"Nada, como siempre"

w Los palestinos no ven ningún futuro a las próximas negociaciones con los israelíes, a pesar de los gestos de buenas intenciones w Unas negociaciones duraderas harían peligrar la coalición de gobierno de Netanyahu

erika jara

Corresponsal en Jerusalén

LAS últimas conversaciones directas entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y el Gobierno de Israel duraron tan solo una semana y fracasaron a causa de la negativa de Israel a congelar la construcción de asentamientos en territorio palestino. Tres años después, y sin que las posturas hayan cambiado, el secretario de estado estadounidense, John Kerry, ha conseguido que palestinos e israelíes se planteen volver de nuevo a la mesa de negociaciones.

Como gesto de buena voluntad, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha anunciado que se liberarán 104 prisioneros palestinos encarcelados antes de los Tratados de Oslo y que forman parte de una lista más amplia de presos a liberar que el presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, presentó como precondición para comenzar las negociaciones. Sin embargo, aunque Israel cumpla su parte, no es éste el factor clave para que las conversaciones consigan avanzar.

Basar la paz en un estado palestino cuyas fronteras sean las de 1967 podría ser algo obvio, puesto que Naciones Unidas reconoció a Palestina en estos límites -como estado no miembro- el pasado noviembre. La detención de la construcción de colonias hebreas en suelo palestino es, según el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, otra precondición lógica. Sin embargo, Israel ya ha anunciado que no piensa aceptar ninguna de las dos. Los hechos lo corroboran: hace unos días Peace Now recogía en un informe que, desde que comenzó el nuevo mandato de Netanyahu, se han avanzado planes para la construcción de 5.000 nuevas unidades de vivienda en colonias. El Haaretz desvelaba además un plan del gobierno israelí para crear una red ferroviaria por toda Cisjordania sin tener en cuenta las fronteras. La insistencia de Kerry y los posibles incentivos ofrecidos parecen ser la única motivación de ambos bandos; a Netanyahu no le convienen unas negociaciones exitosas, ni siquiera duraderas, porque podría perder a la parte de su coalición que se niega a conceder nada a los palestinos, y por tanto, el poder. Y la desgastada ANP, con su dependencia económica del exterior y unas previsiones terribles para 2013-14 no ha tenido más remedio que entrar al juego obligada.

RESIGNACIÓN. "Estoy más esperanzado que hace un mes, porque creo que ha habido una presión de la gente de Palestina e Israel para obtener una resolución a este asunto", declaraba recientemente el expresidente de EEUU Jimmy Carter en una conferencia en el Fondo Carnegie para la Paz Internacional. Frente al optimismo de Carter, el cansancio y el total desencanto entre los palestinos, que hacen chistes con las declaraciones de sus líderes y se van a pasar el día al Mar Muerto cuando Obama visita su ciudad. Ni siquiera el anuncio de la liberación de 104 presos palestinos por parte de Israel les provoca interés. Haitham es un joven refugiado del campo de Deheishe, en Belén; afirma que "tenemos familias de prisioneros aquí y ninguna se fía de que Israel vaya a cumplir lo que promete, porque generalmente nunca lo hace". Para otros, como el jerosolimitano Yusef Daher, del centro Inter-Iglesias de Jerusalén, "la ANP ha puesto la condición de que se liberen a 100 presos palestinos para que por lo menos intentar conseguir algo bueno con todo este circo".

El anuncio de las enésimas negociaciones ha llegado esta vez en medio del Ramadán, con los palestinos más preocupados por las restricciones para acceder a las mezquitas de Jerusalén y llegar al atardecer sin comer ni beber, en medio del verano, que por las declaraciones de Kerry. "Yo cambio de canal cada vez que sale el tema para no enfadarme", dice Hassan, un comerciante de Belén. Omar, exguerrillero de la OLP en los 70 y actual activista del Frente Democrático, explica lo que traerán estas negociaciones: "Nada, como siempre". "Es una pérdida de tiempo. La ANP se ha dejado arrastrar por EEUU porque le hace falta el dinero para pagar los salarios de los funcionarios. Cuando todo esto acabe, la gente la seguirá detestando igual que antes".

Mohammed tiene 23 años, está casado y ayuda a su padre en una tienda de recuerdos en Hebrón a la que nadie se acerca porque está rodeada por dos check points y una colonia. Ni siquiera se había enterado de las noticias sobre las negociaciones. Cuando se lo explican, reacciona, resignado: "Bueno, aunque no salga nada de ellas, siempre está bien que se siga hablando de Palestina y de la ocupación".

Jawad es un contable cristiano de Belén que sí ha tenido tiempo para pensar en ello. "Es una decisión repugnante por parte de la ANP", sostiene. "Lo único que haremos será escuchar las instrucciones de EE.UU. e Israel; al final Palestina se retirará y serán un gran fracaso". "La ANP debería concentrar sus esfuerzos en apoyar la resistencia popular y unirse a instituciones mundiales como el Tribunal Internacional de Justicia." Iyad Burnat, activista de Bil'in, pueblo conocido por organizar manifestaciones los viernes contra el muro, opina igual con respecto a la resistencia popular. "Nunca hemos conseguido nada con las negociaciones; desde la firma de los Tratados de Oslo existen 7 nuevos asentamientos en nuestra zona. Nada ha cambiado para nosotros desde que le tiraron un zapato a Bush hasta que le dieron el Nobel de la Paz a Obama".

A Haitham, refugiado de Deheishe, le preocupa mucho que "esta vez ni se ha mencionado nuestro derecho al retorno". Tras afirmar que "lo hemos perdido todo gracias a las negociaciones", añade: "Si lo que se negocia es simplemente un estado en las fronteras de 1967 sin tenernos en cuenta, nunca habrá paz".

"La ANP debería concentrar sus esfuerzos en apoyar la resistencia popular, no en negociar con Israel"

IYAD BURNAT

Activista del poblado de Bil'in

"La condición de liberar a los presos palestinos se ha puesto para que por lo menos pueda salir algo bueno de este circo"

YUSEF DAHER

Centro Inter-Iglesias de Jerusalén