GASTEIZ. La apuesta del PNV por consensuar un nuevo estatus para Euskadi y por someterlo a votación entre la ciudadanía vasca contaría con encaje legal, ya que respeta el procedimiento de reforma contemplado en el propio Estatuto de Gernika. Pero, además, la mayoría de los ciudadanos ve con buenos ojos que se celebre una consulta y, en concreto, un referéndum independentista, que va incluso más allá de lo planteado por la formación esta legislatura. Mientras el partido de Andoni Ortuzar ultima el texto que registrará la próxima semana en el Parlamento para activar la ponencia del estatus, el Euskobarómetro reveló ayer que un 54% de la ciudadanía de la CAV estaría de acuerdo con celebrar un referéndum independentista, mientras un 29% lo rechazaría. El porcentaje de los partidarios del referéndum ha disminuido con respecto a la entrega de mayo, si bien ese mes fue un tanto atípico y registró un notorio incremento de ocho puntos de los partidarios de la consulta, mientras el desacuerdo bajaba once. Además, también se interrogó sobre el referéndum catalán, que podría haber encendido los ánimos independentistas. Las cifras parecen haberse estabilizado. Aun así, siguen siendo mayoría quienes votarían que sí a la secesión -aunque por muy poco margen-, y también quienes no se dan por satisfechos con el actual nivel de autogobierno, todo ello en puertas de que el Parlamento abra el debate del nuevo estatus.

El equipo del profesor de la UPV/EHU Francisco Llera presentó ayer la encuesta, basada en 1.200 entrevistas y realizada entre el 24 de octubre y el 15 de noviembre. El sondeo deja ver una estabilización en el deseo independentista y cierta desmovilización en un debate que no preside la agenda de la CAV: bajan los dos extremos -los que están a favor de la independencia y los que la rechazan-, y suben ligeramente los indecisos y los que se abstendrían. El 37% votaría a favor, y el 33%, en contra. Los partidarios bajarían al 31% si la secesión implicara dejar la Unión Europea.

Aunque un 37% votaría a favor de la independencia,al ser preguntados sobre las alternativas a la actual forma de Estado, el porcentaje de los partidarios de la secesión se queda en el 27%. Sin embargo, la suma de quienes quieren modificar el marco vigente -el 27% independentista y el 35% federalista- supera a los partidarios de la actual autonomía, un 30%, y a los centralistas, que se quedan en el 4%. Los autonomistas, de hecho, bajan tres puntos. Esa fotografía se ve reforzada por una segunda pregunta: cuando se interroga sobre la satisfacción con el Estatuto, queda al descubierto que los plenamente satisfechos han bajado tres puntos, mientras los insatisfechos han subido uno.

Aun así, los principales problemas de los vascos siguen siendo, según el estudio, el paro, la situación económica y las desigualdades y el bienestar. Aunque son más quienes ven con preocupación la situación del Estado español -un 89%- que quienes tuercen el gesto ante la vasca -un 64%-, ha bajado la confianza depositada en Lakua. Un 33% confía mucho o bastante en el Gobierno vasco, ocho puntos menos que en mayo; frente al 64% que deposita poca o ninguna fe en él, nueve puntos más que en la última entrega. Aun así, en otro apartado de la encuesta se refleja que un 45% permanece a la expectativa y no cree que el Gobierno sea bueno ni malo. La encuesta, además, coincidió con la crisis de Fagor Electrodomésticos y con los datos del INE sobre el paro en el tercer trimestre, en el que la CAV fue la peor parada frente a un Estado español por aquel entonces aún en campaña turística. Aunque la nota media del Gobierno vasco se queda en un 4,6, son más quienes lo aprueban que quienes lo suspenden. Urkullu es el líder mejor valorado y revalida su 4,5.