El continuo goteo de sondeos al que asistimos confirma el escenario que desde hace meses auguran muchos analistas. Es decir, que a las dos grandes familias políticas que siempre han sido mayoría en la Eurocámara -PPE y PSE, aunque este último no ha conseguido ganar unas elecciones europeas desde hace veinte años- la crisis les pasará factura y perderán músculo en un hemiciclo que estará durante la próxima legislatura mucho más polarizado y con una extrema derecha más influyente que nunca. Un ascenso que obligará a ambas formaciones, y quizás a los Liberales, a formar una gran coalición o alianzas puntuales para frenar su posible influencia en la agenda y en la legislación comunitaria.
Y es que, sin duda uno de las novedades más llamativas de la campaña respecto a procesos anteriores es ese fuerte empuje que lograrán los partidos euroescépticos, antieuropeos y populistas -de muy diverso talante y corte ideológico- que podrían hacerse con hasta un cuarto de los escaños -unos 200 de 751 frente a los 150 que tienen actualmente- en la nueva Eurocámara. Empezando por el Frente Nacional Francés, que cuenta con muchas posibilidades de ganar en la república gala pero también muchos otros. Según la última proyección publicada por TNS Sofres, el partido que lidera Marine Le Pen cuadruplicará su resultado de 2009 -de 3 a 20 eurodiputados- y se situaría como primer partido en Francia (23%), por delante de la UMP (21%), de los socialistas (16%) y de los Verdes (8,5%).
De que esta mujer, que asumió las riendas del partido en 2011, ha sabido canalizar el descontento de la clase trabajadora francesa no hay duda, pero lo curioso es que su nombre ha traspasado fronteras. Le Pen, según un sondeo de Ipsos publicado la semana pasada es la candidata a regir la Comisión Europea más conocida en Europa. Más que el luxemburgués Jean Claude Juncker, que ha estado lustros dirigiendo Luxemburgo y hasta hace no demasiados años al frente del Eurogrupo, e incluso que el socialista Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo durante los últimos cinco años y más visible quizás desde esta atalaya. Curiosamente esta ultraderechista francesa no forma parte de la terna de cinco candidatos que hacen campaña por media Europa y que se enfrentaron por primera y única vez en un debate el pasado jueves.
Más allá de Le Pen, si hay alguien que despunta en el Olimpo ultraderechista ese es Geert Wilders, del Partido por la Libertad, de Holanda, antiBruselas, antieuro, antiislam y partidario de que todo lo que cuenta se decida en La Haya. Pero también lo hacen el FPO de Austria, el Vlaams Belang de Bélgica, la Liga Norte italiana, el SNS de Eslovenia y el SD de Suecia. Según la última proyección de Votewatch Europe, si todos ellos se aliarán tras las elecciones, conseguirían sumar escaños suficientes y cumplir con los requisitos -tener 25 escaños de 7 estados miembros- para forma nuevo grupo en Estrasburgo. Es decir, si se ponen de acuerdo en sumar fuerzas podrían convertirse en la tercera formación euroescéptica, junto con los conservadores británicos, a la baja en los sondeos pero que han prometido un referéndum de salida de la UE para 2017, y el grupo Libertad y Democracia en el que se integra el UKIP británico. Al partido por la independencia de Reino Unido, que hace campaña contra la inmigración, contra Bruselas y a favor de la salida de su país de la UE, los sondeos le auguran también un prometedor resultado con un discurso podría permitirle triplicar escaños.
La presencia euroescéptica no termina aquí. Los sondeos auguran un buen cartón para el Partido Popular Danés, de extrema derecha, lo mismo que para el Jobbik húngaro, segunda fuerza en su país, y un aumento para Alternativa para Alemania, formación que no existía hace cinco años, muy crítica con el euro y la inmigración y que podría entrar por primera vez en la Eurocámara con una proyección de voto que le depara el 7%.
El auge en todo caso no se verá solo en la derecha. En Grecia si alguien se verá especialmente beneficiado, ése será Syriza, que podría capitalizar el gran descontento que existe en su país y aupar a la Izquierda Unitaria Europea a la cuarta posición; y en Italia el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, muy contrario a las políticas de austeridad de la troika y a quien los sondeos otorgan un 20% de los votos, por detrás del Partido Demócrata del primer ministro pero por delante de Forza Italia.
empate técnico Todos ellos se beneficiarán sin duda del altavoz que supone el Parlamento Europeo pero si quieren influir en la legislación comunitaria no tendrán más remedio que aliarse dentro de algún grupo político porque la capacidad de influencia no radica solo en el número de eurodiputados, sino también en la capacidad de construir coaliciones ganadoras. Y a tenor de los sondeos lo que depara la próxima legislatura es más de lo mismo. PPE y PSE seguirán siendo las grandes fuerzas de la Eurocámara pero con una presencia a la baja. Especialmente el PPE, el grupo mayoritario desde hace quince años, que vería reducido su peso al pasar del 36% o 274 escaños al 28,2% y 212 asientos. Los socialistas recuperan ligeramente posiciones con el 27,8% y 209 escaños. Una diferencia tan pequeña que a día de hoy cualquiera de los dos podría ganar las elecciones.
Cifras que confirman que ambos grupos seguirán necesitando a otras fuerzas políticas para pactar. Los Liberales y Demócratas se mantendrían como tercera fuerza, con el 8,4% y 63 escaños, veinte menos que la pasada legislatura debido al castigo que recibirán en países como Alemania o Reino Unido lo que significa que estarán muy interesados en buscar nuevos aliados entre formaciones llamadas a despuntar y que o bien no tienen grupo o bien son nuevos en el hemiciclo. Lo mismo les ocurrirá a los Verdes, que podrían verse relegados a la sexta posición con 38 escaños frente a los 57 que tenían hasta ahora.
La aritmética puede todavía deparar algunas sorpresas. Por ejemplo, la proyección de reparto de escaños que realiza el Parlamento Europeo otorga la victoria al PPE con mayor holgura aún. Obtendría 221 escaños, frente a los 194 de los socialistas, los 62 de los Liberales, los 52 de los Verdes, los 45 de la Izquierda Unitaria europea, los 44 de los conservadores británicos, los 33 de los euroescépticos, los 38 de los no inscritos y los 62 de las formaciones que no tienen grupo. Pese a esta fotografía ligeramente diferente, a estas alturas parece poco probable que PPE con los Liberales, o el PSE con los Verdes, consigan sumar apoyos suficientes, lo que podría obligar a las dos formaciones mayoritarias, que han intentado sin mucho éxito distanciarse en la campaña, a negociar una gran coalición a la alemana -421 escaños y el 56% de la Cámara- o alianzas puntuales por temas, familias o líneas ideológicas. Es más, han coincidido en la última legislatura en el 70% de las votaciones -en materia agrícola o cuestiones jurídicas, en el 80% de las ocasiones; e incluso el 85% en cuestiones constitucionales e interinstitucionales- así que cerrar un acuerdo sobre un programa y el nombre del candidato a ocupar lo más alto de la Comisión Europea no solo no es extraño sino lo más probable.