el cairo. Tres semanas después del golpe de Estado que derrocó al gobierno de Mohamed Mursi, Egipto sigue en una tensión entre leales al depuesto presidente y al nuevo Gabinete. De hecho los islamistas rechazaron ayer de nuevo participar en un proceso de reconciliación nacional, tras los llamamientos hechos por un primer ministro, Hazem el Beblaui, que ayer esbozó las que serán sus líneas de actuación.
El portavoz de la islamista Coalición Nacional para la Defensa de la Legitimidad, Ahmed al Mashar, puso ayer como condición para responder a los llamamientos al diálogo que se restablezca el "régimen legítimo" de Mursi. "Es temprano aún para hablar de reconciliación nacional, ya que primero hay que recuperar el régimen legítimo, y ni el Gobierno actual ni su primer ministro lo son", afirmó Al Mashar, cuya formación está integrada por varios grupos islamistas, entre ellos los Hermanos Musulmanes.
compromiso de diálogo El nuevo Ejecutivo se comprometió ayer a seguir con los esfuerzos para lograr una reconciliación nacional, sin excluir a nadie, en la primera reunión que mantuvo tras su formación esta semana, mientras que el sábado El Beblaui consideró que el consenso es necesario para que el gabinete de transición tenga éxito.
Los Hermanos Musulmanes, formación a la que perteneció Mursi hasta que accedió a la presidencia, difundieron ayer un comunicado en el que presentaron un plan de tres puntos para salir de la crisis actual.
Como primera medida proponen restaurar "la legitimidad constitucional, al presidente, la Constitución y el Parlamento", en respeto a la voluntad del pueblo egipcio. Después piden reformar la Carta Magna y, por último, iniciar un diálogo nacional que reúna a todas las fuerzas políticas para hablar sin límite de todas las demandas de cada grupo.
Por su parte el Consejo de Ministros, encabezado por Hazem el Bablaui, esbozó las que serán sus líneas de actuación durante este periodo. Algunas de sus prioridades serán acabar con las divisiones entre los egipcios, así como afrontar los graves problemas económicos que atraviesa el país.
Además el nuevo Gobierno egipcio se comprometió a cumplir con el principio de separación de los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, y a defender la transparencia en la lucha contra la corrupción política.
En el terreno económico, el Ejecutivo reconoció que el país se encuentra en una etapa "muy crítica y dura", en la que, en su opinión, se necesita sinceridad con el pueblo para explicarle los problemas y sus soluciones.