NADIE puede dudar de que el Gobierno norcoreano ha logrado poner en vilo al mundo entero, amenazas, lanzamiento de cohetes supuestamente espaciales, pruebas nucleares, movilización de cuatro millones de reservistas y anuncio de destrucción nuclear de ciudades norteamericanas, japonesas y surcoreanas, son cuestiones demasiado terribles como para no tenerlas en cuenta. Pero ¿estamos realmente en peligro de ataque nuclear norcoreano? La pregunta es de difícil contestación aunque lo que sí sabemos es que cada día que pasa parece más difícil, si es que en algún momento existió tal peligro. Incluso hay analistas que aventuran que este verano, el régimen norcoreano volverá a sentarse en la mesa de negociación. El general norteamericano James Marks tampoco ve probable el ataque ya que, según dijo a la CNN, "el riesgo es demasiado alto y Corea del Norte lo sabe". Los movimientos de Pyongyang eran esperados por el Pentágono antes de que estos se produjeran e incluso parcialmente forzados. Según informaciones de Washington, un enviado del Departamento de Estado habría viajado hasta en dos ocasiones para entrevistarse con el gobierno norcoreano.

La sombra de china y EEUU Si bien Corea no está en la pelea por el mar de China Meridional , sí escenifica el enfrentamiento entre: China y Estados Unidos. Y de paso Pyongyang también amenaza a Japón, en disputa con China por unos islotes deshabitados, pero ricos en reservas de hidrocarburos bajo sus aguas. Tras lanzar su cohete portador de un satélite espacial y tratando de impedir más sanciones a la depauperada economía norcoreana, el portavoz de Pyongyang dijo en la ONU que en el mundo había habido más de 2.000 lanzamientos de misiles y un número similar de pruebas nucleares y que Naciones Unidas solo reacciona ante las suyas (en las mismas fechas India hizo una prueba similar y Pakistán también suele realizarlas). Y parte de razón no le falta, aunque a Corea del Norte el que otros lo hayan hecho antes no le exime de su responsabilidad. Pero la reacción de la comunidad internacional capitaneada por Washington también es reveladora.

El pasado mes de marzo, EEUU y Corea del Sur iniciaron unas maniobras de enorme envergadura que los norcoreanos compararon como aquellas con las que se inició la llamada guerra de Corea. Pyongyang puso en alerta a su Ejército y llamó a sus cerca de cuatro millones de reservistas -de todo los del mundo, el Ejército norcoreano es el que cuenta con un mayor número de soldados-. Y tras la llegada de los bombarderos nucleares norteamericanos B-52 declaró el estado de guerra cancelando el armisticio con el que se cerró en falso el enfrentamiento armado entre las dos coreas.

los intereses de las potencias Ahora el régimen comunista ha mandado a casa a sus reservistas en una clara muestra de que la tensión comienza a rebajarse. Pero ¿a quién le interesa esta interminable serie de sobresaltos? A todos. Bueno a todos menos a los propios coreanos, ya sean del norte como del sur.

Una Corea partida en dos cumple los intereses tanto de EEUU. como de Rusia e incluso de China. A Washington le sirve como inmejorable argumento para aprobar el presupuesto para mantener a 53.000 marines en la zona en disputa.

China no puede permitir una Corea unida y aliada de EEUU en su propia frontera y Rusia que, aunque con menos kilómetros, también comparte vecindad con Corea, tampoco está dispuesta a tener un apéndice de Washington clavado en el costado. Pero de estas potencias, quienes mantienen una larvada guerra de intereses no son Washington y Moscú. Las películas de James Bond ya se han quedado obsoletas. Son EEUU y China quienes protagonizan un duro enfrentamiento por el control del nuevo eje estratégico mundial, el eje Asia-Pacífico con una dura lucha por el control del Mar de China.

Pekín llama a la región "nuestro Golfo Pérsico" debido a que investigaciones sobre su lecho marino apuntan a la existencia de unos 18.000 millones de toneladas de petróleo. Y por si esto no fuera poco, más del 50% del tráfico marítimo del mundo atraviesa estas aguas, que supone airucopy04demás que por el estrecho de Malaca circule más crudo que por el canal de Suez.

Esta guerra por el control de esta zona va recorriendo todo el mar de China, con provocaciones armadas en Filipinas, Vietnam..., y ahora Corea. No es casual que coincidan las maniobras conjuntas de Corea del Sur y EEUU, con las que los norteamericanos realizan con los filipinos, en una evidente apertura de la zona en que se retan Pekín y Washington.

No obstante, China tampoco controla al nuevo inquilino del trono de Pyongyang. De ahí que no se haya opuesto a las sanciones de la ONU, en un claro tirón de orejas a Kim Jong-un, al tiempo que el Ministerio chino de Exteriores señalaba paradójicamente que su país "no abandonará a Corea del Norte".

los amigos preocupan más El joven mandatario norcoreano, gris y con poca popularidad, ha irrumpido a golpe de misiles y pruebas nucleares en busca del prestigio necesario para dirigir un país en el que el culto a la personalidad del líder es su piedra angular. No obstante, EEUU parece haber dado por perdida la batalla para impedir la nuclearización de Pyongyang, al tiempo que ve muy improbable que utilice armamento nuclear. Su preocupación, está en que esta tecnología se extienda por toda la zona. Y es que Washington tiene muchos indicios de que ese escenario es posible. Incluso su fiel aliado, surcoreano está intentando obtener el plutonio necesario. EEUU ha negado a Seúl la posibilidad de reciclar las casi 15.000 barras de combustible nuclear almacenadas de los residuos de sus centrales porque de ese reciclaje se puede obtener el plutonio para una bomba. Además hay que recordar que el primero que inició un programa nuclear en la península de Corea fue Seúl, paralizado por Washington mediante un acuerdo que expira el año próximo. Además Japón también podría desarrollar su bomba. Ante este panorama, los mayores esfuerzos de la Casa Blanca se centran ahora en contener a sus propios aliados.