Nacieron un año después de que Franco muriera. Recién estrenada la mayoría de edad se afiliaron al Partido Popular. Vascos y españoles. Políticos. A priori, una foto común labrada por bases semejantes hasta que cada cual, sin abandonar las mismas siglas, siguió su propio camino. Ahora uno cierra filas con el presidente del partido y la trasparencia de los populares en Euskadi tras el ciclón Bárcenas, mientras el otro pide que se debata la continuidad del líder. Borja Sémper y Santiago Abascal, dos ejemplos de las almas que respiran en el PP del País Vasco.

Sémper es la voz del grupo parlamentario popular en el Legislativo autonómico y uno de los puntales en la nueva etapa. A casi 400 kilómetros, Santiago Abascal vive su particular destierro político en Madrid desde la atalaya de Denaes, la Fundación para la Defensa de la Nación Española. No cambió de melodía cuando llegaron los ritmos pop y mantuvo su querencia por compases anteriores, esos que el PP vasco interpretó durante años bajo la batuta de Jaime Mayor Oreja y María San Gil. Aún así, hace hincapié en sus constantes "expectativas" de volver a Euskadi.

Sémper y Abascal. Abascal y Sémper. Dos formas de ver la política desde un mismo partido que hasta hace bien poco se caracterizaba por un discurso unívoco. Así viven, sienten e interpretan sus vidas bajo el foco mediático y frente a las urnas.

el nuevo discurso del pp

Apoyo al líder sin fisuras

Desde el Ayuntamiento de su Irun natal, Borja Sémper ha encauzado una sólida carrera política que le llevó a estar hasta última ahora entre los posibles recambios de Basagoiti. Su paisana Arantza Quiroga fue quien finalmente asumió esta responsabilidad y también quien le eligió para sustituirle como portavoz en el Parlamento Vasco, la ocupación que el joven dirigente guipuzcoano compagina hoy en día con la presidencia del partido en este territorio.

No deja lugar a dudas sobre su concordancia plena con el nuevo impulso que Basagoiti, Oyarzábal, la propia Quiroga o Alfonso Alonso han imprimido a la política de su partido. "Cuando ETA dejó de matar las propias circunstancias de la política vasca cambiaron. Al PP le permitió respirar y afrontar una nueva etapa mucho más positiva", explica.

Defiende las posibilidades negociadoras que representa para su partido en Euskadi la fuerza del PP en el ámbito español, "una capacidad de interlocución y de influencia" que forma parte del juego político y que, en opinión de Sémper, es perfectamente compatible con la "puesta en valor" del trabajo particular de los populares vascos.

"Nos hemos singularizado por tener una posición muy clara en los temas de corrupción o por decir determinadas cosas que nos da la libertad de no habernos callado ante ETA y de no callarnos ahora ante determinadas cosas", señala.

No teme que en otras latitudes a dirigentes de sus mismas siglas se les atragante el giro del PP vasco, un viraje impensable hace tan solo unos años ante la férrea disciplina que imperaba bajo el paraguas de Génova. "El tema no es ser más progresista, sino una cuestión de hablar con más libertad o menos, y nosotros nos sentimos con libertad absoluta para tratar sobre cualquier tema", defiende tajante Sémper.

Apoya sin fisuras a Mariano Rajoy y defiende su inocencia ante la acusaciones en los tribunales del extesorero del partido.

la vieja guardia

El líder, a debate

Cada marca en su calendario estival supone una conferencia más. Para este exparlamentario del PP, verbalizar su visión política desde la Fundación Defensa de la Nación Española se ha convertido en el día a día que le mantiene entre semana viajando por las diferentes latitudes del Estado y el fin de semana en su Amurrio natal.

Desde esta localidad ayalesa dio el salto a la esfera institucional. Hijo y nieto de político no tardó en conocer la labor consistorial y legislativa en las Juntas alavesas. Y de ahí al Parlamento Vasco. De esos años recuerda con orgullo los 330.000 votos que cosechó el PP en 2001, un techo que le situó como segunda fuerza parlamentaria y que una década más tarde le ha relegado hasta el cuarto lugar.

Abascal considera imprescindible recordar esa evolución electoral para explicar la realidad actual de su partido y el reto que tiene ante sí la nueva líder regional, Arantza Quiroga. "Cualquier relevo tiene que paliar estos errores de los últimos tiempos que no han hecho sino generar desconcierto entre nuestro electorado".

Aguarda, como el resto de la filiación, al congreso que oficializará el nombramiento de Quiroga y de su ejecutiva. Pero Abascal tiene claro que él lo acompañaría de unas primarias que sirvieran no solo para elegir y consensuar a los líderes del partido, sino también para fijar "las líneas a seguir".

Si de él dependiera, no oculta que la receta sería volver a las fórmulas del pasado reciente, al discurso "unívoco y coherente" del PP vasco, donde "podía haber aristas, pero no había lugar para equívocos sobre qué defendía el partido".

Se ampara en los números arrojados por las urnas para calificar de "fracaso" el giro de los populares en Euskadi que voces de la Ejecutiva regional buscan contrarrestar alegando "una mayor cercanía a la sociedad". "Eso es una falacia integral; los electores han ido abandonando el partido y eso es dramática para el PP vasco y para el conjunto de los españoles", matiza.

Esta semana firmó junto al vicepresidente del Parlamento Europeo Alejo Vidal-Quadras y otros miembros del PP una solicitud dirigida a la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, para convocar de forma extraordinaria la Junta Directiva Nacional y sondear el relevo al frente de la formación popular con el objetivo poner fin a la "situación insostenible" creada por el caso Bárcenas.

cara a cara

Enfrentamiento en la Red

Un tuit en el que Sémper calificaba a José Luis Rodríguez Zapatero como el mejor expresidente de la historia del Gobierno de España, tras unas polémicas declaraciones de José María Aznar, provocó el enojo de Abascal y la reprimenda a su compañero de partido a través de esta red social. Sémper alegó que no se había entendido la carga irónica que quiso imprimir al escueto mensaje, pero el enfrentamiento -que meses después ambos consideran anecdótico- saco a relucir una realidad desconocida hasta entonces entre jóvenes de una generación especialmente unida en el impulso de la política popular.

Sémper defiende que para ciertos compañeros de partido "tocar a algunos nombres es casi un sacrilegio", pero él tiene claro que "si Aznar hace algo que no me parece bien yo no me voy a callar porque a un compañero de mi partido no le guste".

Este aspecto también debe formar parte de la "dinámica política", en opinión del aforado vasco, para quien "la lealtad bien entendida es poder discrepar con educación y respeto". "Los partidos políticos tenemos que aprender también a tolerar la libertad permanente", añade.

Abascal tampoco tiene especial interés en rescatar la polémica originada en la red social y admite que se pudo tratar de una broma mal entendida, aunque apostilla que "era hacer una broma con el presidente de honor del PP, con alguien con quien se identifican millones de españoles".

Límites políticos

Extremos ideológicos

Abascal y Sémper también coinciden en negar la existencia de miembros de la extrema derecha en las filas del PP. En el primer caso, el exparlamentario es consciente de que en más de una ocasión le han encasillado en este polo antidemocrático, incluso desde su propia formación. "Las personas que dicen eso no lo dicen en público, no me perturba, pero me entristece que hayan elegido un ataque que hace no mucho otros lanzaban contra ellos", destaca Abascal.

En este contexto, el dirigente amurriarra cita a Pío Cabanillas en su famoso 'al suelo que vienen los nuestros' para dibujar las rencillas que puede haber entre los propios compañeros de filas. "La política no es solo buscar el bien común, también es una lucha de poder, aunque eso tiene más que ver con la naturaleza humana que con la política", apunta.

Sémper también niega la mayor y descarta la participación de compañeros de su partido en la extrema derecha. "No creo que Santiago Abascal ni nadie del PP esté adscritos a la extrema derecha, simplemente creo que tiene unas posiciones muy concretas en determinados temas", sostiene el portavoz popular en la Cámara vasca.