Gestionar el día después
CUENTA la historia que la decisión del periodista de la CBS, Walter Cronkite, de meter día a día durante años las escenas sangrientas de la guerra de Vietnam en los hogares norteamericanos, fue lo que ayudó a crear una conciencia nacional antibelicista entre el público y el Gobierno. De hecho, la prolongada intervención estadounidense hizo que en sus círculos más íntimos el presidente Johnson llegara a comentar aquello de "si hemos perdido a Cronkite, hemos perdido la calle". Salvando las distancias, en Euskadi podríamos trazar un paralelismo con la realidad que se vive tras retirar el Gobierno su proyecto de Presupuestos. La oposición quiere que cale la fotografía del fracaso. Y el Ejecutivo, con su decisión, ha querido evitar la de la derrota en la Cámara. Pero a partir de ahí, la vida sigue. Hoy ha vuelto a amanecer en Euskadi y es tiempo de que, el día después, alguien explique de forma convincente por qué se han hecho las cosas así. Es la hora de la pedagogía que evite desengaños en 1.122.379 personas. Las mismas que eligieron el 21-O a sus representantes. Las mismas que se preguntan si queremos unos Presupuestos buenos para Euskadi o idóneos para alcanzar acuerdos. Si prima el interés político o el de país.
El día después, el Gobierno sigue teniendo varios problemas encima de la mesa. La necesidad de gestionar bien la prórroga, de conseguir apoyos para aprobar las Cuentas de 2014 y su debilidad. Su problema se sigue cifrando en los 27 parlamentarios que posee. En la necesidad de pactar. Y para que sus días no se parezcan a una montaña rusa, debe hacerse una pregunta habiendo comprobado que la geometría variable en Gasteiz no funciona: ¿compensa atarse al PSE el resto de legislatura teniendo en frente a EH Bildu? ¿Es posible con quien fuera lehendakari liderando el socialismo vasco? A día de hoy, no. Cuando López concurra a la Secretaría General del PSOE, será distinto. Y para eso, probablemente haya que esperar a otoño. Hasta ese momento, los ciudadanos no deben asumir los problemas que se cruzan en el camino de los políticos al gobernar. Se tenga una cómoda mayoría o se haga en solitario requiriendo acuerdos constantes para sacar adelante todo tipo de iniciativas como en Catalunya o Nafarroa.
En Euskadi hay un problema de Presupuestos pero también de credibilidad. ¿Cómo el PSE puede explicar a un ciudadano de Gipuzkoa que haya permitido a Bildu sacar adelante sus Cuentas y se niegue a hacer lo propio en Gasteiz? ¿De qué forma el PP puede mirar a los ojos de los vizcaínos después de que haya podido aprobar sus Presupuestos en el Ayuntamiento de Gasteiz con el apoyo del PNV y ponga palos en las ruedas en el Parlamento Vasco? ¿Qué modelo económico ofrece EH Bildu?
Los políticos se parapetan en el ruido y la ciudadanía pide explicaciones. ¡Claro que la votación no se ha producido para evitar la derrota de un Gobierno con meses de legislatura! Pero también para no retrasar más el inicio de esa etapa en que las relaciones con el PSE serán más fluidas. Con un socialismo, todo sea dicho de paso, a quien erróneamente se está dando oxigeno y un protagonismo similar o mayor al que tuvo cuando gobernó en 2009; ocupando ahora la bancada de la oposición con sus 16 valiosos escaños.
La ciudadanía está demandando, que como el Gobierno, los líderes de la oposición den explicaciones. Que demuestren que no estamos rodeados de impostores. Porque eso también es una forma de abanderar la calle. Ya tienen la fotografía que querían de un Gobierno desgastado, ¿y ahora qué? La sociedad no puede tener la sensación de que nadie asume su representación. Es más, resulta peligroso pensar que el futuro pasa por el modelo de desgobierno italiano donde los partidos han reelegido a Napolitano como presidente tras seis votaciones. Resulta decepcionante imaginar que nadie va a saber gestionar el día después.
@aorrantiah
Opinión
Andoni orrantia