washington. La Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) envió durante décadas bolsas repletas de fajos de billetes a las oficinas del presidente de Afganistán, Hamid Karzai, en Kabul, según informaron varios asesores del dirigente afgano al diario estadounidense The New York Times. El dinero llegaba de forma mensual hasta la sede metido en maletas, mochilas e incluso bolsas de plástico.
"Lo llamábamos dinero fantasma", ha declarado el antiguo jefe de personal de la oficina del presidente afgano, Khalil Roman, que se mantuvo en el cargo desde 2002 hasta 2005. "Los billetes llegaban en secreto y eran repartidos en secreto", añadió. Según el New York Times, la CIA, que ha preferido no hacer ninguna declaración por el momento, ya había admitido en el pasado el envío de ayudas económicas a algunos de los colaboradores y familiares más cercanos a Karzai. Sin embargo, los datos publicados ayer evidenciarían la entrega de ingentes sumas de dinero en efectivo; unas cantidades que podrían no estar sujetas a las restricciones impuestas a la ayuda oficial estadounidense a Afganistán ni formarían parte de los programas de asistencia oficiales de la CIA.
Además, según el diario, gran parte de estos fondos ha ido a parar a manos de jefes militares y líderes políticos, muchos de ellos vinculados con el tráfico de drogas e incluso con grupos talibán. De este modo, paradójicamente, los envíos de la CIA han servido para reforzar a las mismas redes delictivas y terroristas contra las que luchaban las fuerzas estadounidenses, según apunta la publicación.
En esta misma línea, un funcionario estadounidense ha asegurado al diario que, aunque en principio el dinero fantasma estaba destinado a fomentar la influencia de la CIA en la región, el envío de estas grandes sumas de dinero sólo ha servido para promover la corrupción en el país e incrementar el poder de los grandes señores de la guerra afganos. Según los asesores de Karzai, la entrega de dinero en efectivo ha sido un "procedimiento estándar" por parte de la CIA en Afganistán desde el inicio de la guerra, que comenzó el 7 de octubre de 2001.
Las autoridades afganas han subrayado que, a pesar de la innegable entrega de dinero estadounidense a las oficinas del presidente, no existen pruebas de que Karzai haya sido beneficiario de alguno de estos pagos, ya que el encargado de administrar el dinero era el Consejo de Seguridad Nacional afgano.
Los asesores han señalado al general Abdul Rashid Dostum, el hombre fuerte de los uzbecos, como uno de los máximos receptores. Según estas fuentes, Dostum llegó a recibir la suma de 100.000 dólares mensuales (más de 75.000 euros) procedentes de los envíos de la agencia. El general, que ha preferido no hacer comentarios al respecto, fue una pieza clave de la alianza que derrocó a los talibán en 2001, si bien ha sido acusado en reiteradas ocasiones por grupos de Derechos Humanos de cometer extendidos abusos.