porque la forma en que lo plantee va a tener repercusión directa en lo que vaya a hacer luego internamente. En el caso de Mas, eso le va a condicionar en su acción futura respecto a Duran i Lleida, su socio en CiU, y sobre todo respecto a Esquerra.

¿Adelantará las elecciones?

-No lo descarto, pero no lo creo porque en este momento se ha puesto al frente de la manifestación, hará propuestas y si las cosas no le salen irá a las municipales y mientras tanto irá consolidando el liderazgo que ha apuntalado en los últimos meses. - H. Unzueta