madrid. Mariano Rajoy no se mueve un milímetro de su posición en el caso Bárcenas. Pese a los mensajes entrecruzados con este publicados el pasado domingo, que le colocan aún más contra las cuerdas, y el clamor de la oposición para que dé explicaciones e incluso presente su dimisión, el presidente español optó por situarse de perfil y trasladar un mensaje sin apenas contenido. Aunque le tocó poner fin al silencio del que ha hecho gala debido a la comparecencia de prensa motivada por su reunión con el ministro polaco, Donald Tusk, zanjó toda polémica aferrándose al cargo. "Voy a cumplir mi mandato", constató.

"Voy a defender la estabilidad política y voy a cumplir el mandato que me han dado los españoles", garantizó el presidente del Ejecutivo español, que también aludió a un posible intento del PSOE de presentar una moción de censura. Ahí fue tajante. "Si otros quieren jugar a otras cosas por unas u otras razones, esa es su responsabilidad, pero yo le voy a dar la garantía a los españoles de que aquí hay un Gobierno estable y que va a cumplir con su obligación".

El máximo dirigente popular intentó excusar su eterno silencio y falta de explicaciones afirmando que un presidente de Gobierno "no puede estar saliendo cada día al paso de todas y cada una de las insinuaciones, rumores o informaciones interesadas de todo tipo que se vayan publicando". Mientras el extesorero admitía al juez Ruz que hizo entregas en efectivo a Rajoy, este adoptó una actitud pasiva sin tan siquiera defenderse ante los periodistas, y dejando claro que no tiene nada más que añadir sobre el asunto, remitiéndose a la comparecencia del pasado 3 de febrero, en la que, a su juicio y el de su partido, ya comentó todo lo que tenía que argumentar sobre los papeles de Bárcenas. De hecho, aunque la investigación del caso ha ido avanzando, y hasta Bárcenas le acusa directamente de haber cobrado sobresueldos cuando ejercía de ministro, sostuvo Rajoy que no tiene nada más que añadir. "No voy a entrar en detalles ni a polemizar con nadie", reiteró.

En alusión a la publicación en el diario El Mundo de las imágenes en las que se podían leer los mensajes de texto que intercambiaron Rajoy y Bárcenas cuando ya se conocían las cuentas del extesorero en Suiza, el presidente del Gobierno español señaló que lo único que demuestran "es que no ha habido ni va a haber ninguna presión a la justicia, ni a la administración tributaria, ni a la policía judicial, ni a ningún otro escalón administrativo que tenga que ver con este proceso".

una comparecencia 'cocinada' Pero la obsesión del PP por blindar a Rajoy es tal que ayer, por primera vez, no se respetó un trato no escrito que el Gobierno español tiene con los periodistas en las ruedas de prensa internacionales. En dichas conferencias, los periodistas de cada país únicamente tienen derecho a dos preguntas; es por ello que se reúnen antes y deciden qué van a preguntar y quién lo va a hacer. Tras consensuar que serían los periodistas de El Mundo y de la Agencia EFE quienes interrogasen al mandatario sobre el caso Bárcenas, y para sorpresa de los presentes, cuando Rajoy tuvo que elegir a los dos periodistas a los que les correspondía hacer las preguntas, escogió al del diario ABC en vez de al redactor de El Mundo. Al término de la comparecencia, cuando los periodistas, enfadados, se dirigieron al representante de Abc para encontrar una explicación a su pregunta y al hecho de romper ese pacto, este detalló que había recibido una llamada previa de su director dictándole el texto que debía formular a Rajoy y que simplemente se había limitado a ello.

para cospedal, "son calumnias" El resto de miembros del Gobierno español calcó el discurso de su líder. La vicepresidenta Soraya Sáenz Santamaría negó negociaciones de cualquier miembro del Ejecutivo con Bárcenas y defendió que "la mejor prueba" es que el extesorero "está en la cárcel". Además, aseguró que "en absoluto" el Gobierno está preocupado por lo que pueda declarar Bárcenas ante el juez. Por su parte, la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, rechazó "tajantemente" las "calumnias" y "mentiras" de Bárcenas, y negó la relación laboral del extesorero con el PP. "Hace 23 años era muy difícil saber si se iba a producir la trama Gürtel", indicó, antes de añadir: "Todos nuestros ingresos están declarados a Hacienda y están justificados debidamente". Cospedal negó haber recibido sobres y, preguntada sobre si cobró sobresueldos, contestó: "Nunca". Por último, se negó por dos veces a pedir perdón en nombre del partido por la confianza depositada en Bárcenas.