gasteiz. Tres días después de alcanzar un histórico pacto con los socialistas, el lehendakari, Iñigo Urkullu, esbozó ayer en su primer pleno de política general la hoja de ruta que a través del impulso económico y la creación de empleo cimentará el futuro de Euskadi.
Una meta para la que el líder jeltzale seguirá desbrozando el camino que inició hace nueve meses a través de un recorrido en el que, según apuntó desde el atril, existe una fecha clave: 21 de mayo. El jefe del Ejecutivo autonómico logró entonces sentar en una misma mesa a todas las fuerzas con representación parlamentaria y sembró las bases del acuerdo que con el apoyo del PSE y puede que también del PP apuntalará la recuperación vasca. El nuevo objetivo es ampliar ese entendimiento a las demás áreas e instituciones y remar de forma conjunta hacia la salida definitiva de la crisis.
Sin apurar el tiempo que el reglamento fija para la intervención del lehendakari -empleó 75 de los 120 minutos a su disposición-, Urkullu desgranó sus 26 folios de discurso y realzó el valor del "nuevo tiempo de acuerdos" que abre el pacto rubricado el lunes en Lehendakaritza. Esta premisa, común en todos los partidos, privó al debate de enfrentamientos encarnizados más propios del pasado que de una época en la que la necesidad de reacciones ante la crisis que demanda la ciudadanía figura en el frontispicio de todas las fuerzas.
Urkullu siguió estas directrices y retrotrajo a los presentes 15 años atrás, a una foto de jeltzales y socialistas imprimiendo un impulso común a la gestión de la principal institución vasca que no ha vuelto a repetirse desde la era Ardanza.
La tranquilidad que reporta esta nueva realidad, presente en el sereno rostro del lehendakari desde que a las nueve en punto accediera a la Cámara vasca de la mano de su esposa, Lucía Arieta-Araunabeña, es, no obstante, un nuevo principio y no una meta, como el propio Urkullu se encargó de matizar.
Con los pilares políticos encauzados, la construcción de la Euskadi que superará la crisis pasa por proyectos concretos en el ámbito industrial, como los seis de envergadura que describió el lehendakari, o el mantenimiento del estado de bienestar con medidas que esquiven la tijera impuesta desde Madrid. En este marco encaja la iniciativa anunciada por el lehendakari de otorgar una ayuda económica a los pensionistas con rentas inferiores a 18.000 euros para compensar el gasto extra que les supondrá el copago farmacéutico y la ampliación de las ayudas a los demás colectivos desfavorecidos a través de un decreto que el Ejecutivo aprobará el 15 de noviembre.
El inquilino de Ajuria Enea ve la luz al final de túnel de la recesión el próximo año, con una previsión del crecimiento del PIB de un 1% frente al descenso continuado de los últimos ejercicios que a final de 2013 no será una excepción y situará este referente un 1,2% por debajo del año anterior.
Y en el cénit de este negativo balance, los cerca de 50.000 puestos de trabajo que la CAV ha perdido en el último bienio. La estrategia del equipo de gobierno para frenar esta sangría es la puesta en marcha de una batería de iniciativas que incluye la activación de un acuerdo interinsitucional con las tres diputaciones y los ayuntamientos vascos, a través de su representación en Eudel. Un total de 180 millones dotarán a "actuaciones y proyectos concretos" que reforzarán las iniciativa en pro de la reactivación económica.
EUSKADI COMO NACIÓN A diferencia de la suma de apoyos que los partidos están de acuerdo en poner sobre la mesa -aunque con diversidad de recetas- para hacer frente a una creciente tasa próxima al 14% de desempleo y el retroceso económico, el debate sobre un nuevo estatus político-jurídico para Euskadi que contempla el programa de Iñigo Urkullu suscitó las aristas más punzantes del pleno.
Fiel a sus postulados en campaña, el lehendakari mantiene inalterable su hoja de ruta y considera que en este nuevo tiempo donde "el chantaje terrorista ha desaparecido" y el modelo de Estado autonómico "se ha debilitado", "este es el lugar y este es el momento" para abordar cambios. Y ante los recelos de los otrora socios por el cambio en este apartado, Urkullu advirtió de que no pretende que su propuesta de debate sobre la actualización del autogobierno sea "motivo de enfrentamiento", sino que lo que quiere es "alcanzar un marco jurídico compartido, un nuevo pacto, el reconocimiento de Euskadi como nación", meta por la que admitió que trabajará.
En este mismo camino ligado a las variaciones de esta etapa figuran herramientas como la Ponencia y el Plan de Paz que desde el Parlamento y el Gobierno, respectivamente, se han activado. Urkullu mantuvo su apuesta por el foro legislativo, pese a que el reciente desmarque del PSE deja en stand by una ponencia en la que PP y UPyD ni siquiera llegaron a sentarse y que pervive con la representación de PNV y EH Bildu.
Mejor estado de salud disfruta el incipiente Plan de Paz que hoy cerrará el plazo de aportaciones y que, según reiteró Urkullu, será aprobado en otoño. A partir de entonces, el Ejecutivo autonómico trasladará esta iniciativa a Madrid para "seguir buscando el diálogo y el acuerdo", pese "a la escasa receptividad que estamos encontrando en el Gobierno español", criticó el lehendakari. Las relaciones con el Gabinete que preside Mariano Rajoy también estuvieron presentes para demandar acuerdos bilaterales de carácter económico. "La relajación del objetivo de déficit nos marca el camino para la necesaria concertación de los nuevos tributos y el acuerdo del Cupo", destacó Urkullu.
Este será un reto más en el próximo curso político que el lehendari afrontará bajo el mantra de "construir, crear, fabricar, levantar".