Bilbao - El grupo internacional de verificadores liderado por Ram Manikkalingam mantiene sus contactos de cara a avanzar en el desmantelamiento, sellado y desarme de los arsenales de ETA, pero en el plano más práctico las cosas están paradas. Tras el fiasco de desarme que protagonizó el pasado 21 de febrero en presencia de varios miembros de la Comisión Internacional de Verificación no ha habido movimientos reseñables, según ha podido saber este diario de fuentes cercanas al grupo. La posterior llamada a declarar ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno a los dos verificadores que aparecían en el video verificando el sellado con dos encapuchados de la banda generó una inseguridad jurídica añadida a la ya de por sí complicada tarea de los facilitadores del grupo con sede en Amsterdam. La Comisión considera que el escenario no ha cambiado desde entonces, por lo que descartan una verificación como la que realizaron hace ocho meses.
Las mismas fuentes señalaron a este diario que los próximos pasos que se puedan dar “difícilmente podrán ser igual que el anterior”, en referencia al sellado y verificación de un minúsculo arsenal de armas realizado en Tolouse (Francia) que quedó inmortalizado en un video grabado por un tercer miembro de la organización armada y emitido después a través de la BBC, en el que dos etarras entregaban a Ram Manikkalingam y Ronnie Kasrils un inventario de armas que apenas ocupaba folio y medio, que la banda había dejado “fuera de uso”. “Es muy difícil que miembros de la Comisión de Verificación se reúnan con ETA y verifiquen algo in situ”, señalan estas fuentes que insisten en que “estamos en el mismo escenario que entonces”.
Que la situación es la misma quedó patente el pasado lunes cuando el ministro del Interior español subrayó en Gasteiz, a donde acudió para firmar el protocolo para la creación en un edificio municipal del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo, que el desarme “nunca se va a producir” hasta que ETA no se disuelva. El Gobierno español insiste en su idea de que si la banda armada quiere entregar las armas y los explosivos lo puede hacer a través de la Guardia Civil desvelando la localización de sus zulos y arsenales. La mayoría de las armas y explosivos están repartidos en zulos de Francia, razón por la que el mediador sudafricano Brian Currin ha emplazado al Gobierno de París -y también al de Madrid- a “colaborar” en el desarme. El facilitador y líder del Grupo Internacional de Contacto también visitó Euskadi la semana pasada para mantener sus encuentros discretos con agentes políticos y sociales y durante una conferencia incidió en la idea de la inseguridad jurídica de los agentes directamente implicados en el desarme y su verificación. “¿Imaginan a Kofi Annan entrando en Francia para ver unas armas sin la colaboración de París?”, se preguntó retóricamente. El ex secretario general de la Interpol y miembro del grupo de Currin, Ray Kendall, también clamó por la necesidad de “crear unas condiciones políticas y legales” para el desarme.
Mientras esas condiciones no se dan, la comisión de verificadores busca otras posibilidades y mantiene sus contactos. Reconocen que desde febrero todo está “parado” y que “no hay novedades”, pero las fuentes consultadas tiran de otras experiencias de desarme para recordar desde la prudencia que “de repente en cualquier momento puede abrirse una vía de solución”. El ciclo electoral que se abre en Euskadi y en el conjunto del Estado español con las elecciones municipales y forales de mayo del próximo año y las generales en noviembre no facilitará las cosas hacia un desarme. “Si hubiera movimientos en este campo, deberían darse cuanto antes”, apremian las mismas fuentes.
Presos, desarme y relato de lo sucedido en los años pasados. Es el triple nudo gordiano que amarra el proceso de resolución del denominado conflicto vasco tres años y una semana ya después del abandono -que no disolución- por parte de ETA de su actividad violenta y su extorsión. Las tres cuestiones discurren en paralelo y hasta la fecha no terminan de encarrilarse. La narrativa o narrativas de lo ocurrido en Euskadi en las últimas décadas requerirá un debate largo y tendido de los diferentes agentes y partidos vascos. La situación de los presos sigue atascada por el choque de trenes entre una ETA que no permite movimientos entre los presos en clave de reinserción y lo fía todo al fin de la dispersión y al acercamiento de sus presos y un Gobierno español inmóvil hasta que la banda no se disuelva.
La Comisión Internacional de Verificación sigue tomándose “en serio” el compromiso de sellado y desmantelamiento de zulos de armas y avance hacia el desarme por parte de ETA.
sellado de armas La banda anunció el pasado 20 de julio que ha desmantelado “las estructuras derivadas de la lucha armada para realizar el tránsito del ciclo de confrontación armada a la confrontación democrática”. En el comunicado decía que eso entrañaba el “desmantelamiento, ya culminado, de las estructuras logísticas y operativas derivadas de la práctica de la lucha armada”.
El comunicado pilló por sorpresa a los agentes políticos vascos ya que se produjo sólo tres días después de que el mediador internacional Jonathan Powell, exjefe de gabinete de Tony Blair, trasladara al Gobierno vasco y a los partidos políticos que ETA había paralizado el proceso de desarme, precisamente por la inseguridad que suponía a sus militantes la operación de sellado y desmantelamiento de los zulos, la mayoría de ellos en suelo francés. En los últimos meses, no ha trascendido ninguna información sobre el hallazgo de algún escondite de armas o explosivos en Francia por parte de un particular que lo encontró de manera fortuita, lo que en otras épocas sucedía con relativa frecuencia.Es de suponer que los miembros de ETA no se arriesguen a presentarse a un zulo ante el temor de que pueda estar pinchado por la policía.