barcelona. "Si el pueblo catalán quiere con tranquilidad que Catalunya sea un Estado propio, CDC hará posible que Catalunya llegue a este horizonte. Si la gente vota libertad en la consulta, Catalunya será libre". Así de rotundo se manifestó ayer el president Artur Mas en el Día del Partido, la festividad anual de los convergentes, congratulándose de que "CDC se mueve con el pueblo de Catalunya, ni un paso adelante, ni uno atrás, al lado de la gente", y lamentado que desde Madrid solo se acepta a su territorio cuando se comporta de forma "obediente, arrodillándose".
A su vez, en su discurso ante militantes y simpatizantes, el líder de CDC denunció "la incomprensión e intolerancia de aquellos que levantan muros para que Catalunya no pueda desarrollarse con normalidad desde el punto de vista de su idioma propio, que no es otro que el catalán", e instó a "no hacer caso" de las advertencias y la "campaña del miedo" procedentes desde el Estado español. "Lo que pasa es que queremos convivir con todos pero siendo nosotros mismos sin renunciar a nosotros mismos", aseveró Mas, quien reiteró que "en ningún caso se levantarán muros ni fronteras porque libres no significa aislados".
A su juicio, "nuestro norte se llama Europa", de ahí que también demandara "no hacer mucho caso de lo que escucháis ahora sobre los riesgos de seguir o no en Europa si Catalunya se independiza". En este contexto, cargó contra la campaña del miedo emprendida con la confianza de que "veréis una Catalunya libre integrada en Europa". Apostó por un Viejo Continente "al servicio de los pueblos y naciones", argumentado que si Europa solo se fija en el poder de los estados, "debería observar con mucho interés y con lupa el movimiento democrático más fuerte, claro, pacífico y poderoso que hay en el mapa europeo, el de la libertad de Catalunya".
réplica al psc Sus palabras coinciden con el viaje que hoy emprenderá a Bruselas y recalcó que la tercera vía supondría un callejón sin salida. "Hemos avanzado mucho pero Catalunya quería ir más allá en esta convivencia dentro del Estado", señaló, en referencia a las críticas vertidas por María Dolores de Cospedal. "Se equivocan -por el PP-, porque la mayoría de las formaciones catalanes lo que han hecho siempre, como nosotros, en lugar de levantar muros, barreras y fronteras, ha sido construir puentes de diálogo. La mayoría de la sociedad catalana se da cuenta de que este Estado no acepta Catalunya tal como es, nos quieren pero siempre obedientes, que no discutamos nunca y que renunciemos a la lengua", se quejó el president de la Generalitat. Mas se felicitó por el comportamiento del Parlament en el debate de política general, que a su entender estuvo "a la altura de las expectativas de la gente que salió a entrelazar sus manos el Onze de Setembre". En este escenario, replicó a quienes consideran que fue una "traición", aludiendo al PSC, porque "lo que habría sido una traición es no mirar lejos y no mirar adelante".
Su prisma tuvo pronto contestación desde el Gobierno español. El portavoz de Economía del Grupo Popular del Congreso, Vicente Martínez-Pujalte, afirmó que, igual que se rechazó en su momento el denominado Plan Ibarretxe, "no nos temblarán las manos en votar que no a la deriva soberanista del señor Artur Mas". "Que se preocupe más de los catalanes, de las preocupaciones de los catalanes, de los problemas de los catalanes que de afianzar esa deriva", apostilló, advirtiendo de que los españoles tienen el derecho a decidir y ese derecho "ya se ejerció una vez". Lo cierto es que Madrid está mirando a Escocia para ver qué efectos tendría su independencia. De hecho, el Ministerio de Exteriores que dirige José Manuel García Margallo tiene recopilados informes que apuntan a la salida automática de la UE y la ONU para esgrimirlos ante la petición de la consulta del Parlament.
Por su parte, el portavoz del PSC, Maurici Lucena, destacó que ERC y la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, Carme Forcadell, "han impuesto a Mas ir al choque de trenes" con el Gobierno español, "lo que nos llevaría a un callejón sin salida". Para el socialista, el objetivo de los dos primeros es ir hacia "unas elecciones plebiscitarias que ellos creen que deberían conducir a una declaración unilateral de independencia", situación que "espanta un poco porque no se ve una mayoría social nítida y extensa, y porque nos podemos meter en un lío considerable".