toledo. La secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, dijo ayer sobre el ataque a la sede del PP de Donostia que "es una prueba que se tiene que tener en cuenta, como muchas otras" para ilegalizar a Bildu. A preguntas de los medios tras un acto sobre la reforma de las pensiones en Toledo, la número dos de la formación popular aseguró que "lo que queda claro es que son actos de violencia, de extorsión y de coacciones" a un partido político y a unas personas que piensan diferente de aquellos que utilizaron el terror en el pasado para conseguir sus propósitos".
Una treintena de simpatizantes de la izquierda abertzale precintó el viernes con carteles a favor de los presos de ETA la entrada de la sede del PP en Donostia al grito de "fascistas", mientras varias personas permanecían en el interior del recinto sin poder salir.
"Puedo decir de manera clara que estas agresiones, como muchas de las que sufre el PP en el País Vasco, no servirán a los violentos para nada, aquellos que defienden la violencia no van a conseguir nada", afirmó Cospedal, ya que "cuando ellos ya mataban y secuestraban a nuestros concejales ya estábamos allí defendiendo la libertad de todos los vascos".
Es este sentido, recalcó que desde el Partido Popular seguirán defendiendo "la libertad de expresar" lo que piensan. "Ni nos van a callar, ni nos van a amedrentar ni nos van a echar, no van a conseguir que dejemos de defender la libertad de los vascos", aseveró la secretaria general del PP.
La tensión entre Partido Popular y la izquierda abertzale ha ido en aumento esta semana tras la operación llevada a cabo contra Herrira. El jueves un parlamentario de la calición EH Bildu llamó "fascista" a Borja Sémper (PP) durante el pleno del Parlamento Vasco y al día siguiente Pernando Barrena volvió a tildarle de "fascista y falangista".