barcelona - La consulta sigue en pie. Tras una maratoniana cumbre que tendrá su punto y seguido a lo largo del fin de semana, Artur Mas y los líderes de los partidos favorables al referendo acordaron mantener la convocatoria del 9-N y solicitar al Tribunal Constitucional (TC) que levante con “celeridad” la suspensión. La diatriba radica ahora en cómo garantizar la celebración de esa jornada electoral, y en la forma de manejar los vericuetos y obstáculos a los que el Govern y estas formaciones políticas deberán enfrentarse, después de que ayer se evidenciara en su reunión que les separan matices de calado.

Tras una matinal de tres horas y media -arrancó a las 11.15-, el portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, avanzó en una breve comparecencia la voluntad de que la ciudadanía catalana “pueda participar y ejercer el derecho de voto el 9-N” y la intención de realizar un “análisis exhaustivo” para que la consulta se desarrolle “en las mejores condiciones democráticas”. Después de que el president trasladara el pasado miércoles a los grupos la opción de gestar una lista unitaria y adelantar las elecciones; Oriol Junqueras (ERC) y David Fernández (CUP) expusieron su interés en que el Ejecutivo de Mas retome la campaña institucional del referendo y descarte la opción de unos comicios, mientras que Joan Herrera (ICV) también apostó por situar la mirada en la consulta y no en cualquier otro escenario, para lo que habría que acordar un calendario que fije la puesta en marcha del registro de participantes de inmigrantes residentes en Catalunya y de catalanes en el extranjero, el sorteo de miembros de las mesas de votación, el sufragio anticipado y la reanudación de la propia campaña. El gesto del Govern de mantener vivo el 9-N está dirigido principalmente a evitar que se quiebre la cohesión de cara a la batalla ante el TC y las advertencias del Gabinete Rajoy.

Además del líder de CiU y del resto de formaciones, estuvieron presentes en la cita la vicepresidenta Joana Ortega, el conseller Homs, y los dirigentes Marta Rovira (ERC), Joan Mena (ICV), Quim Arrufat (CUP), Jordi Turull, Ramon Espadaler y Mercè Jou (CiU). Encallada la reunión, que se retomó a las 18.15 horas, y sin declaraciones de por medio a excepción de Fernández, quien subrayó que “solo tenemos todo el futuro por delante”, el debate se prolongó hasta entrada la noche con el fin de ir diseñando una estrategia sin pasos en falso. Entre medias, una pausa en la que Mas acudió al homenaje al escultor Josep Maria Subirachs, y en cuyo discurso afirmó que “estamos intentando encontrar todas las soluciones que nos hacen falta para seguir el camino trazado”.

abogacía del estado Paralelamente a este encuentro, Madrid lanzaba su ofensiva anunciando, por boca de la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, que pondrán el asunto en manos de la Abogacía del Estado para que den conocimiento de él al TC al entender que Mas ha incurrido en una ilegalidad al firmar el decreto de designación de la junta electoral del 9-N. La número dos del Gabinete Rajoy constató que el president “conoce que el TC ha decretado la suspensión de la Ley de Consultas”, también “del artículo 14 en la que se recoge la creación de esa comisión”, así como de la convocatoria” de la consulta, por tanto, “si ha decidido firmar el decreto” es algo que corre de su cuenta y riesgo pero “el Gobierno cumplirá con la misma serenidad” y llevará el asunto ante el Alto Tribunal. Sáenz de Santamaría sugirió que el Jefe del Govern se había cuidado de bordear la prevaricación al introducir, en el decreto rubricado, algunas “novedades” o salvaguardas, e insistió en que Mas “tiene que cumplir la ley porque cuando uno la incumple va en contra de sus ciudadanos”.

“España es un Estado de Derecho, la ley es la expresión más clara de la democracia, y quien se encarga de decir quién cumple o no las leyes son los tribunales”, afeó la dirigente del PP. Esta idea es, para la vicepresidenta, especialmente importante para los gobernantes, porque “¿cómo puede esperar un gobernante que sus ciudadanos cumplan las leyes si él no las cumple?”, cuestionó en alusión a Mas.

La integridad de la “figura de porcelana fina”, como definió el president la cohesión entre las fuerzas soberanistas ante este reto, parece mantenerse a salvo tras este guiño de que permanezcan operativos todos los preparativos de la consulta. Pero será a finales de la próxima semana cuando se sepa si todavía es factible su celebración, dado que lo que no esté en marcha para entonces ya no se podrá activar con todas las garantías necesarias en estos casos. Y este es el plazo que se antoja que le queda de respiro a la unidad del bloque que avala el 9-N.