vitoria. Conserva como oro en paño una poesía que desde prisión Luis Álava Sautu envió a su madre, a la sazón sobrina del reo, para felicitarle por su primera comunión. Era mayo de 1943 y solo faltaban tres días para que una docena de rifles arrebataran la vida al expresidente del ABB. Luis Onaindia exhíbe este ejemplo como muestra de la templanza que su familiar demostró hasta los últimos instantes. Ahora, siete décadas después de ese asesinato, asiste satisfecho al recuerdo tributado por el PNV.

¿Qué supone este homenaje?

Es un motivo de orgullo, sin duda. Algunos miembros de mi familia creen que 70 años son muchos; sabemos que durante 40 años de dictadura no se pudo hacer nada, pero los otros 30 han ido pasando mientras veíamos cómo la democracia era algo que estaba por venir hasta que se asentó.

¿Cómo ha vivido su familia toda esta historia de puertas hacia dentro?

Fue duro porque en nuestra propia casa la tradición oral era una losa. De hecho, si hoy en día hubiera estado viva mi tía Maritxu, la hermana pequeña de Luis Álava, no hubiera permitido que este acto se hubiese celebrado. La voluntad del finado estaba clara, dejó patente que no quería ser ningún mártir ni que se recurriera a su memoria para que las futuras generaciones viviesen en el rencor. En ese sentido, mientras sus compañeros en la cárcel estaban aterrorizados por la muerte él se fue tranquilo.

¿Cómo explica esa templanza ante un pelotón de fusilamiento?

Dijo que estaba tranquilo porque a diferencia del resto de la gente él ya sabía el día y la hora a la que iba a morir.

¿El PNV tenía una cuenta pendiente con su antepasado?

De alguna manera, sí, por lo que estamos muy orgullosos y satisfechos de este homenaje. Durante mi militancia política, hace unos cuantos años, solo oí nombrar su nombre una vez en un mitin. Ahora creo que se conoce lo que hizo, e incluso ya tiene una calle en Vitoria con su nombre.

¿Por qué en Euskadi no somos muy dados a este tipo de recuerdos?

Por estudios y trabajo estuve durante muchos años fuera de Euskadi y cuando volví constate una fractura social. Afortunadamente, creo que esa fase ha concluido.

Si hoy en día Álava Sautu viviera, ¿qué pensaría de la Euskadi actual?

Pensaría que la cuestión de ETA es algo que tenía que haber acabado hace mucho tiempo. Si viese las burradas que se han hecho en nombre de un ideal estoy seguro de que hubiera abjurado de ello y hubiese regresado a la tumba. Esta última etapa de esperanza le hubiera gustado más, sin duda.