Bilbao. El Consejo de Gobierno vasco del próximo 26 de noviembre aprobará definitivamente el Plan de Paz y Convivencia elaborado por la Secretaría que dirige Jonan Fernández. Con este visto bueno final, el Plan concluye su recorrido desde su arranque y presentación pública en junio y tras haber sido debatido y analizado por partidos políticos y organizaciones sociales, que han realizado diversas aportaciones al texto, algunas de ellas de signo contrario.
La gran novedad que contiene el Plan -que ya está en fase de presentación a los grupos parlamentarios- es, precisamente, que ha incorporado de manera expresa el "suelo ético" aprobado por el Parlamento Vasco como punto de partida común para la construcción de un marco de convivencia en Euskadi. Esta incorporación era el leit motiv de las aportaciones realizadas al Plan de Paz por parte del Partido Popular y también de algunas asociaciones de víctimas del terrorismo.
El Plan fue presentado por el Ejecutivo vasco a principios de verano como una propuesta abierta a la sociedad con el objetivo lograr un consenso lo más amplio posible en el modo de contribuir a consolidar de forma definitiva e irreversible la paz y, al mismo tiempo, promover la mejora de la convivencia social y política, deteriorada por tantos años de violencia. El propio texto fijaba un plazo para que distintas organizaciones ofrecieran sus aportaciones y opiniones.
Transcurrido este tiempo -el plazo concluía el 20 de septiembre pasado-, se presentaron un total de 28 aportaciones, de las que cuatro son iniciativas de particulares. Ninguna de ellas estaba planteada en realidad como una enmienda, sino que todas planteaban objeciones al lenguaje utilizado en el Plan o a la manera de abordar la lectura del pasado, sin cuestionar la esencia del documento, ni el objetivo ni la metodología.
Recelos y críticas El documento fue recibido con algunos recelos y críticas por parte de varios partidos y asociaciones de víctimas, que consideraban que no era lo suficientemente beligerante con ETA y la izquierda abertzale y que equiparaba a los damnificados por el terrorismo de la organización armada con otros afectados por distintas violencias. Bildu, por su parte, consideró que no se hacía el suficiente hincapié en el reconocimiento de otras violencias por parte del Estado. Por contra, recibió halagos y un importante espaldarazo desde organizaciones como Amnistía Internacional, así como de investigadores y académicos de varias universidades de EE.UU., que le entregaron al lehendakari Iñigo Urkullu un elogioso informe preliminar durante su reciente visita al país norteamericano.
Una vez recibidas las distintas propuestas, y tras varias reuniones a múltiples bandas durante estas semanas, la Secretaría de Paz y Convivencia ha considerado oportuno reforzar y explotar la importancia del denominado "suelo ético" a la búsqueda del mayor consenso posible como base para mirar al pasado y proyectar el futuro de convivencia. Aunque desde el Gobierno vasco ya se insistió en que el "suelo ético" formaba de partida parte consustancial del Plan, el hecho de reforzar este compromiso y de que fuera la principal exigencia del PP incrementan las expectativas sobre un apoyo crítico o, al menos, un rechazo no beligerante por parte de los populares.
En este sentido, esta incorporación revaloriza el primero de los microacuerdos recogidos en el Plan sobre el "compromiso ético para una valoración compartida del pasado", que necesariamente ha de ser crítica, uno de los aspectos más polémicos o que pueden generar mayor tensión entre las formaciones políticas. Este microacuerdo, además, incluye el informe de vulneraciones de derechos humanos y la creación del Instituto de Memoria y Convivencia.
Mismo espíritu Así, el Plan que se aprobará el día 26 contendrá un nuevo preámbulo en el que se plantean los mínimos éticos y democráticos a compartir por todos y la postura ante el final de ETA tras su declaración de cese definitivo de la violencia hace dos años. Asimismo, se aborda la narrativa del pasado y la respuesta a las vulneraciones de derechos de distinto signo. Finalmente, plantea las prioridades para el futuro en paz y convivencia.
Con todo, el propio secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, ya advirtió hace algo más de un mes tras cerrarse el periodo de alegaciones que el Plan incluiría algunas de las mejoras planteadas en aras al consenso pero que mantendría su espíritu. "Tenemos la voluntad de incorporar todo lo que se pueda, incluso si pensamos que ya está incorporado, siempre y cuando no sepultemos el espíritu del Plan", afirmó.
Tras su aprobación definitiva por parte del Ejecutivo, lo previsible es que el Plan se ponga en marcha en toda su dimensión, con toda la batería de iniciativas que contiene. La principal incógnita será ahora el nivel de consenso que alcance el nuevo documento después de las incorporaciones previstas.