Jerusalén - Cientos de palestinos rezaron ayer en las calles de Jerusalén, frente a los muros de la ciudad vieja, bajo una fuerte presencia policial y una intensa lluvia que amainó las protestas y los enfrentamientos que desde hace meses sacuden casi a diario los barrios árabes del este de la ciudad. Como en jornadas precedentes, solo los mayores de 50 años pudieron acceder a la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del islam, reabierto al rezo musulmán la pasada madrugada tras 24 horas de cierre, un hecho sin precedentes desde 1967.
Las tropas israelíes, que controlan el exterior de la Explanada, clausuraron totalmente su acceso el jueves, por primera vez desde la Guerra de los seis días de 1967, en respuesta al intento de asesinato la noche anterior de un conocido rabino ultranacionalista mesiánico que lucha por cambiar el estatus del recinto y reabrir la zona al rezo judío. “Este es uno de los lugares más sagrados del islam, es nuestro santuario, y en él rezamos desde hace siglos. Cerrarlo es un insulto y una provocación a la que hay que responder”, explicaba ayer Sheij Raduan, un hombre de 62 años procedente del monte de los Olivos.
Tocado con el tradicional pañuelo blanco y sostenido en un bastón, Raduan recordaba que “los judíos nunca han querido subir aquí a rezar. No pueden. Son solo un puñado de locos quienes quieren hacerlo por razones políticas”.
Lugar sagrado La Explanada de las Mezquitas ocupa el lugar del Templo judío de Herodes (o segundo templo) que fue destruido en el año 70 por las legiones romanas a las órdenes del general (y luego emperador) Tito, y que estaba erigido a su vez sobre los restos del mítico Templo de Salomón, reducido a escombros por los babilonios en el siglo VI a.C. El único vestigio que se conserva de ese segundo templo es el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado del judaísmo, y que se erige al pie mismo de la Explanada de las Mezquitas. De hecho, la tradición judía prescribe que los creyentes no deben subir al también denominado Monte del Templo para evitar profanar por ignorancia el sancta sanctorum, el lugar más sagrado del templo y cuya ubicación exacta se desconoce. En el exterior, decenas de hombres sacaron sus alfombras y esteras y las plantaron en medio de la calzada pese a la lluvia que toda la mañana cayó sobre la urbe. El movimiento nacionalista palestino Al Fatah había convocado para ayer una “jornada de la ira” para denunciar el cierre de la explanada y lo que considera las “reiteradas provocaciones” de Israel. Al mediodía, solo se habían producido algunos incidentes violentos en el interior de la ciudad vieja, donde la Policía cargó contra un grupo de jóvenes que lanzaban piedras.