vitoria. El próximo 25 de octubre seguirá siendo un día festivo, pese a que el Gobierno Vasco no comparte esta celebración que promovió hace tres años el Gabinete socialista. El deseo de evitar un nuevo caso de división social y política ha pesado más en la actuación del Ejecutivo liderado por el lehendakari, Iñigo Urkullu, quien de momento prefiere dejar las cosas como están, pero que no obstante sondeará a las demás fuerzas parlamentarias para en un futuro elegir una nueva fecha que alcance el máximo consenso posible a la hora de conmemorar la idiosincrasia vasca.

El Parlamento Vasco instauró hace tres años el 25 de octubre como Día de Euskadi, fecha en la que se aprobó el Estatuto de Autonomía del País Vasco. Y lo hizo gracias a los votos de PSE, PP -entonces alineados en el pacto por el cambio- y UPyD, y pese a la oposición de PNV, Aralar, EA y EB, y la ausencia debido al veto de la Ley de Partidos de la izquierda abertzale en la Cámara vasca.

La división que provocó entonces la polémica decisión legislativa ha tenido continuidad en los siguientes ejercicios y el Día de Euskadi se ha convertido en una festividad limitada en casos como el guipuzcoano, donde las principales instituciones -gobernadas por EH Bildu- cumplen cada 25 de octubre con su jornada habitual.

división La decisión del Gobierno Vasco, explicitada ayer por el consejero de Empleo y Políticas Sociales, Juan María Aburto en el Parlamento en respuesta a una pregunta de EH Bildu, no ha sido sencilla de adoptar.

Según ha podido saber este periódico, dirigentes jeltzales han mostrado su disconformidad con la misma y asumen pero no comparten que un nuevo 25 de octubre vaya a mantener su carácter de jornada festiva después de las críticas que esta decisión suscitó entre las filas jeltzales.

Fuentes del Gobierno Vasco recuerdan que desactivar esta realidad, con el debate parlamentario y la búsqueda de mayorías que implica la derogación de cualquier norma, "no entrá en las prioridades actuales". Asimismo, puntualizan que este año se respetará el carácter festivo de la fecha, pero, a diferencia de los dos últimos años, "sin ninguna celebración" a su alrededor.

Aburto definió en el atril como "sarcasmo" que "quienes niegan el desarrollo del Estatuto", en referencia al bipartidismo en Madrid que representan socialistas y populares, "hayan elegido la fecha de su firma" para conmemorar el Día de Euskadi, una fiesta "artificial" y profundamente equivocada" que el Gabinete Urkullu no comparte.

En este contexto valoró que esta fiesta divide a la sociedad, pero también dejó claro que una derogación de la misma fomentaría esa división y trasladaría a la sociedad vasca una sensación de conflicto. "Las fiestas deben servir para cohesionar, no para separar", añadió.

El autor de la pregunta que dio lugar a esta reflexión, el parlamentario de EH Bildu y secretario general del EA, Pello Urizar, destacó en su primera intervención en el atril de la presente legislatura que es "un gran error no dar la vuelta a esta situación" y destacó que esta festividad es "un tema político que entra dentro de los temas identitarios".