¿Hay margen de consenso en el Plan de Paz?

Sí. Hemos repasado las aportaciones de los partidos, y vemos convencido a Jonan Fernández de que puede lograr un acuerdo.

Pero las alegaciones son contradictorias. Bildu pide que no se considere a ETA como el principio y el final, y PSE y PP hablan de equidistancia...

Pero eso forma parte del relato de cada uno. Hemos pasado todas las horas del mundo diciéndonos cómo lo veíamos. No hay que reabrir discusiones cerradas. Ese agua mueve poco molino en el Plan de Paz. El plan tiene unos objetivos, y ahora se trata de ver si esa metodología y ese calendario son adecuados o no. A ese núcleo principal hay pocas enmiendas, así que hay margen.

¿Cómo va su relación con Sortu?

Es positiva. Siempre ha tenido una relación bipolar con el PNV. Por un lado, nos ha visto como enemigo a batir, pero también sabe que, sin nosotros, no puede llevar a cabo un proceso serio en este país. Eso hace que a veces prime su necesidad de minar al PNV, y que otras nos tienda la mano pero de modo poco fiable, porque siempre está latente la ambición de sustituirnos.

¿Cómo está viviendo la izquierda abertzale el proceso?

Ellos intentan aparentar -y en cierta medida es así- el control del proceso en lo que respecta a su lado, pero se les ve con cierto nerviosismo porque el bloqueo a quien abre frentes internos es a la propia izquierda abertzale. Durante treinta años ha alimentado un tótem: que ETA se acabaría con una negociación y que conseguiría cosas para Euskadi. La realidad es que no se quiere sentar nadie con ellos, y no va a haber negociación política. Ni siquiera estamos en la negociación técnica. Pero no me regocijo porque, para dar el paso a una Euskadi en paz, hay que resolver esos problemas, aunque ellos tienen que ser parte activa.

¿El PNV habla con los verificadores?

Hemos tenido contacto indirecto no hace mucho. Están a la espera. Les habían encargado una misión que era verificar el alto el fuego. Eso estaba verificado, así que vieron agotada esa parte y, o cesaban su trabajo, o se les encargaba otra misión. Parece que desde ETA podrían estar dispuestos a encargarles otra misión.

La de verificar el desarme.

Esperemos que sí.

¿Irá a la Conferencia de Paz del alcalde de Donostia?

No me han invitado, aunque tampoco creo que tenga por qué ir. Es una conferencia de alcaldes, y los que tienen que ir son ellos. El PNV mandará una representación de alcaldes.

¿El Gobierno español está respondiendo con la necesaria contundencia al auge de la extrema derecha?

No. Tiene que ser más contundente. Los que militamos en ideologías que perdieron la guerra y sufrieron el franquismo vemos como algo natural poner coto a esos comportamientos, porque tenemos el sufrimiento reciente en la familia y no queremos que vuelva a pasar. Pero el PP, en el que seguramente nadie o muy pocos pueden tener esa memoria histórica que tenemos los demás, se tiene que dar cuenta de que hoy en día en España hay una raya que nos divide: demócratas y no demócratas. Y esos no lo son. Y llegará un momento en que vayan en contra del propio PP. Y el PP va a tener muy poca credibilidad si solo actúa cuando van contra él. En Euskadi, por comportamientos similares pero en el otro extremismo, hay gente que ha pasado muchos años en la cárcel. Pedimos el mismo rasero.

El Ayuntamiento de Salamanca dice que, de los papeles incautados por el franquismo, solo va a devolver al PNV los del lehendakari Aguirre. ¿Se verán en los tribunales?

Pues sí, porque eso es nuestro. ¿Son herederos legítimos de Franco, o qué? Si fuera el alcalde de Salamanca, intentaría poner mucha distancia entre quien llevó aquellos papeles allí y su condición de alcalde porque, si no, en el fondo lo que está haciendo es proclamarse heredero del franquismo.