Bilbao. Mientras el Gobierno Vasco mantiene los habituales cauces institucionales con el Ejecutivo español, el PNV ha activado una diplomacia paralela para trasladar sus reivindicaciones en defensa del autogobierno, y para tejer complicidades no solo con el gabinete de Rajoy sino también con otras formaciones de Madrid en momentos delicados para el gabinete de Iñigo Urkullu como la prórroga presupuestaria. Unas gestiones discretas de las que el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, únicamente ha dado cuenta en las dos últimas asambleas nacionales del partido. Quienes conocen su labor destacan que el jeltzale redobló sus contactos en mayo, cuando quedó patente que el PNV debía buscar otra vía para hacer valer sus propuestas ante las medidas recentralizadoras de Madrid, ya que las enmiendas del Grupo Vasco en el Congreso y las alegaciones de Lakua no habían obtenido más que la callada por respuesta. Para hallar una salida al bloqueo, se reunió con la vicepresidenta española. También intensificó sus contactos en un punto crítico para Urkullu tras la prórroga presupuestaria y ante el bloqueo de la oposición. Dos encuentros con el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, pudieron resultar determinantes para reconducir las relaciones con el socialismo en general, y para que el PSE, en concreto, diera una oportunidad a la búsqueda de acuerdos con el PNV.

En ese calendario figura una fecha clave. El 14 de mayo, Ortuzar se reunió con la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, con Rubalcaba, y con el líder de IU, Cayo Lara. El presidente del EBB desplegó sus contactos en Madrid en compañía del burukide Joseba Aurrekoetxea y del portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban. No era la primera vez que departía con Rubalcaba. Ya habían mantenido un encuentro informal en abril, y quedaron en verse de nuevo. Sin embargo, el contexto había cambiado. Por una parte, quince días antes del encuentro, Urkullu se había visto forzado a retirar su proyecto de Presupuestos sin siquiera someterlo a votación dada su falta de apoyos y, por otra, mientras el PSE negaba su respaldo al PNV en la CAV, el PSOE apelaba a un gran pacto de Estado para defender las políticas de crecimiento ante Europa.

Rubalcaba había comenzado a diseñar su oferta de acuerdo al PP, un emplazamiento que se extendería al resto de los grupos del Congreso. En el transcurso de la reunión, trasladó su propuesta a Ortuzar, quien se mostró de acuerdo con arrimar el hombro en tiempos de crisis, una disposición que chocaba con el rechazo del socialismo a las propuestas jeltzales en suelo vasco. Desde ese punto de vista, un gesto de generosidad del PNV en Madrid podría mover al PSE a reconsiderar su postura, aunque durante el encuentro no se abordó expresamente la política vasca en ningún momento. Sin embargo, sí cabe destacar que el propio Patxi López se encontraba presente en la reunión y, por tanto, escuchó el mensaje conciliador del PNV.

Una semana después, el 21 de mayo, el lehendakari se reunía con todos los partidos para proponer un pacto global, y el PSE daba la sorpresa al suavizar su discurso para mostrarse dispuesto a explorar un acuerdo, un viraje en el que también podría haber influido el formato de la cita ideada por Urkullu: un foro multipartito que complicaba el rechazo de los partidos, ya que nadie querría figurar como el responsable de romper la baraja del acuerdo. Patxi López se mostró complacido por la coincidencia de agendas entre ambos partidos, y dio la bienvenida al PNV porque, a su juicio, había asumido finalmente la necesidad de abordar una reforma fiscal.

Tras ese encuentro, jeltzales y socialistas comenzaron a trabajar en un pacto global sobre fiscalidad, reactivación, políticas públicas y arquitectura institucional, una alianza que llegó a buen puerto y que podría facilitar la aprobación de los Presupuestos de 2014, necesarios para evitar un adelanto electoral. Además, y aunque el PSE se reserve el derecho de ejercer la oposición en las materias situadas al margen del acuerdo, su pacto dotará de cierta estabilidad a la legislatura al contemplar compromisos hasta 2016. Se inauguraba así una nueva etapa de entendimiento tras la política de bloques de Lizarra y la agitada legislatura de Patxi López.

el concierto Ortuzar también aprovechó el encuentro para despejar sus dudas sobre la propuesta federal del PSOE, que contemplaba un apartado inquietante para la CAV: la posibilidad de recalcular el Cupo. Mientras las federaciones andaluza y catalana cuestionaban el Concierto, el PSE trataba de calmar las aguas y evitar males mayores pidiendo blindar la singularidad foral, pero añadiendo una cláusula que abriera la puerta a perfeccionar algunas "deficiencias" en su aplicación, lo que podría interpretarse como un recálculo al alza del dinero que debe pagar la CAV a Madrid. Ortuzar trató de pulsar las impresiones de Rubalcaba, quien reconoció algunas tentaciones contra el Concierto en ciertos sectores del socialismo, aunque quiso lanzar un mensaje de tranquilidad ensalzando la defensa del sistema por parte de Patxi López en el seno del PSOE. Por ello, auguró que la singularidad vasca saldría reforzada del cónclave de Granada. En ese congreso, se mantuvo la alusión a las "deficiencias", pero sí es cierto que la discusión pasó a un segundo plano y que el PSC no insistió en cargar contra el Concierto.

También el día 14, el PNV conversó con Cayo Lara sobre la situación de su partido en la CAV tras la escisión entre Ezker Anitza y Ezker Batua. Lara destacó a Ortuzar que había dado una rueda de prensa para cargar contra los recortes de PP, PSOE y CiU, pero sin incluir al PNV porque, según las fuentes consultadas, IU sería consciente de que los jeltzales "son diferentes". También han mejorado las relaciones entre el PNV y López, aunque son Rodolfo Ares y José Antonio Pastor los interlocutores habituales. Si se tiene en cuenta que el factor personal suele ser determinante cuando surgen puntos de fricción, que Ares, Pastor y Ortuzar se conocieran hace dos décadas y hayan mantenido viva su interlocución podría computar a favor de su sintonía.

Unos minutos después de departir con Rubalcaba y Lara, y según habría relatado Ortuzar en las últimas asambleas del PNV, almorzó con la vicepresidenta Sáenz de Santamaría en compañía de Aurrekoetxea y Esteban. En ese sentido, el encuentro del martes en Bizkaia entre Sáenz de Santamaría, el portavoz de Lakua Josu Erkoreka, Aitor Esteban, y dos burukides entre los que se encontraba el propio Ortuzar, no fue un hecho aislado, sino consecuencia de esa interlocución abonada por el presidente del EBB en La Moncloa.

La CAV atravesaba por un momento muy delicado tras la presentación de los primeros proyectos de Rajoy que invadían sus competencias, tras la falta de avances en la negociación del Cupo, y mientras las federaciones socialistas de Catalunya y Andalucía tachaban de privilegio el Concierto económico. Con todos los frentes abiertos, el PNV decidió redoblar esfuerzos para tejer complicidades. A su juicio, estaban en juego "asuntos de vida o muerte". Los jeltzales trataron de abrir una vía de contacto entre el Gobierno español, el PNV y su grupo en el Congreso. Durante el encuentro, acordaron citarse periódicamente y, en concreto, Ortuzar propuso que una de las reuniones tuviera lugar en Euskadi tras el verano. La vicepresidenta aceptó sin mayores objeciones, aunque pactaron que el encuentro fuera discreto. El PNV quería dejar patente su inquietud por la tramitación de la reforma educativa, la ley local o la de acción exterior, que pasaban por alto el reparto competencial; y quería poner remedio a la falta de avances en la renovación de la Ley de Cupo -que regula lo que debe pagar la CAV al Estado por los servicios no transferidos-, y en el conflicto sobre los cerca de mil millones que adeudaría Madrid a Euskadi por discrepancias en la aplicación de esa norma.

Rajoy habría optado por residenciar el diálogo con el PNV en Sáenz de Santamaría porque, además de ser su más estrecha colaboradora, es ella quien se encarga de la gestión del día a día, mientras el presidente español se centra en la política europea y las grandes decisiones macroeconómicas. El partido buscaba reforzar el canal ya abierto por el lehendakari con el mandatario español, y por el consejero Ricardo Gatzagaetxebarria con el Ministerio de Hacienda de Cristóbal Montoro.

sin avances Tras la cita, los avances fueron tímidos. Mejoró la interlocución, pero no cristalizó en acuerdos en el Congreso, y el PP no tomó en consideración las enmiendas jeltzales. La razón aducida por el Gobierno español pasaba por subrayar que Rajoy estaba jugando otra partida: la de resistir la presión de los mercados y convencer a Bruselas de que estaba poniendo en marcha las reformas oportunas. Por lo tanto, no tendría tiempo para bajar al detalle de la política autonómica. En cualquier caso, la hora de la verdad llegará a finales de año, cuando se aprueben las normas que han estado tramitándose en el Congreso. En el transcurso del verano, Ortuzar departió con la vicepresidenta en tres ocasiones para abordar leyes concretas, y para cerrar el encuentro del martes.

Esas conversaciones atravesaron por un momento crítico el 31 de julio, tras un serio encontronazo por el reparto del déficit. Sobre todo, después de que Madrid pasara por alto su relación bilateral con la CAV. Su decisión de adjudicar unilateralmente a Euskadi un objetivo del 1,2% para este año sin haberlo pactado en la Comisión Mixta desembocó en un cruce telefónico entre el PNV y el Ejecutivo español, aunque la situación pudo reconducirse en septiembre, y se reforzó el canal de interlocución con la vicepresidenta. Madrid retomó la relación bilateral remitiendo la negociación a la Comisión Mixta, donde se pactó un objetivo del 1,2%, pero a cambio de mayor margen para financiar empresas.

Aunque las negociaciones no han dado frutos más allá, el PNV aprecia cierta disposición a "abrir un poco la mano" porque la presión de los mercados y de Bruselas se ha relajado y, por lo tanto, el Gobierno español dispone de un margen de negociación con el que no contaba hasta ahora. Además, su soledad empezaría a hacer mella en el PP, aunque los jeltzales no olvidan que cuenta con mayoría absoluta y que, al menos numéricamente, no necesita apoyos.

Ortuzar sigue profundizando en la vía de la interlocución con Madrid y en darse a conocer entre los líderes políticos de la capital española. Sus inmediatos colaboradores recuerdan que, en una reciente entrevista del jeltzale con una radio estatal, uno de los tertulianos se refirió al PNV como "la fuerza tranquila", una calificación que coincide con el lema empleado por el socialista François Mitterrand en la campaña francesa de 1981, en la que consiguió su primera victoria electoral.

con la izquierda abertzale Sin embargo, las conversaciones no se han circunscrito a Madrid, sino que el PNV se ha mantenido igualmente en contacto con la Generalitat y con CiU, con los agentes sociales, con el sector empresarial y con la izquierda abertzale, con quien habría reconducido sus relaciones tras una etapa de desconfianza y reproches. También en el marco de la asamblea ordinaria del PNV celebrada a principios de junio, Ortuzar reveló que el partido había mantenido encuentros discretos con la izquierda abertzale tras un periodo desértico en sus contactos.

Aunque ambas partes colaboraron para abonar el proceso de paz y para alumbrar la Conferencia de Aiete, el clima de contienda de las elecciones de octubre, y el impasse del proceso de constitución y recomposición interna de Sortu congelaron sus relaciones, que volvieron a activarse a mediados de este año. Los dos partidos escenificaron la normalización de sus relaciones en un encuentro público a principios de julio. Esa vía sigue abierta, aunque con mayor discreción, y esta misma semana podría haberse producido otra reunión entre PNV y Sortu.

La pacificación ha tenido que ser forzosamente otra de las cuestiones que han estado sobre la mesa en las conversaciones de Andoni Ortuzar en Madrid, aunque de momento los jeltzales no han obtenido respuesta alguna a sus demandas. El bloqueo persiste y el partido ha dejado ver su preocupación por el último comunicado de ETA, en el que aprecia un retroceso; y por la suspensión de actividades de Herrira, decretada por el juez Eloy Velasco esta semana.