Bilbao - Caminando por Abandoibarra bajo una tímida lluvia guarecido bajo su txapela y enfundado en su chaqueta y su bufanda, Juan José Ibarretxe llega al Bizkaia Aretoa de la Universidad del País Vasco cuando la luz diurna agoniza ante la noche bilbaina. Ha llegado en tren, como el ciudadano anónimo que pasó a ser desde que se quitó el traje de lehendakari tras casi diez años como máximo representante institucional de la Comunidad Autónoma Vasca. El lehendakari entre 1999 y 2009 entra en el recinto universitario que acoge una parte de las instalaciones del Agirre Lehendakaria Center -con sede central en el Euskampus en Leioa-, centro desde el que dirige su proyecto de investigación denominado El caso vasco: desarrollo humano sostenible.

Entre estas cuatro paredes Ibarretxe se ha reencontrado con el espíritu del patriarca de los lehendakaris, aquel que dejó escrita su singularísima peripecia vital en el libro De Guernica a Nueva York pasando por Berlín. No en vano el primer lehendakari da nombre a este centro de estudios vinculado a la UPV/EHU y a Euskampus, sede central del Agirre Lehendakaria Center, cuyo objetivo es trabajar en la investigación, la innovación y la difusión del conocimiento. "Fue él quien abrió la puerta de la Universidad de Columbia, ya que allí ejerció como profesor entre 1942 y 1946", recuerda Ibarretxe para a renglón seguido apostillar "katea ez da eten" (la cadena no se ha roto).

¿Qué pretenden con esta iniciativa?

- "Nuestra intención es situar en el mapa mundial nuestro pueblo, los siete territorios de nuestro pueblo, con su cultura y su lengua, en el mundo académico en el campo de la investigación y el conocimiento. En otra época intenté hacer esto desde los ámbitos de la política y la economía, desde la esfera pública y la privada, ahora lo hago desde lo académico. Humildemente, yo siempre voy a ser embajador de este pueblo. Tenemos que tener un sitio en el mundo, el que nos corresponde, y mirar al mundo sin olvidar las raíces".

¿Esta actividad le permite dar continuidad a su trabajo como lehendakari?

- "En el mundo actual, la identidad y la innovación son determinantes para desarrollar un proyecto. El futuro para el pueblo vasco es tener un proyecto propio y diferenciado en el mundo que permita profundizar en nuestra identidad integrada en realidades más amplias. Hay quien dice que la cultura vasca es una antigualla, como si la cultura universal fuera algo diferente de lo que es el sumatorio de lo local".

¿Supone la globalización una amenaza para un pueblo como el nuestro, tan pequeño?

- "De las más de cinco mil lenguas y culturas que coexisten en el mundo, apenas van a quedar algo más de quinientas para finales del siglo XXI. Y yo me pregunto si esa cultura universal que dice abrazar la falsa progresía va a ser más rica con quinientas lenguas, culturas y pueblos que con las actuales cinco mil y pico. Evidentemente, la respuesta es no. Por eso pienso que hay que trasladar con claridad que, si la defensa de la identidad de los pueblos estuvo en algún momento asociada a proyectos políticos, en la actualidad profundizar en nuestra identidad no solo está relacionado con proyectos políticos que se pueden o no compartir, sino que está directamente relacionado con la economía y el equilibrio social".

Cualquiera que pudiera pensar que metido en harina académica Ibarretxe ha perdido la fuerza arrolladora de sus intervenciones políticas de antaño comete un error. El que tuvo retuvo. Mantiene la forma que le valió para encandilar a propios y enardecer a extraños. Sin embargo, esquiva las referencias a su pasado político y solicita no hablar de sus batallitas como lehendakari ni de las cuestiones candentes de la actualidad política. "Hay que saber estar cuando estás, y saber marcharte cuando te has marchado", apostilla en referencia sibilina a algunos expresidentes españoles que no predican con esta máxima pese a haber alardeado de ello en alguna ocasión. "No soy un nostálgico, no pienso que cualquier pasado (ni tampoco futuro) va a ser mejor que el presente. En la vida no hay moviola y yo he tenido la suerte de volver a mi casa, a la universidad, a temas de los que sé un poquito", aclara a quienes todavía abrigan alguna esperanza de que pueda volver a la politica. Pero mejor preguntárselo directamente:

¿Ni aunque se lo pidieran?

- "No, no y no. Y lo dije claro. No volveré. Me fui sin ningún tipo de mochila, ni personales ni políticas, me fui con paz interior y vivo con paz interior. Tras treinta años como ejecutivo en la vida pública y privada, fue una desconexión intelectual, porque el gobierno te somete a la dictadura de lo cotidiano: dejas de leer, de pensar, de escribir. He podido rescatar esa parte de mi vida. Y también hice una desconexión territorial porque opté por desarrollar mi actividad profesional en el exterior, salir fuera. Así es que hoy disfruto de una vida maravillosa en compañía de gente extraordinaria, una vida normal. Viajar en el tren para venir al trabajo, estar pendiente de los horarios del autobús, reivindicar el billete único...".

Al igual que cuando se subía a la tribuna parlamentaria o se batía en la arena política, en su nuevo rol sigue imprimiendo pasión a cada palabra, y elocuencia a cada silencio y gesto. Se le nota que disfruta con lo que tiene entre manos, con la materia objeto de su investigación, con su equipo y compañeros de trabajo en el Agirre Lehendakaria Center. Remarca Amaia Agirre, nieta del primer lehendakari y miembro del equipo profesional del centro y de la fundación, que este laboratorio de ideas es totalmente independiente, ya que se financia con aportaciones de entidades privadas. Junto a Amaia (que se ocupa de dirigir la Fundación) y el propio Ibarretxe (que lidera el Centro), el equipo está formado por Gorka Espiau, conocido por su trabajo en la génesis y desarrollo de Elkarri y su bagaje en el campo de la resolución de conflictos. A este triángulo se le asocian desde fuera los profesores Peter Coleman (de la Universidad Columbia en Nueva York) y Andrea Bartoli (de la Universidad SHU en Washington).

Precisamente es Nueva York la sede de los proyectos de investigación del centro, mientras que el área de formación está repartida. Fue la universidad de Columbia la que mostró interés por la tesis del desarrollo humano sostenible, entendida esta como la satisfacción de las necesidades de las personas en términos económicos, sociales, culturales y políticos sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Y los expertos de la universidad norteamericana encontraron en el caso vasco un ejemplo vívido de ello. Ahí se cruzó Ibarretxe en el camino.

¿Por qué se fijaron en el caso vasco?

- "Entre 1980 y 2008 el pueblo vasco consiguió un desarrollo humano, no solo económico, más que razonable y llamativo a nivel mundial. A pesar de las dificultades y del azote de la violencia que ha golpeado este país durante décadas, este pueblo apostó por la industria y la economía real y productiva, por la formación y por el liderazgo compartido, en vez de por la terciarización que hemos conocido en España y otros países europeos. Todo ello ha hecho que el caso vasco sea atractivo para el mundo a niveles académicos. Al principio me sorprendió comprobar que una universidad puntera en el mundo como la Columbia se interesara por el caso vasco, pero luego entendí que nuestro modelo les daba una posibilidad real y única, no solo teórica".

Sin embargo, el modelo socioeconómico vasco aguanta a duras penas la crisis actual.

- "El éxito del pasado no garantiza el éxito del futuro. La clave es la adaptación. Como dijo Sören Kierkegaard, "la vida, para ser comprendida, tiene que ser mirada hacia atrás; pero para ser vivida tiene que ser mirando hacia adelante". La aportación del centro es aprendiendo del pasado desarrollar proyectos de investigación para tratar de acertar de cara al futuro".

¿Se están haciendo bien las cosas aquí?

- "No me quiero meter en la práctica, yo me muevo en el mundo de la academia. Lo que no es discutible en estos momentos es que solo los países que profundizan en su identidad en colaboración con el resto de identidades del mundo son los que están saliendo adelante. Dice el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, que los países que más se están beneficiando de la globalización son los que se hacen cargo de su propio destino".

Pero en el caso vasco, no depende solo de uno mismo, sino del corsé jurídico-político en el que se inserta Euskadi.

- "Sí, pero esa es una dinámica política en la que yo ya hice lo que pude o tuve que hacer, hasta donde pude. No me corresponde meterme en los diseños actuales de quienes están trabajando en el ámbito de la política o de la economía. Lo que tratamos de aportar desde el centro es luz, pasión por el conocimiento. Parafraseando al profesor Etxenike, la principal aportación del conocimiento es el aumento de la ignorancia".

¿Qué importancia tiene en ese modelo tener un sistema propio y cercano de instituciones?

- "Es muy importante. El Concierto Económico es muy importante. Pero, cuidado, no hay autogobierno si no hay autogobierno político. El autogobierno económico es necesario pero no es suficiente. El autogobierno económico es la sangre del sistema, pero todos sabemos que después de la abolición foral de 1876, cuando comienzan los conciertos económicos, pese a todo no había un autogobierno político. Si no se tienen huesos, que son las instituciones, y no se tienen músculos, que son las competencias, no hay cuerpo. Eso es determinante en el desarrollo de un proyecto de autogobierno y de un modelo basado en tres íes: innovación, identidad e igualdad entre mujeres y hombres".

Ibarretxe conoce de primera mano el lastre que ha supuesto la violencia de ETA para la imagen de Euskadi fuera de sus lindes en el campo de la empresa, la cultura y otras manifestaciones. Lo ha vivido en primera persona durante sus muchos viajes como ejecutivo, político o lehendakari. Ahora va a poder medir esa percepción desde la cátedra universitaria. Durante cuatro años ha sido profesor en las universidades de Columbia y George Mason dirigiendo un proyecto de investigación y además ha sido catedrático visitante en la universidad interamericana de Puerto Rico. Eso también explica su vocación exterior, que la extiende al centro que ahora dirige. "Queremos dar el salto a México y Chile con proyectos de investigación que vamos a poner en marcha en breve", avanza Ibarretxe tras admitir que no hace mucho ha estado por estas tierras. "Y luego pensamos dar un salto a la zona de Asia", añade.

Antes hablaba de la violencia. ¿Cuánto ha pesado y pesa el lastre de ETA?

- "El caso vasco proporciona también en esto una nueva forma de acercarse a la superación de la violencia. Tradicionalmente, se piensa que es siempre un acuerdo de paz entre las partes el que propicia un modelo de desarrollo, pero aquí ha sido justo al revés. Fue la búsqueda de un proyecto de desarrollo humano sostenible el que ha hecho totalmente inviable que exista la violencia, porque la sociedad vasca tiene muy asentado el principio ético de la no violencia".

En este país siempre se han enfrentado los derechos individuales a los colectivos, como si fueran incompatibles.

- "Esa contraposición ha sido muy perniciosa porque ambos son indivisibles. Uno no puede tener derechos individuales si no se le respetan los colectivos, en nuestro caso como pueblo vasco. Lamentablemente, ha habido quien en este pueblo, so pretexto de defender los colectivos, ha lesionado gravísimamente los individuales, llegando incluso a matar por pensar diferente. Y, sin equidistancia de ningún tipo, ha habido quien en la defensa de los derechos individuales ha negado los colectivos".

El temporal de viento provoca un corte de luz, y de la conversación. El cuarto se queda a oscuras. Ibarretxe calla un momento... la luz no vuelve, pero el lehendakari ohia continúa, inasequible al desaliento. Katea ez da eten.