GASTEIZ. El Gobierno Vasco y el Ejecutivo español han retomado sus relaciones en materia de paz. Dos reuniones celebradas anteayer en el Ministerio del Interior sirvieron para que abrieran una vía de comunicación y pusieran fin a varias jornadas de declaraciones cruzadas en público, con un Gobierno español que no ocultaba sus recelos ante la apuesta de la CAV por reconocer a todas las víctimas y por investigar, incluso, las denuncias de torturas. Los dos gabinetes departieron sobre el Centro Memorial para las Víctimas del Terrorismo, que ya arrancó a trompicones durante el mandato de López, que llevaba más de un año en suspenso, y que se ha convertido en un punto de fricción entre ambos gobiernos, al entender Interior que Lakua busca monopolizar su gestión y dedicarlo a todas las violencias. El ministro llegó a avisar de que el centro, concebido como un proyecto conjunto y centrado en las víctimas de ETA, sería "nacional, gobernado y dirigido por el Gobierno español". Sus declaraciones pudieron interpretarse como un intento de reivindicar su papel en el proyecto, o bien de congelar el debate hasta conocer al detalle los planes de paz de Urkullu. La opción extrema pasaba por que Madrid pretendiera apartar a Lakua de su gestión. Pero el PP de la CAV no cree que llegue a materializarse ese escenario.
La presidenta de los populares vascos Arantza Quiroga aseguró ayer en una entrevista con Radio Euskadi que los dos gobiernos acotaron los objetivos del centro durante su reunión, y llegó a vaticinar que "se va a trabajar tratando de que el Gobierno Vasco, como no podía ser de otra manera, tenga también una participación en el Centro Memorial para las Víctimas del Terrorismo". Fuentes del PP de la CAV consultadas por DNA aclararon que, con sus declaraciones, Quiroga no se limitaría a expresar sus deseos, sino que dispondría de datos que le permiten augurar ese escenario de colaboración. En concreto, argumentan que la popular ha trasladado a Interior su apuesta por la colaboración entre ambos gobiernos, y que "la prueba" de que Madrid habría recogido el guante la ofrecería la reunión doble celebrada anteayer en el Ministerio -un encuentro solicitado por la consejera de Seguridad Estefanía Beltrán de Heredia-, y el mero hecho de que Madrid invitara al secretario de Paz y Convivencia Jonan Fernández, una entrevista concertada por mediación de Arantza Quiroga.
Además, las mismas fuentes creen que el texto del protocolo para la creación del centro da argumentos a la CAV para defender su condición de proyecto conjunto. El convenio, publicado en el Boletín Oficial del Estado del 20 de febrero de 2012, adopta la forma de un "protocolo de colaboración -por lo tanto, conjunto- entre el Ministerio del Interior y la Comunidad Autónoma del País Vasco para la creación del Centro Memorial". En su segundo punto, se avanza que "tendrá su sede en la Comunidad Autónoma del País Vasco". Por todo lo anterior, el texto apuesta por "desarrollar una actuación de colaboración mutua". "Si hay un protocolo que apuesta por la colaboración, y además fija que el proyecto se sitúe en Euskadi, el Gobierno Vasco ya tiene algo que aportar solo por ser la sede", zanjan desde el PP.
No obstante, los populares matizan que debe haber interlocución "pero sin desvirtuar el proyecto", y sin olvidar que la iniciativa partió de una norma estatal -la Ley de Reconocimiento y Protección Integral de las Víctimas del Terrorismo-, de modo que la dirección correspondería a Madrid. A tenor de las posiciones que ha defendido hasta la fecha el Gobierno Vasco, no parece que esas dos cuestiones vayan a convertirse en motivo de controversia, ya que Lakua es consciente de que el centro fue diseñado para recordar a las víctimas de ETA -de todas las violencias se encargará el Instituto de la Memoria-, y asume que la dirección compete al Ejecutivo español. Además, desde Lehendakaritza apuestan por la colaboración.
Discreción Fuentes del Gobierno Vasco no ofrecieron detalles sobre sus gestiones con el Ministerio para preservar la discreción. Se limitaron a señalar que la cuestión formó parte del orden del día del encuentro de anteayer, y que ambos gobiernos "quedaron en trabajarlo". "Originariamente es un proyecto conjunto, y nuestra intención es que siga siéndolo, pero eso se verá en los próximos meses, a medida que avancen las conversaciones", explicaron. Madrid quiere tener perfilado el proyecto para septiembre para que figure en los Presupuestos de 2014 y, aunque todo apunta hacia la colaboración, también podría entender que el acuerdo de colaboración no es vinculante por haberse firmado con el Gobierno Vasco anterior. También podría verse tentado a diseñar el centro a su medida en un momento en que las víctimas han estrechado su marcaje al Ejecutivo español.
La apuesta del PP de la CAV por explorar su eventual papel de mediación con el Gobierno español coincide, por su parte, con una nueva legislatura en la que ha pasado de sostener al Ejecutivo a ubicarse en la oposición. Aunque aún gobierne en plazas relevantes como la Diputación de Araba y el Ayuntamiento de Gasteiz, ha perdido capacidad de influencia en el Parlamento y no resulta decisivo para articular mayorías. Su apuesta por mediar con Madrid podría ayudarlo a situarse en la centralidad, objetivo al que podría contribuir su hipotética incorporación a un eventual pacto fiscal entre jeltzales y socialistas.
Quiroga ha ofrecido también su interlocución al lehendakari para encauzar el Cupo o las inversiones del TAV, aunque el Gobierno Vasco mantiene su propio hilo de comunicación con Madrid, y ha reprochado a la popular que no haya mediado hasta la fecha para evitar las medidas recentralizadoras. De hecho, el PP de la CAV ha cerrado filas en torno a los recortes de Rajoy. Además, que ofrezca su mediación en materia de pacificación podría chocar con su postura ante la Ponencia de Paz, en la que no participa, pero sí podría corresponderse con el perfil más moderado del partido en suelo vasco, donde tiene un menor predicamento el mensaje del inmovilismo. Los populares han abogado, en ese sentido, por abrir sedes a pie de calle y por tratar de ampliar su espectro de votantes.
También se han abierto a realizar aportaciones a los planes de paz, aunque siguen sin dar por buena la alusión a todas las víctimas, aunque el último Euskobarómetro reflejara que el 79% de la CAV avala ese criterio. Desde el PP se limitan asegurar que el partido "tiene mucho que decir en los debates de Euskadi", y que la paz está en la agenda.