Vitoria. Los extremos parlamentarios que representan EH Bildu y PP se alinearon ayer en la Cámara vasca en la búsqueda del protagonismo desde sus propias estrategias. Mientras la coalición soberanista dejó plantado al Pleno por un supuesto veto de la Mesa a sus propuestas, los populares elevaron al hemiciclo, una vez más, la carga mediática ligada a ETA; esta vez en forma del reconocimiento a sus presos excarcelados y la valoración del Gobierno Vasco.
El aforado de EH Bildu, Dani Maeztu, fue el primero en recordar desde el atril de oradores la consulta catalana, un asunto que nada tenía que ver con la interpelación recogida en el orden del día -racionalización y sostenibilidad de la Administración local-, como tampoco guardaba relación las repetidas alusiones que el exparlamentario de Aralar hizo al proyecto Hiriko y la forma en la que el Ejecutivo autonómico pretende recuperar el dinero invertido.
Tras recriminar tres veces esta actitud, la presidenta de la Cámara, Bakartxo Tejeria, privó de la palabra al parlamentario vizcaíno, lo que provocó la esperada y ensayada salida del hemiciclo de la totalidad de la bancada abertzale.
La decisión, adoptada la víspera, según pudo saber este periódico de fuentes de la propia coalición, derivó en una intervención ante los medios de comunicación en la que Maeztu, respaldado por Laura Mintegi y otros compañeros de grupo, declaró el hartazgo ante el supuesto veto que desde la Mesa el PNV, respaldado por otras fuerzas, impone a EH Bildu ante temas "incómodos" como, según describieron, las peticiones de comparecencias por el caso Cabacas o las ayudas públicas concedidas al proyecto Hiriko.
Pero con la bancada abertzale vacía no llegó la calma al debate, sino todo lo contrario. El portavoz del PP, Borja Sémper, pidió al consejero de Justicia, Josu Erkoreka, que rectificara las declaraciones en las que consideraba una "acogida calurosa" el recibimiento al expreso de ETA Javier Martínez Izagirre, un gesto con el que los conservadores entienden que el también portavoz del Gobierno "minimiza" la gravedad de que se reciba con "vítores" a un asesino y prefiere "no incomodar" al entorno de la izquierda abertzale.
Erkoreka, en su respuesta, acusó a Sémper, y por extensión a su grupo parlamentario, de hacer el ridículo con su "teatralización" y de convertir la Cámara en un circo. La reacción de la bancada popular motivó una nueva intervención de Tejeria y el cruce de reproches se trasladó a la sala de prensa con sendas intervenciones ante los medios de comunicación.