madrid - La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, calificó ayer de "desproporcionado" la repercusión del incidente que protagonizó la semana pasada cuando fue multada en la madrileña Gran Vía, en una comparecencia en la que evitó criticar, como en días anteriores, a los agentes implicados.
Tras la reunión del Comité de Dirección del PP de Madrid, la primera con los miembros de su partido tras este suceso, Aguirre limitó a su vida privada lo ocurrido y apuntó que no espera el respaldo de miembros de su partido en este caso, puesto que se trata de un error y no de un acierto suyo.
Aguirre evitó reproducir su censura al trato de los agentes -llegó a avanzar que estudiaría acudir a la Justicia por "esta retención ilegal"-, sostuvo que lo ocurrido no es "extraordinario" en la vida de cualquier ciudadano y reiteró su reconocimiento de que había cometido un error. Aguirre se mostró de acuerdo con las declaraciones de Ana Botella en las que esta sostenía que "la ley es igual para todos", pero también las declaraciones del expresidente regional Joaquín Leguina en torno a que el trato de los medios de comunicación no lo es.
Con la misma actitud resuelta con la que llegó a la calle Génova por la mañana -al entrar a la sede del PP dirigió cinco simples palabras a los periodistas que la esperaban: "¿Preocupados por Eguiguren, el maltratador?"-, Aguirre se expuso a las preguntas de los informadores,dando muestras de impaciencia: "Parece como si en España no hubiera problemas más importantes que le pusieran una multa a una sexagenaria con su coche particular", se quejó. Casi desafiante en varias ocasiones, reiteró sus disculpas por la infracción y repitió sus explicaciones de lo que ocurrió con los agentes. Y a partir de ahí se negó a responder a cualquier otra cuestión al respecto, incluso interrumpiendo muchas de las preguntas: "He dicho que no voy a contestar más preguntas". - Efe