Sofía. Al cabo de casi seis semanas de protestas antigubernamentales, Bulgaria se encuentra al borde de una nueva crisis política e institucional después de que la noche del martes se produjeran los primeros incidentes violentos. La presión crece sobre el Gobierno del economista independiente Plamen Oresharski, en funciones desde hace menos de dos meses, para que convoque elecciones anticipadas. Los dos mayores sindicatos búlgaros y el principal partido de la oposición, el conservador GERB, insistieron ayer en la necesidad de celebrar nuevas elecciones, después del "asedio" al Parlamento por parte de miles de manifestantes, que impidieron durante horas que un centenar de diputados pudieran salir del edificio.